jueves, 29 de agosto de 2019

Amor Supremo - Final De Temporada: Parte II


'Cuando no hay amor en la ciudad, este nuevo siglo te tira para abajo. Todos los lugares donde estuviste, tratando de encontrar un amor supremo’
-Robbie Williams



Ahí estaba, cara a cara con el Sr. Q. En esa calle pobremente iluminada, estoy seguro que lo único que se veía era el reflejo de mis ojos llorosos. Esta era quizás la última vez que lo iba a ver, y no estaba listo para despedirme de él. Me guardo la mayoría de las cosas que nos dijimos, ni siquiera recuerdo bien las palabras que me salieron en medio de toda esa neblina de pensamientos. Lo que sí recuerdo es que le dije que lo iba a extrañar muchísimo, él dijo lo mismo. Nos abrazamos fuerte, como nunca antes y recuerdo que me salió decirle algo así como que cuando nos volviésemos a ver, todo iba a ser diferente. 

No le pude decir ‘Te Amo’, porque en el fondo, yo sé que él lo sabía. No era necesario, supongo que sentirlo es mejor que escucharlo. Como el verdadero amor en sí. Me tenía que arrancar de ese momento antes de comenzar a llorar fuerte. Le dije que se cuidara y que escribiera de vez en cuando. Y me fui. No quería mirar atrás para que no me viera llorar. Pero a penas llegué a la esquina, me desahogué en la Cañada. Regresé a mi casa llorando todas las lágrimas que había acumulado y bloqueado. Ni siquiera me daba vergüenza la gente en la calle. Por un tiempo no salí de mi casa, no vi a nadie, no hice nada. 


Unas semanas después había llegado el gran día. La boda de uno de mis mejores amigos. La primera boda gay del grupo. Y había que celebrarla con todo. Viajamos a Traslasierra al civil y a ayudar con los preparativos de la boda. Ese aire fresco y el amor de mis amigos era todo lo que necesitaba para sobrevivir el duelo.

En el colectivo, mientras veía todos esas hermosas montañas pensaba en el Sr. Q. En que cosas estará haciendo. Si me extraña todos los días como yo a él, si me extraña el doble todos los domingos como yo a él. Y recordaba todo lo que habíamos vivido juntos. La primera vez que lo vi realmente por lo que era y no por lo que demostraba ser. La primera vez que apoyó su cabeza en mi hombro y sentí que se me frenó el corazón. La primera vez que me besó, sin querer en los labios, o quizás fue queriendo. Esa vez que dormimos en la misma habitación y que no pude pegar un ojo en toda la noche. Esa vez que me abrazó y se le paró y nos hicimos los que no sentimos nada. La primera vez que me rompió el corazón y se acostó con un amigo mío. La primera vez que sentí que me miró diferente. La primera vez que conversamos sin esas barreras que nos ponemos. Esa vez que me agarró la mano en medio de la lluvia torrencial volviendo a casa. Todas esas veces. De la primera a la última. Y entonces pensé que quizás nada de esto hubiese sucedido si hubiésemos estado en una relación desde el principio. Quizás todo se hubiese acabado a las dos semanas y ahora ni siquiera nos reconoceríamos en la calle. Quizás solo sucedió lo que tenía que suceder y eso es todo. Fue amor, es amor y será amor. 

Nos encontramos. Eso pensaba mientras filmaba el civil de mis amigos con el celular, tratando de no lagrimear para no mover el pulso. Con lo difícil que es encontrar el amor en estos tiempos, en este mundo, NOS ENCONTRAMOS. ¡Y que bueno que haya sucedido!.

Como mis amigos que se casaban ese día. Recuerdo el día que se conocieron. Mi amigo estaba descreído del amor. Acababa de terminar una relación y no quería saber más nada de volverse a enamorar. Eso me decía esa noche que íbamos caminado hacia Güemes a festejar el Día del Amigo en Milk . Estaba totalmente abatido y desesperanzado. Y esa misma noche, entre el grupo de amigos, le presenté a otro de mis amigos. Nunca se habían cruzado. Los senté uno al lado del otro. Para los que no creen que existe el amor a primera vista y los flechazos, esa noche existió y la química entre ellos fluyó instantáneamente. Cuando volvimos esa noche, ambos estábamos sorprendidos y él me confesó que estaba enamorado. Unos pocos años después estábamos acá, yo acomodándole la corbata para su Civil. Mientras el se fumaba su último pucho de soltero, recordábamos todo esto y que rápido sucedió todo. Ya podía sentir la emoción comenzando a apilarse en mi cuerpo. Después del arroz a la salida del Civil dimos vueltas a la plaza y todos los conocidos saludaban a los recién casados. Y ese ritual que me pareció siempre una tontera, en este día era lo más lindo del mundo. Porque eran mis amigos los que se casaban. 


Al otro día durante la ceremonia de los votos, hasta el más escéptico de mis amigos lagrimeó. Todos lagrimeamos. Todos estábamos ahí y aunque llovía y había neblina, lo que sentíamos era claro, era amor supremo. La fiesta estuvo igual de llena de amor y de diversión, estábamos ahí todos juntos y compartiendo un momento único. 

En el medio de la fiesta, me fui a lavar las manos y de repente un desconocido se me acercó y me preguntó si me llamaba Pablo. Por un microsegundo pensé que la conversación iba a ir por otro lado. Cuando le dije que sí, me dijo que era amigo de Mateo. Me cuestionó porque nunca más le contesté y qué había pasado. Le expliqué que tardé en responderle y, cuando lo iba a hacer, Mateo me había bloqueado de todos lados. Así que era imposible comunicarme con él. Le dije que estaba dispuesto a hablar con él si me desbloqueaba. ¿Cómo se había colado este drama en esta fiesta? No tenía idea. Semanas después seguí esperando que Mateo me desbloqueara, pero nunca sucedió.


Esa noche, mientras las neblinas bajaban desde las montañas, y todos bailaban los últimos temas lentos de la fiesta. Me imaginaba lo lindo que sería tener al Sr. Q ahí bailando conmigo. Y de cuánto lo iba a extrañar a él y a todo lo que nunca pudimos vivir. Quizás en otra vida, quizás esté sucediendo en un universo paralelo. Me encantaría estar en ese universo ahora bailando con él.


Así satisfechos de tanta paz y felicidad llegó a su fin nuestra primera boda gay. 

Al volver a mi departamento, éramos solo yo y ese sentimiento de soledad, esa sensación de que ya no iba a haber Sr. Q por un largo tiempo y de que me iba a tener que acostumbrar a la idea de que no iba a volver. Pero mi deseo era que ambos volvamos a encontrar un amor como este. ¿Acaso eso no es el amor más supremo que existe?¿el amor más allá de todo?

Por suerte unas semanas después tenía que viajar a Buenos Aires para ahogarme con películas en el Festival de Cine Independiente. Mientras esperaba un taxi apareció un chico a lo lejos. Me resultaba familiar. Era Martín, mi ex número 2. Era imposible olvidarme de esos ojos penetrantes, de sus cejas frondosas y de su mandíbula tan...besable. Hacía seis o siete años que no lo veía, ni sabía nada de él. Estaba igual a como lo recordaba, con algunas canas sexies. Nos abrazamos. No lo podíamos creer. ‘¿Cómo andás?¿te vas de viaje?’ me preguntó. ‘Si, por unas semanas…¿Cómo estás? Tanto tiempo….’ todavía sorprendido. ‘Muy bien…’ me respondió y se hizo un silencio. Ambos queríamos seguir la conversación, pero justo conseguí un taxi. ‘¿Querés que nos juntemos cuando vuelvas?’ me preguntó. ‘A tomar algo, nos ponemos al día’. ‘Dale, sí’, contesté entusiasmado. ‘Te escribo’...’por facebook’, aclaró. ‘Dale, sí’, recordando que nos teníamos todavía. 


Mientras me alejaba en el taxi me preguntaba ¿Cómo alguien puede dejar esta ciudad? Si está llena de historias y de amores supremos. A veces se desencuentran, a veces se reencuentran y a veces, están ahí, sólo hay que dejarse querer encontrar. 

Nos vemos en la próxima temporada….
Escrito Por Pablo M. Acuña

Pregunta para el foro: ¿Cuál fue tu historia de amor supremo?

domingo, 24 de febrero de 2019

Despedidas - Final De Temporada: Parte I



'Nunca voy a dejar acercarte a mí, por más importante que seas para mi. porque cada vez que me abro, me lastima. Pero cada vez que me lastimas, menos lloro. Y cada vez que me dejas, estas lágrimas se secan más rápido. Y cada vez que te vas, menos te amo...Es triste pero verdad: soy demasiado bueno en las despedidas’
-Sam Smith



Era de esas noches en las que das vueltas en la cama sin poder dormir. Desperté a las 4:00,
a las 4:45, a las 5:13 y a las 5:33. Se ve que tenía muchos asuntos pendientes. Por un lado Mateo, que me había decepcionado. Me mintió que no podía venir a Córdoba, y en realidad vino a escondidas. Además mi amigo lo había descubierto esa misma noche en Grindr y cerca de nosotros. Es decir todo lo que construí en mi cabeza sobre él se había perdido. Creía que era diferente.

Me escribía diciendo que me extrañaba pero venía a Córdoba a escondidas y seguramente para estar con otras personas. Creía que estábamos avanzando hacia algo serio y era todo mentira. En un punto era mi culpa, en confiar en que alguien sin mucha experiencia en relaciones gays iba a entrar de lleno en una relación ¿En que estaba pensando?¿acaso era hora de decirle adiós? ¿o estaba siendo muy estricto?


A veces cuando conoces a alguien nuevo, querés confiar en lo que te dicen y dejarte llevar. No sospechar ni proyectar tus experiencias pasadas en las nuevas, porque, claramente no sería justo. Pero es cierto que también la gente, muchas veces, actúa igual a todos. ¿O acaso atraemos siempre el mismo tipo de gente que actúa igual?

Ese fin de semana era la Despedida de Solteros de mis amigos. De la primera boda gay del grupo. Estábamos contentos y no quería que todo esto de Mateo lo empañara. Con mi amigo estábamos encargados de comprar el cotillón para la fiesta, fuimos a comprar de todo y nos divertimos con los vendedores. En el medio de la compra me llega un llamado de Mateo. Nunca me había llamado. Además de que no podía atenderlo, no sé si quería. No tenía ganas de hacer todo ese acting de ‘está todo bien’ en medio de cotillón en forma de penes. Porque claro, él no sabía que yo sabía que me había mentido. Entonces desvié la llamada. Por supuesto que volvió a insistir. Todavía no sabía cómo afrontar la situación tampoco. Si decirle que lo había descubierto o si dejar ver hasta donde él sostenía la mentira. Como sea, no era algo que quisiera pensar en medio de máscaras y caretas en forma de penes.

Por supuesto que volvió a insistir más tarde y más de una vez. Es gracioso, porque antes de todo esto nunca me había llamado. Mientras más ignorás a alguien, más te busca. No tiene sentido. ¿Por qué no me llamó unas semanas antes cuando realmente moría por su llamado?


En medio de todo esto, tenía mi otro asunto pendiente: el Sr. Q. La semana pasada su novio me había dicho que él siempre hablaba de mi y justo cuando estaba por contarme algo revelador, se descompuso y se fue a vomitar a un rincón. Por otro lado, el Sr. Q, que actuó toda la noche extraño conmigo. Acercándose de más, diciéndome al oído que iba a terminar su relación y siguiéndome por todos lados. ¿Por qué hacía todo esto cuando estaba borracho?¿por qué nunca hacerlo sobrio?¿por qué todo tenía que ser tan ambiguo entre nosotros?¿cuándo iba a obtener de el Sr. Q una reacción verdadera y honesta?¿No era hora de despedirme de esta relación para siempre? Estaba exhausto de toda la situación, de estar pensando y analizándolo en vano por todo este tiempo. Era hora de avanzar.

Llegó la noche de la fiesta, tenía que dejar estos asuntos pendientes fuera de mi mente y ponerme en modo despedida de solteros. Nada mejor que festejar con mis amigos para ahogar las penas y celebrar. Celebrar que en medio de todos estos sentimientos confusos y el suplicio de la vida amorosa en esta ciudad, se puede llegar a un final feliz y por fin despedirse de la soltería. SI SE PUEDE. Algún día llegará ese día ¿algún día me llegará?


Después de una divertida fiesta con amigos y celebrando con los futuros esposos, decidimos salir a bailar a Club Paraguay a la Fiesta de La Britney. Con cotillón y todo, mis amigos eran los reyes de la fiesta y todos venían a sacarse fotos con nosotros y a felicitar a los futuros esposos. Fue una noche super especial y divertida.

En medio de toda la diversión y el disfrute, uno de mis asuntos pendientes apareció. Mateo me había escrito un texto gigante. Pero no quise abrirlo, no tenía ganas de ponerme a leer y que opaque la noche. Iba a seguir pateando ese asunto el mayor tiempo posible.

Pero siempre que pateás los asuntos pendientes, te persiguen, hasta que te chocan de frente. No, no choqué con Mateo, en el medio de la pista choqué con el novio del Sr. Q: Agustín (pongámosle así, aunque no sea su nombre). El estaba con amigos y miré disimuladamente a su alrededor para ver si estaba con el Sr. Q., pero por suerte no. Esta vez, ambos estábamos sobrios. Se acercó tímido a saludarme. Me agradeció que cuando lo vi vomitando, llamé al Sr. Q y me dijo que no se acordaba nada lo que me había dicho, me pidió perdón. Le expliqué que no era necesario, no me había dicho nada malo. En el fondo quería decirle que nunca completó lo que me iba a decir del Sr Q y de mi. Pero la situación ya era demasiado incómoda. Lo que si hice es preguntarle por el Sr. Q, si había venido con él, como para evitar el bache de silencio incómodo. Me respondió que no tenía idea, que habían terminado la relación. La incomodidad escaló a 1000. No supe qué decirle, así que el agregó información: ‘sabías que se va ¿no?’ , yo no estaba entendiendo nada. ‘¿a dónde?’ -pregunté. ‘Se va a trabajar afuera, a otro país’ me respondió haciéndose el que no le importaba tanto. ‘Ah, no, no sabía’ le contesté, haciéndome el que no me estaba muriendo por dentro. ‘No me dijo nada’. Una amiga vino a buscarlo y se fueron. Yo quedé inmóvil, impávido, sin saber que decir, ni qué hacer.


Después de este dato, no pude sacarme de la cabeza al Sr. Q. ¿a dónde se iba?¿por cuánto tiempo?¿se iba para siempre?¿por qué no me lo había contando cuando nos vimos?¿por eso estaba actuando raro todo este tiempo?¿por eso estaba desaparecido?¿iba a poder despedirme de él?¿pensaba irse sin despedirse?

Era imposible dormir con todo esto en la cabeza y no era para menos. Decidí leer los mensajes viejos de Mateo, para por lo menos cerrar un asunto. En los primeros me hablaba de que había soñado conmigo. Un sueño sexual. Esa es una de esas estrategias clásicas que se usan, cuando querés hablar con alguien y no sabés que excusa poner. Los demás eran mensajes extrañado de porque no atendí el teléfono y el mensaje final y mas largo un planteo de que no entendía porque había reaccionado así, que no esperaba esta actitud tan fría y cortante de mi. Es decir, estaba decepcionado el de mi. Intenté contestarle pero para mi sorpresa, o quizás no tanto, me había eliminado y bloqueado de todas las redes. ¿Quién era el infantil ahora?. No hizo falta despedirse de Mateo, él ya había hecho todo el trabajo por mi. Al menos este asunto estaba cerrado. Ni siquiera valía la pena llorar, ahora iba a dormir un poco más tranquilo.


Pasaron unos días, y todavía no sabía como encarar lo del Sr. Q. No sabía si escribirle o no, quizás ya se había ido. Pero como dije antes. Cuando pateás los asuntos pendientes, tienen esa costumbre de perseguirte hasta que te los chocás de frente. Así fue que una noche volviendo de cenar con amigos en Güemes, me lo crucé de frente. El estaba con una amiga y se sorprendió al verme venir de frente. Mientras nos acercábamos yo pensaba en lo poco mentalizado que estaba para este momento. Después de saludarnos con un lindo abrazo, acompañó a su amiga a tomar un taxi, para quedarse charlando conmigo.




Ahí pensé que quizás esta era la última vez que iba a verlo. Mi cabeza era una ensalada de emociones, sentía desde adentro gestarse unas lágrimas. Había llegado la hora de despedir al Sr. Q y no estaba listo…

Continuará…



Escrito Por Pablo M. Acuña


Pregunta para el foro: ¿Alguna vez tuviste que despedir a un gran amor?