jueves, 8 de mayo de 2008

Té Para Tres



Esa mañana estaba en una cama de dos plazas, a mi lado, un chico familiar. El abrió los ojos y me besó con ternura, como si fuéramos novios hace años. De repente lo reconozco. Es nada más y nada menos que mi amor de secundaria a quien no veía hace años y que por alguna razón estaba conmigo. Golpean la puerta muy suavemente y se abre la puerta. Es una nenita con un osito en pijama que salta a la cama y nos abraza. Nos llama papá. Justo ahí suena mi alarma del celular, el tema “Té Para Tres”. Otra vez el mismo sueño.

Con toda la pereza del mundo, ese Domingo me levanto y me ducho para ir a una cita a las 3 de la tarde. Bastante temprano para alguien que se acostó a las 7.30 de la madrugada. Mientras esperaba a que llegara mi cita, recordé lo que había soñado en esas escasas horas. Y recordé de un comentario que hicieron de mi columna anterior, que decía que los gays argentinos deberíamos dejar de vivir nuestra sexualidad con categorías heterosexuales, con eso se refería (textualmente) a: “tener novio”, “ser fieles” y “vivir en pareja en una casita blanca”. Como si fuera algo exclusivo de los heterosexuales. Igualmente me dejó pensando, porque mas allá de que haya sido una opinión, a veces pienso que esa forma de pensar es justamente la razón por la que cada vez hay menos gays que quieren una relación seria, ser fieles y proyectar un futuro. Pero ¿es esa la razón? ¿Es porque en el fondo vemos como imposible el poder casarnos, formar una familia y tener los mismos derechos legales y sociales que los heterosexuales?

Por supuesto que no podemos echarle la culpa de la infidelidad a eso, pero quizás sea algo que ayuda a la hora tomar decisiones incorrectas. De todas formas no creo que el sueño de querer formar una familia sea algo que solo le pertenece a los heterosexuales. Eso depende de cada persona. Siempre lo repito, no digo que todos los gays tengan que estar en pareja y formar una familia, o tener una relación monógama, sino que así como hay gente que no quiere hacerlo, está bien sola y nunca se le pasa por la cabeza casarse o tener hijos, también es verdad que hay los que si queremos. Y me incluyo en ese grupo. En mi caso yo soy adoptado y para mi una meta muy importante en mi vida es formar una familia. Por todo lo que significa para mí. No me da vergüenza decir que tengo el sueño de casarme con un hombre y el día de mañana adoptar un hijo, es algo que quiero hacer desde siempre. Y voy a hacer todo lo posible para lograr hacerlo en este país. Aunque tenga que vender mis órganos para pagar los abogados.Obviamente no desmerezco para nada la gente que no tiene los mismos planes y mucho menos los que son felices estando solteros, ojalá yo pudiera. Pero no es el caso.


Por otro lado volviendo a la infidelidad, que es un tema bastante amplio, pensaba si finalmente es cierto lo que dicen por ahí y siempre negamos: ¿es verdad que el hombre es mas infiel por naturaleza que la mujer y por consecuencia los hombres homosexuales? ¿Es verdad que los hombres nos guiamos más por nuestros impulsos sexuales que las mujeres? Habría que hacer estadísticas, pero no creo que sea así, creo que depende de la persona y no del sexo. Lo que también creo que es un factor es el hecho de que Latinoamérica sigue siendo muy machista, por lo que estamos acostumbrados a la idea de que el hombre que tiene muchas mujeres, un mujeriego, esta mucho mejor visto que una mujer que tiene muchos hombres, porque nunca escuchamos el termino “hombreriega” y si lo escucháramos, seguramente no lo veríamos como una cualidad buena de una mujer. Todo eso a mi entender hace que los hombres en general vean a la infidelidad, o a esas simples ganas de no conformarse con una sola persona, como algo natural y hasta aceptado (en algunos casos hasta aplaudido). Porque, yo por lo menos, nunca escuché de mujeres homosexuales que se junten a tener orgías en saunas, o de cines porno que tengan salas de contenido lésbico. No acá en Córdoba al menos.

Pensando todo esto me di cuenta que había pasado una hora y unos minutos y mi cita no había llegado todavía. No tenia su número, pero el si el mío. De todas formas era obvio que me habían dejado plantado por primera vez en el año. Y fue la persona que menos esperaba. Es gracioso porque esta columna la iba a escribir basándome en como la pasara en esa cita y todo resultó muy diferente. Esa noche, este chico se conecto y me dijo que se había dormido, que lo perdone. Yo le dije que lo perdonaba, pero que me había decepcionado. El me dijo que yo debería ser más realista y no proyectar una buena imagen de alguien antes de conocerlo. A lo que respondí que no podía hacer eso, porque pase lo que pase, yo siempre voy a esperar lo mejor de las personas, todavía soy joven como para perder las esperanzas de que va a aparecer alguien mejor.

Tampoco voy a perder las esperanzas de que algún día pueda despertar y preparar un te para tres: para mi esposo, para mi hija (o hijo) y para mí. Y así poder decir como la canción: “no hay nada mejor, que casa”

Pabl3Te

¿Tenés pensado en el futuro casarte y formar una familia?