lunes, 24 de noviembre de 2014

Córdoba, Te Amo



Dicen que el amor está a la vuelta de la esquina, pero si hay algo que me ha demostrado la experiencia es que puede estar en cualquier lugar de esta hermosa ciudad. Y no solo eso, también descubrí que cada historia puede convertirse en un amor de película. He aquí algunos ejemplos:

La Plaza de la Intendencia & El Abominable Hombre De Las Nieves

Era profesor de español en Francia y solo venía unas cuantas semanas a Argentina. Hacía mucho frío, era esa época que estaba por nevar en Córdoba. Por esas casualidades de la vida, vivíamos a una cuadra y media. Cosas que solo pasan en esta ciudad. Me invitó a su casa y nos gustamos inmediatamente. Me encantaba que era canoso y tenía cara de bonachón. Me mostró su casa, y yo además de los nervios, me estaba congelando. Mis manos eran básicamente dos icebergs. A él le impresionaba lo fría que estaban, así que me las tomó y trataba de calentarlas. Me abrazó porque sentía que así lo iba a lograr. Y nos quedamos abrazados un rato largo. Se puso cariñoso y comenzamos a besarnos. Me tomó de la mano y me llevó a la habitación. Prendió la estufa al lado de su cama. Mis manos seguían como dos témpanos de hielo, intentamos tener sexo pero mis manos heladas le hacían cosquillas, así que después de un rato decidimos quedarnos abrazados y a los besos. Esa tarde nos quedamos mirando el cielo por su ventana y, según él, estaba por nevar, así que nos vestimos rápido, nos abrigamos bien y compramos unos cafés para llevar a la Plaza De La Intendencia. No cayó nieve ese día, solo un poco de agua nieve. Fue una muy linda cita. Pero ahí quedó todo. No lo volví a ver hasta unos años después y ahora el que era un témpano de hielo, era él. No volvió a saludarme aunque nos cruzamos varias veces de frente. Nunca supe porqué.


La Cañada & El Señor Del Anillo

Habíamos terminado una cita excelente, después de cenar caminamos por la Cañada. Estuvimos toda la noche sin poder besarnos, ni darnos la mano. Nos daba pudor hacerlo en público, eran otras épocas. Nos sentamos a conversar en la Cañada antes de despedirnos, y Martín me dijo: "Bueno, ya está, te tengo que besar, que digan lo que digan". No sé si era por todas las ganas acumuladas pero fue un MUY buen beso y bastante largo. No podíamos parar. De la nada aparecieron unos chicos y cuando nos vieron besándonos comenzaron a aplaudir y se acercaron a darnos la mano y palmaditas. Nos dio gracia y vergüenza al mismo tiempo. Antes de despedirnos me dijo que la había pasado muy bien y agregó: "Pero tengo que confesarte algo". Una de las frases más terroríficas para escuchar en una primera cita. Me dijo que estaba casado y me mostró su anillo, su idea era divorciarse pronto pero no era tan fácil porque tenía una hija. Yo me quería tirar a la Cañada. Le dije que podría habérmelo dicho desde el principio. Yo había visto su anillo, pero pensé que era un anillo más. Que estaba todo bien, pero yo no podía ayudarlo a resolver ese tema y que me llame cuando lo tuviera resuelto. Nunca llamó y no supe más de él.

La Plaza España & Una Serie De Eventos Desafortunados

Nos conocimos en Messenger, eso ya habla de lo antigua que es la historia. No recuerdo quien agregó a quien, pero sí recuerdo que chateábamos todas las noches. Muchos años después, se animó y me invitó a una cita. Pero en ese momento yo estaba de novio, así que le dije que mejor no. Cuando mi relación terminó, fui yo el que lo invitó. Y era el él que estaba en una relación. Porque esas cosas siempre pasan. Hasta que un día el volvió a invitarme y ambos estábamos solteros. Así que fuimos inmediatamente a tener la cita. Recuerdo que fuimos a un bar espantoso, pero la estábamos pasando tan bien que no importaba. Terminamos de comer rápido, porque la comida era horrible y nos queríamos ir de ahí. Así que me dijo de ir a caminar un rato ya que era temprano. Y así caminamos y caminamos. Había mucho viento, en cualquier momento íbamos a salir volando. Yo comencé a tener tos, así que nos sentamos en la Plaza España, que ya estaba decorada para Navidad. El cielo se estaba nublando y parecía que en cualquier momento iba a llover. Nos comenzamos a reír porque todo había salido mal en la cita. Pero cuando la pasás bien con el otro nada de eso importa –le dije- y me miró y sonrió. Entonces me dijo que deberíamos besarnos, para que al menos algo salga bien. Y eso hicimos, ahí entre medio de las columnas gigantes que simulaban ser regalos, nos besamos mucho, mucho tiempo. Eso salió perfecto. Esa noche no pasó de ese beso. Al otro día me dijo que le hubiera gustado invitarme a su casa, pero no se animó. Y le dije que me había pasado lo mismo. Lo dejamos para más adelante, y nunca sucedió. Nunca más volvimos a chatear, ni lo vi conectado. Muchos meses después descubrí en uno de sus mensajes de cumpleaños de facebook, que había fallecido. Me entristeció mucho, aunque ahora cuando paso por la Plaza España, siempre pienso en él, recuerdo esa noche y sonrío.



El Patio Olmos & Nino Quincampoix.

Era mi primera cita con Rafael, mi primer novio. Siempre nos habíamos visto de noche hasta ese día. Estaba muy nervioso porque era una de mis primeras citas y no tenía idea de cómo iba a ser. Nos encontramos en el Patio Olmos, porque íbamos a ver Amélie en el cine. Yo ya la había visto mil veces, pero quería que él la viera. Cuando llegué me estaba esperando y era más hermoso de lo que recordaba. No sabía si saludarlo con un beso o como, así que hice como una cosa extraña y se rió. Rafael siempre hacía chistes de todo y le gustaba ponerme nervioso porque sabía que yo era tímido. En el medio de la película, me tomó la mano, yo me asusté y casi tiro toda la gaseosa. Comenzamos a reírnos, hasta que nos hicieron callar. Durante la película, me acariciaba la mano y ponía su pierna junto a la mía. Hasta que en la parte más romántica de la película (Spoiler Alert) cuando Nino besa a Amélie, Rafael no aguantó más y me besó en la boca. No sé si la gente se dio cuenta o no, no me importaba y a él tampoco. Uno de los besos más lindos que me dieron en mi vida. Esa noche decidimos ponernos de novios y esa forma de besar se convirtió en algo de nuestra relación.

El Teatro 25 de Mayo & Billy Elliot

Nos conocimos en un boliche, hace bastante tiempo, recuerdo que en esa época le di mi mail. El decía que hacía mucho me venía viendo y esa noche se animó a acercarse. Solo me pidió el mail y se fue. Me escribió un mail re lindo y quería que nos conociéramos, pero en vivo, no le gustaba mucho lo de chatear, sentía que en vivo era más real. Así que fui a su casa, me hizo una cena muy rica. La noche estaba hermosa y el tenía un balcón re lindo con reposeras donde nos quedamos charlando toda la noche. El era bailarín, del Teatro 25 de Mayo. Tenía cuerpo de bailarín y era bastante flexible. Eso lo descubrí más tarde cuando tuvimos sexo. Hicimos unas posiciones que nunca pensé que fueran posibles. Hasta que en un momento, nos caímos al piso los dos y morimos de risa. Estuvo muy divertido. Unos días después, me invitó a verlo bailar en el teatro. Yo todavía no estaba seguro si me gustaba o si lo quería como amigo o cuáles eran sus intensiones. Pero esa noche, cuando lo vi bailar en el teatro, ahí me enamoré. ¿Por qué acaso hay algo más seductor que ver a alguien haciendo lo que le gusta apasionadamente?.

El Arco de Córdoba & Robocop

"Ya es hora de conocernos" me dijo esa noche. Y acepté tener una cita con él. Me dijo que me iba a buscar en un taxi y de ahí podíamos ir a su casa aunque quedaba medio lejos. Habíamos hablado por teléfono unas cuantas veces en el chat telefónico, pero era un extraño. La adrenalina y la calentura a veces te hacen hacer esas cosas inconscientes cuando sos adolescente. Le dije que si. No me había mentido en su descripción, era tal cual me había dicho. Era rapado, tenía unos ojos celestes super penetrantes y se le hacían hoyuelos cuando se reía. En el viaje conversamos y escondidas del taxista por ahí me acariciaba las piernas. El viaje se estaba haciendo un poco largo y me empezó a dar un poco de miedo, porque no sabía dónde estábamos yendo. Cuando vi el Arco de Córdoba, comencé a pensar: "listo, este tipo me va a asesinar o me va a raptar y nadie se va a enterar nunca porque no le avisé a nadie que salía con él". Empecé a pensar en cómo escaparme o tirarme del auto en algún semáforo. Supongo que debe haber visto mi cara de susto, porque dijo: "Ya casi llegamos". Entramos a su casa, me dio un vino y nos sentamos a conversar en un sillón. La conversación comenzó a subir de tono. Hasta que dejó la copa y me dijo: "Antes de pasar a la habitación tengo que mostrarte algo". Me agarró la mano y me la apoyó sobre su pierna. Y la fue bajando. Yo creía que era una técnica para que lo tocara, pero de repente me di cuenta que su pierna terminaba y comenzaba una ortopédica. "Soy Robocop"me dice. Y nos comenzamos a reír. A partir de eso ambos nos relajamos y en la cama, me enseño unas muy divertidas posiciones.


El Parque Sarmiento & El Último Tango En Córdoba

Era el 2007, una presentación única de Bajofondo Tango Club en la isla del Parque Sarmiento. Era una hermosa noche de verano, el cielo estrellado y estábamos disfrutando de un recital espectacular en el medio de los árboles. Mientras bailaba con una amiga con la que había ido, veo a lo lejos a Pedro, un chico al que había conocido en otro recital de Bajofondo años atrás y con el que me había besado en el medio de un pogo. Cuando terminó el recital, lo busqué para saludarlo. Y lo vi cruzando el puente para irse. Corrí para alcanzarlo y recuerdo que temblaba de miedo, me latía fuerte el corazón. Le toqué la espalda y le pregunté si se acordaba de mí. Claro que ahí yo tenía 20 kilos menos a cuando nos conocimos. Cuando le expliqué quien era, se acordó y caminamos hasta su departamento mientras conversamos. Me invitó a subir a tomar algo y la pasamos espectacular. Tuvimos sexo escuchando el cd de Bajofondo. A los dos nos encantaba el tema Perfume. Es una noche que nunca voy a olvidar. A las pocos días el se iba a vivir a España, o eso fue lo que me dijo. Lo que no sabe es que semanas después lo vi con otro chico. Una lástima.


Con tantas historias vividas y muchas más por vivir ¿Cómo no amar a esta ciudad? Córdoba, ¡Te Amo!

Dedicado a la memoria de A.R.

Pablo M. Acuña

 pabl3te 
 @pabl3te
 pabl3te@hotmail.com
 youtube.com/pabl3te


Pregunta del foro: ¿Y vos? Contanos alguna de tus historias memorables en esta hermosa ciudad


martes, 30 de septiembre de 2014

El Príncipe+El Guerrero



Había una vez, hace muchos, muchos años, un chico a quien llamaremos G. Nos conocimos en el cumpleaños de un amigo, era un cumple íntimo, por lo que éramos un grupo reducido de personas. Yo estaba ahí por casualidad. Me acuerdo que yo estaba en esa etapa que estaba bastante descreído del amor y no esperaba nada de nadie. Cuando me lo presentaron, inmediatamente conectamos. Tenía unos ojos grandes y celestes. Nuestro saludo fue incómodo, nos dimos la mano y se puso colorado, hizo un chiste sobre el saludo. G era una de esas personas que apenas lo mirás, te causa una sonrisa. Eso me pasa con pocas personas. Esas personas que apenas dicen algo, te causa gracia, por como lo dicen o por los gestos. Esa noche, salimos todo el grupo a festejar a un boliche, y la pasamos estupendo. G se quedó conmigo casi toda la noche. El hacía cualquier cosa y yo me reía y entonces él se reía también. Desgraciadamente, como cuando la pasás bien, la noche se hace más corta. Hacia el final de la noche, todo sucedió de repente, salimos e inmediatamente el cumpleañero paró un taxi y G se fue con ellos. Antes de subirse me dio la mano como en chiste. No nos pudimos despedir bien, siempre me quedó en la mente ese momento, esa mirada, porque fue como que me quería decir algo y no pudo. Yo me quedé con uno de sus amigos que vivía por ahí cerca como yo. Desde el taxi, se quedó mirándome y haciendo caras.



Volví caminando con su amigo unas cuadras y me interrogó sobre si era soltero y otras cosas, yo creía que estaba siendo simpático, pero cuando él tenía que despedirse y doblar en una esquina, me apuntó directo a la boca y casi nos besamos en los labios, pero por un milímetro, y por reflejo, yo corrí la cara. Creía que había sido un error, pero cuando comenzó a sonreír, me di cuenta que no lo era. Yo me quedé sorprendido y en mi lugar, mientras él se iba por su camino, con cara de pícaro.

Al otro día, lo busqué en todos los reinos de las redes sociales, y lo encontré en facebook . Su amigo hizo lo mismo y me encontró a mí. Trataba de convencerme para que nos veamos, trataba de hacerme morder de su manzana. Pero no cedí, a mi me interesaba G y solamente G. Sin embargo el hechizo se había terminado, G estaba algo distante y tardaba en contestarme ¿Por qué siempre el que te gusta tarda más en contestar que el resto de la humanidad? Yo me preguntaba si su amigo le había contado del casi-beso. Chateamos un par de veces más hasta que un día, me dijo que se iba a dormir y nunca más volví a saber de él. Me acuerdo que le escribí un mensaje de esos largos y desesperados que nunca contestó.

Años después, de no saber nada de él, ni haberlo cruzado en ningún lado, ni saber de su vida, apareció su saludo como si nada hubiera pasado. Tuvimos una charla graciosa, de esas que uno tiene cuando le interesa el otro. Los dos estábamos solteros y todo iba bien. Y después de un día para otro, otra vez, desapareció. Nunca más usó su facebook, no me había bloqueado, simplemente desapareció. Me imaginé que usaba uno de esos facebook falsos y que tenía otro "de verdad". El único dato nuevo que tenía, era donde trabajaba. Entonces, durante unos meses, pasé por frente del lugar, tratando de cruzármelo. No como un acosador ja, simplemente me quedaba de paso. Estaba un poco obsesionado, y es que la verdad, para mí, esas conexiones no me suceden muy a menudo, son casi extraterrestres. Hasta que un día el guardia de seguridad me vio cara de sospechoso y me preguntó si necesitaba algo. Le dije que esperaba a un amigo y me creyó. Esperé a que se distrajera y me fui corriendo. Ahí me di cuenta que había llegado muy lejos. ¿Hasta qué punto estaba bien pelearla por alguien que te encanta?¿Y por qué siempre tengo que ser el guerrero y no el príncipe que espera?¿Que ya no queda nadie que quiera ser héroe?¿que tienen que perder?

A veces uno lucha, porque la satisfacción de estar con alguien por quien luchaste se siente espectacular. Pero algunos afirman que cuando realmente hay amor todo tiene que darse naturalmente. ¿Es así?¿Todo debería ser simple?

No lo sé. La verdad es que no conozco muchos casos en que haya sido simple. Lo que si conozco son muchos casos en que todo está tan simple y natural, que ambos se terminan aburriendo muy rápido. ¿Entonces queremos que sea complicado?

Quizás complicado no es la palabra. Está bueno cuando hay algo por conquistar, algo por que luchar y por rescatar. Pero que sea un objetivo claro, alguien que sostenga una promesa y trate de cumplirla. O mejor aún que entre los dos luchemos para conseguir el final feliz. Si hay que tirarse a la pileta, saltemos los dos y tomados de la mano. Porque aunque la felicidad la puede conseguir uno mismo, compartirla con alguien, da mucha más felicidad.


Hace unas semanas, después de años, G me invitó a tomar algo. Pensé: ¡que bueno, al fin tomó iniciativa! Le dije que si y quedó en confirmarme ese día el lugar para encontrarnos. La mañana de la cita, estábamos ahí, ambos conectados, nunca me dijo nada. ¿Esperaba que yo le dijera algo?¿o se había olvidado? No dije nada, abrí su ventana, y cuando estaba por escribirle pensé: ¿Por qué no me dice nada?¿Si le intereso no debería acordarse lo que me dijo?¿De la invitación? Y entonces me detuve, no lo hice. No dije nada. El tampoco.

Cuando mis amigos me preguntaron porque, les expliqué que no sirve de mucho que todo comience así. Uno luchándola y luchándola y el otro esperando que las cosas sucedan. Ellos me dicen que soy complicado. Pero la verdad es que no es tan complicado esperar que el otro sea claro. Así como fui yo con el amigo de G cuando le dije que estaba interesado en otra persona. Tampoco es complicado esperar que si me decís una cosa, la sostengas, que no tenga que andar buscándote, enfrentarme a guardias y dragones para llegar hasta donde estás. Tampoco quiero que nadie me rescate a mí, como dije antes quiero que ambos seamos el príncipe y también el guerrero del otro, que luchemos juntos hacia el mismo lado. Haciéndonos compañía.

Esta era básicamente la diferencia entre el Sr. Q y todos los demás. Cuando el Sr. Q me quiere ver, me escribe con una invitación concreta y clara. Y sé que a él le cuestan esas invitaciones y aunque a veces no le salen del todo bien, valoro mucho que las haga, que tenga esa iniciativa y me predisponen de una manera totalmente diferente a aceptarlas. Más allá de que después sucedan o no, me queda claro que pensó en ese momento estaría bueno juntarse y eso es invaluable.


Unos días después, me armé de valor, me arme de coraje y le dije: "Que lástima que te olvidaste de lo del trago, porque me hubiera encantado verte y tomar algo con vos". Me contestó mucho después diciéndome que se había quedado dormido. Hagamos un paréntesis aquí: seamos sinceros, cuando a alguien le interesa alguien, siempre se puede hacer un tiempo para el otro y nunca, NUNCA se quedaría dormido. Me dijo algo así como que otro día podíamos ir, que le avise. Es decir, que ahora lo tenía que invitar yo. Y así el encantamiento que tenía por él se convirtió en calabaza. Es una lástima, G, no era para mí. De ahora en más, solo príncipes y guerreros. Los bellos durmientes, que se compren un buen despertador.

Pablo M. Acuña

 pabl3te 
 @pabl3te
 pabl3te@hotmail.com
 youtube.com/pabl3te


Pregunta del foro: Cuando conocés a alguien ¿sos el príncipe o el guerrero?¿Preferís que todo sea simple o pensás que el desafío de lo complicado es más seductor? 

martes, 19 de agosto de 2014

Ciao



Después de volver de Buenos Aires, todo parecía estar bastante tranquilo acá en Córdoba. Tranquilo, estable…aburrido. Todo era "Tranquilidad En La Ciudad". El Sr Q, quien sabe donde estaba, o con quien. Por lo que era hora de conocer gente nueva, lo que se está haciendo cada vez más difícil. No solo porque no queda mucha gente por conocer, sino porque o son demasiado chicos o demasiado novios. Muchos de mis amigos conocieron a sus novios por redes sociales, y aunque preferiría que se dé en vivo y en directo ¿Por qué no tratar?

Facebook es muy público: conocés a alguien y lo ve todo el mundo y aparecen los 'roba-amigos'. Twitter es limitado: Necesito más de 140 caracteres para conquistar a alguien. Tinder es lento: hasta que coinciden que a ambos le guste el otro, para eso espero la vida real. Grindr es un catálogo de abdominales y torsos sin cabeza: pero bueno, de vez en cuando, aparece alguien que no quiere ir a los bifes de una. Que los hay, los hay. Hacía meses que tenía la cuenta y la verdad nunca había estado con nadie, los chats se vuelven básicos, lo que está bien, es decir para eso es la aplicación, pero yo buscaba otra cosa. Y ahí apareció él. Yo no le había prestado atención porque tenía una de esas fotos sin remera y abdominales marcados. Pero comenzó su chat con una palabra graciosa que me delató que no era de por acá. Niccolò, era italiano, tenía mi misma edad y era justo lo que buscaba. Terminamos teniendo una conversación chistosa sobre los pijamas hasta que finalmente preguntó como podíamos hacer para conocernos. "¿Un café o una cerveza? Mañana tengo el día libre" me dijo. Era justo lo que esperaba que me dijera.

Claro que no todo podía ser perfecto, antes de despedirnos del chat me mandó unas fotos suyas más actuales y ¡oh sorpresa! ¡¡¡Era fisicamente igual al Sr. Q!!!. ¿Qué me estaba diciendo el Universo? Le pedí otra foto sobre todo para comprobar que no me estaba volviendo loco/obse/paranoico y fue peor porque salió haciendo los mismos gestos que hace el Sr. Q en las fotos. No sabía si todo esto era bueno o no. Esto puso en duda lo de ir a conocerlo, porque la idea de conocer alguien nuevo es justamente olvidar lo viejo. Pero por otro lado, no podía dejar pasar la oportunidad de conocerlo.


Nos encontramos en la Cañada para tomar un café, llovía un poco. Se dio vuelta y quedé mudo. Era igual. Muy simpático, hablaba muy bien español con un acento gracioso. Fuimos a Apartamento, merendamos y conversamos fluidamente sobre nuestras vidas. Lo bueno de haber tenido tantas citas en mi vida, es que no me pongo tan nervioso como antes cuando solía quedarme mudo. Queríamos seguir conversando así que pedimos unos tragos, sobretodo porque se venía la parte de hablar de las relaciones anteriores.

El se extendió sobre su ex, lo que había sufrido y lo mal que lo había pasado, todo lo que le mintió y se lo veía aún enojado. Yo le conté sobre el Sr.Q, aunque no era una relación ni nada, a las historias con mis ex las tengo cerradas y con la mayoría me llevo bastante bien. Cuando le conté me dijo que se notaba que todavía me gustaba, porque de lo contrario debería estar más enojado o triste con la situación y se lo contaba con una sonrisa. Eso me sorprendió. También debo decir que me parecía bastante bizarro contárselo a alguien que se parecía tanto. Pero la verdad es que más allá de todo lo que no pasó con Sr. Q, todavía quedan restos ahí y le tengo mucho cariño, no podría enojarme con él. Es muy loco que en esas historias que nunca se cierran, siempre queda esa sensación de que con tal de estar con él le perdonarías cualquier cosa, algo que nos olvidamos rápidamente después durante las relaciones que SI llegan a concretarse.

Era domingo y la lluvia había parado un poco, así que fuimos a dar unas vueltas por ahí para seguir conversando. No había mucha gente en la calle y entre una de sus miradas pícaras, me tomó la mano. Creo que no me tomaban la mano en público desde el 2009 y ahí la lluvia volvió, porque claro, era extraño hasta para el universo. Entramos al bar más cercano, aunque ya no había nadie, era temprano, así que nos sentamos en la barra, donde nos hicimos amigos del barman, porque él era uno de esos turistas que les gusta socializar. Comenzamos con un toc-toc de tequila y después el barman nos hizo unos tragos riquísimos de su autoría. También estaba ahí su novia que había venido a visitarlo y terminamos en una especie de cita doble con el bar solo para nosotros. Niccolò se puso más cariñoso y no me soltaba la mano. Me decía que no quería que terminara la noche, así que me invitó a su apart-hotel a tomar un café. En otra circunstancia no habría aceptado, pero solo estaba en el Córdoba por unos días y también tenía a mis amigos en la cabeza diciéndome que no estoy abierto a conocer a alguien nuevo y que tenía que olvidarme de las reglas ridículas. Además ¿Cuántas veces en la vida se da una oportunidad así de estar con alguien que además de ser cariñoso es idéntico al chico con quien estuviste obsesionado por meses?

Nos apuramos a llegar al apart-hotel, pero no aguantó, y ahí entre una calle oscura, en medio de la llovizna, me besó. Después dicen que esas cosas solo pasan en las películas. El beso fue espectacular, porque claro, no solo tenía la expectativa de todo ese día, sino de todos los meses que había querido hacer exactamente eso con el Sr.Q. Lo sé, no estaba bueno comparar, pero por un lado, él ya lo sabía, ya le había aclarado lo mucho que se parecía y por otro, seguramente si no se parecían, lo iba a comparar igual, porque siempre, aunque sea sin querer, consciente o inconscientemente, terminamos comparando.

En el apart-hotel, lo único que queríamos cenar, eran más besos. Pasamos salvajemente a la cama y todo fue perfecto. Hasta que, en medio de la oscuridad, rompimos la mesita de luz y todo se cayó al piso. Nos reímos a carcajadas. Levantamos todo así nomás y se puso serio, para decirme que la había pasado muy bien conmigo. "Necesitaba pasarla bien" me dijo. "Yo también…mucho", le contesté. "Fue muy lindo conocerte" y de hecho lo fue. Me pidió que me quedara a dormir con él, se estaba haciendo tarde. Por alguna razón, no podía decirle que no. Y nos dormimos acariciándonos. Por momentos me detenía a observarlo, no podía creer que todo lo que pasaba era real.

Cuando despertamos al otro día, ambos estábamos contentos. Había dormido muy bien, algo que no siempre me sucede en otra cama que no sea la mía, con otra almohada y con alguien al lado. Pero esta vez, todo había sido placentero. Desayunamos unos besos con sabor a despedida. No sabíamos si nos íbamos a volver a ver, pero ambos sabíamos que íbamos a guardar todo como un lindo recuerdo.


Mientras lo acariciaba pensaba en como es extraño el Universo, que te quita ciertas cosas pero te recompensa con otras. Que todo está planeado a la perfección y que estamos predestinados a conocer a ciertas personas para ayudarnos a superar a otras o para darnos cuenta de cosas que antes no veíamos. Como por ejemplo que estando ahí con Niccolò entre mis brazos, había una parte de mí que quería que fuera el Sr. Q., que por más que se parecieran físicamente, no era lo mismo. Mi enamoramiento con el Sr.Q. no era, y nunca fue, físico. Más allá de que es lindo, ambos eran lindos, había otras cosas que me enamoraron de él que nadie podía reemplazar. Esa era la realidad y estaba bien. Lo tenía que aceptar y superar.


Nos dimos un abrazo largo, no queríamos soltarnos. Era un abrazo de agradecimiento por el día de película que habíamos pasado pero también porque sin darse cuenta me había aclarado muchas cosas. Nos despedimos con un "ciao", que no solo significa "adiós", también significa "hola". Y nada encajaba mejor con el momento, era el final de una etapa y el comienzo de otra. Esperemos que una mucho mejor.

Pablo M. Acuña

pabl3te 
 @pabl3te
 pabl3te@hotmail.com
 youtube.com/pabl3te


Pregunta del foro:  ¿Creés que estamos destinados a conocer a ciertas personas?

domingo, 22 de junio de 2014

Aullido


Abril del 2014, Buenos Aires, Argentina. Un trueno, como una cachetada me despierta a la realidad en esa cama transpirada de sexo contenido. La cabeza me palpita resaca de besos, dolor muscular. Desnudo mi cuerpo en bóxer negro y los pies y las manos heladas, enredadas dándose calor. La almohada babeada encantada de pasión y el morbo de la infidelidad. Amigo de un amigo, su nombre, Germán, cineasta de Salta, dulce y acariciable. Su cuerpo completamente desnudo, huesudo, pálido marcado por mis manos descansando plácidamente en ese departamento de Recoleta. El cielo se bañó y ahora está color rosa chupado.

Comenzó con una mirada entre seudo-hipsters del BAFICI y calentura de humedad contenida en esos cines alfombrados. Su sonrisa picarona brillaba esa tarde gris de incesante lluvia de abril en la ciudad de la furia. Nos miramos nuevamente para reafirmar el flechazo. Me hago el que observo la vidriera de la librería que está cerca de ahí. En medio de esa actuación, una edición del libro "Aullido" de Allen Ginsberg me sonríe. A su lado, como debe ser, uno de su amigo Jack Kerouac, "Viajero Solitario", ambos me dan su bendición beat. Nada es casualidad, todo es una señal. El tipito se acerca firme con gran confianza como un niño que quiere jugar. Una tonada graciosa me roba una sonrisa y ya me tiene en el bolsillo. Atrapados por la lluvia me invita a tomar un café ahí mismo y no puedo negarme, no me dejan. Conversamos sobre cine independiente, observo sus ojos mirándome fijo a los labios, como si los quisiera lamer. Me incomoda con su obscena obviedad y le pregunto de su novio. Porque ya conozco esa mirada. El vuelve al piso firme y se sorprende por mi premonición. Por cierto era acertada, porque ya sé como es, solo un infiel tiene ganas a las 4.30 pm. Me cuenta que tienen una relación abierta. La modernidad y sus débiles compañeros. ¿Trio is the new black? Su novio de 5 años tiene mucho trabajo y está estresado, por lo que no están teniendo sexo hace un tiempo y llegaron a ese acuerdo. Solo tienen una regla, ninguno tiene que enterarse de lo que hace, ni cuando lo hace. Bien. Me cuenta que desde el acuerdo no ha podido hacerlo con nadie. Le digo que quizás no esté tan de acuerdo. "Puede ser" me dice. Y que quizás tenga que ver con que viene de una familia ultra-religiosa. Siente que ahora cuando muera va directo al subsuelo del infierno. Se pone serio unos segundos y comienza a reírse solo. Me cuenta que la última vez trató, no se le paró y se fue a escondidas del lugar porque le dio vergüenza. Me rio. Nos reímos. El café se enfría, nosotros nos calentamos. Nuestras piernas se rozan, sin querer o a propósito, o con querer. Miramos hacia todos lados. Yo no cojo hace bastante confieso, es una larga historia, confieso, es complicado confieso. Me pregunta si soy complicado. "Puede ser"quizás solo me cuesta olvidarme de las personas, aunque nunca hayan sido mías. Lo entiende de inmediato. La lluvia se detiene, es ahora o nunca. ¿Los silencios del fin o una pausa para seguir?. "Me dan ganas de besarte" me dice. "A mí de abrazarte". Justo lo que necesitábamos. Otro silencio pasa caminando entre nosotros. Hasta que por fin lo dice: "Vivo acá a 3 cuadras". "Que suerte, no te vas a mojar". "Ya estamos mojados", "Atrevido". "¿Vamos?". En mi mente: Que sí, que no, la luna, que no, Jack Kerouac aulla un si, que no, Allen Ginsberg aulla un si, que no. "Está bien, vamos".



Al otro día, volví directo a comprar el libro "Aullido" de Allen Ginsberg, lo terminé bastante rápido. Una de las primeras veces que comencé a escribir y a disfrutar de escribir fue a los 11 o 12 años. Escribía poemas de amor sobre el chico que me gustaba. Eran poemas que no tenían género, por las dudas alguna vez mis padres lo encontraban y lo leyeran. Eran como extremadamente cursis y ahora seguramente si los leyera serían aún más, pero aún así, eran auténticos. Desde entonces no he dejado de escribir sobre el amor, tratando de equilibrar lo cursi con lo auténtico y encontrando mi propia voz. Para Ginsberg hay que hablarle a tu musa como le hablas a tus amigos, sin restricciones, sin inhibiciones, es ahí donde sale tu verdadera voz. Entonces me puse a escribir esto:

ESTOY CONTIGO EN LA CAMA

Estoy contigo en la cama, donde nos recostamos a por el jugo genital.

Estoy contigo en la cama, donde miramos el techo como si fuera un abismo estrellado. Aunque afuera las sirenas apocalípticas persiguen algún motochorro.

Estoy contigo en la cama, donde la magia de tus besos transpiran entre el olor de tus sábanas mal lavadas.

Estoy contigo en la cama, donde nos miramos como buscando lo que queremos proyectar.

Estoy contigo en la cama, donde la humedad de Buenos Aires se nos pega al cuerpo como perfume de lluvia, en la ropa, en la carne, en los bultos.

Estoy contigo en la cama, donde nos besamos sin pensar en las consecuencias de los castigos.

Estoy contigo en la cama, donde lo único que nos ilumina es el reflejo de la luna en esa cruz brillando en tu cuello, regalo de alguna de tus atormentadas tías que estarán rezando en alguna iglesia, allá en Salta, pidiendo por nuestras almas.

Estoy contigo en la cama ¡Oh Jesús! Qué bien se siente recorrerte con la lengua del pecado inmaculado. Abramos los condones con tachas, coleccionemos escurridizas puntitas de envoltorios de colores.

Estoy contigo en la cama donde tomas mi mano y la guías entre el laberinto de tus piernas hasta la cueva de tus bóxers apretados. Despejo tus nalgas como el sol a las nubes.

Estoy contigo en la cama, nuestras espadas succionadas se afilan erectas en posición de guerra y hacen chispas, aullando libertad ¡Oíd mortales el grito sagrado!

Estoy contigo en la cama, como animal desesperado, salvaje, mordiéndote la clavícula, capital del morbo crepuscular.

Estoy contigo en la cama donde damos vueltas en sentido a las agujas de ese reloj sin parar lamiéndonos las costillas saborizadas.

Estoy contigo en la cama, ahogándonos en nuestras axilas con placer extraterrestre, mientras sujeto tus manos bien fuerte, como mi madre me sujetaba al cruzar la calle.

Estoy contigo en la cama, y el recuerdo de nuestros amores pasados son fantasmas caminando esas 3 cuadras hasta el cementerio de Recoleta.

Estoy contigo en la cama, donde excitadas tetillas se inflan y desinflan como la palabra testosterona.

Estoy contigo en la cama, donde ahora somos un abrazo exquisito sabor a café con leche.

Estoy contigo en la cama, donde acaricio tus alas lo más que puedo, como leyéndote en braille, para memorizarte por completo para cuando no estemos juntos y tenga que escribir sobre vos en invierno.

Estoy contigo en la cama, donde cada beso es el último, infinito y para siempre como los anillos de Saturno.

Estoy contigo en la cama, donde escuchas mi pulmón asmático desde mi pecho lleno de tus marcas físicas y marcas emocionales de otros, esa madrugada con la lluvia masturbándose en tu micro-balcón, acabando, en éxtasis porno sobre esa puertaventana empañada.

Estoy contigo en la cama, lágrimas de sol estiran sus manos, como mendigos somos felices con un par de monedas obsoletas.

Estoy contigo en la cama, llegando a la última estación de subte. En Paraíso hemos acabado.


Despertamos pensativos, contemplando el silencio de edificio lleno de jubilados. Acariciándonos por debajo de las sábanas. Nuestros ojos mirando el techo blanco abismal se preguntaban entre ellos: ¿Estaba bien lo que hicimos? Se preguntaban: ¿estaba mal lo que hicimos? ¿Es menos pecado si es consensuado? ¿Es más pecado si es a escondidas?¿Es más humano el pecado?¿Acaso es más humano el amor finito al infinito?¿Existe realmente el sexo que no esté contaminado con un poco de amor?¿Somos ángeles?¿somos demonios?¿somos pecadores?¿Somos santos?

Entonces recordé lo que decía Allen en su "Nota de pié para Aullido": nadie es más ni menos que nadie en nada. Si es humano, si tiene alma, si tiene amor, si tiene nariz, piel, fé, es Santo. Todo es santo y todos somos santos…y punto.


Pablo M. Acuña

pabl3te 
 @pabl3te
 pabl3te@hotmail.com
 youtube.com/pabl3te


Pregunta del foro:  ¿Te sentirías cómodo en una relación abierta o de a tres?

martes, 1 de abril de 2014

Quiero Tu Amor



Había llegado el momento de decirle al Sr.Q lo que sentía por el. Pero antes tenía que ser sincero con el Niño F, quien ahora que sabía que me gustaba alguien más, lo único que hacía era insistirme y escribirme todo el tiempo, e invitarme a salir e inventaba estrategias para que nos veamos. Me pregunto porque no hizo eso cuando estaba dispuesto a darle la oportunidad. La respuesta es muy simple: Porque nadie valora lo que tiene hasta que lo pierde. ¿Por qué cuando nos rechazan de repente nos enamoramos más? Es inentendible. Como sea, por lo pronto mi idea era seguir siendo sincero con él y decirle que no podía porque tenía a alguien más en la cabeza, que no era un buen momento. A veces parecía entenderlo y otras veces recibía esas llamadas borrachas a las 5:30 am que todos recibimos alguna vez. Llamadas que dejé de atender.



Yo solo podía pensar en mi reencuentro con el Sr. Q. No podía concentrarme en nada más, hasta estaba bloqueado para escribir estas columnas. Toda mi creatividad estaba enfocada en pensar como le iba a decir que me gustaba desde que nos conocimos y todo lo que sentía por el. Que no lo podía sacar de mi mente, que no había pasado un día en que no haya pensado en el. Y en ese momento sacaba del bolsillo una estupidez que guardé de la primera vez que me di cuenta que estaba enamoradísimo de el. En mi mente podían pasar dos cosas: A). El se reía y me miraba con cara de lástima y vergüenza y me decía que estaba todo bien pero que solo me veía como un amigo más. B). El me decía que también sentía algo por mi y nos besábamos apasionadamente. Al otro día me despertaba a su lado, el dormía sonriente, yo lo observaba feliz y la película fundía a negro. C). Me decía que no estaba enamorado de mí, que todavía sentía algo por su ex y después de esa noche, no nos veíamos nunca mas. D). Ninguna de las anteriores.

Claro, basado en previas declaraciones de amor, mi record no era para nada alentador. Entre las horribles experiencias había: dos "No soy gay" (que resultaron grandes mentiras), una interrupción en el medio de la declaración para decirme: "Mirá no estoy interesado PARA NADA (y me da la espalda)" , el Sr.C que llevó de sorpresa a su mejor amigo a nuestra primera cita en la que me declaraba y un tipito que me tiró el papel con mi número de teléfono que le había dado en la cara y salió corriendo. Con razón estaba nervioso. Pero ya había pasado mucho tiempo de eso, ahora todos eramos más maduros ¿no?. Traté de ir con calma, como cuando entrás a un examen oral y te relajás.



La noche anterior no dormí casi nada. Estaba tenso de que me cancelara a último momento, pero por suerte no pasó. Nos encontramos en la plaza donde habíamos quedado. El estaba más hermoso de lo que lo recordaba. Nos damos un abrazo de reencuentro lindo, muy lindo. Todo el reencuentro parecía íntimo, relajado, hasta que le pregunté que pasó con su novio. Me contó como terminaron y lo que había pasado. Y me dice que ahora por un tiempo no quería saber nada con nadie, que por suerte se iba de vacaciones unos meses, así no tiene que saber nada de su ex ni de nadie. Quiere pasarla bien, solo. Le pregunté cuando se iba, y me dijo que en una semana y me invitó a su fiesta de despedida. Comencé a dudar si decirle en ese momento todo lo que sentía por el, cuando sabía que no queria saber nada con nadie. Más allá de mi cobardía, también me parecía medio en vano, el quería irse de viaje a despejarse y no tener que pensar en nada, yo no le iba a decir todo lo que sentía por el. Me parecía hasta egoista y cuando te gusta alguien, o mejor dicho, cuando realmente te gusta alguien, pensás primero en su bienestar antes que en el tuyo. Si necesitaba ese tiempo, estaba bien, quizás volvía relajado y con su ex superado, iba a ser mejor. A veces, es un gran error pensar en tu timing cuando queres comenzar algo nuevo con alguien. También tenes que pensar en el timing del otro, pensar si es el momento correcto.

Ya en su despedida se lo veía divirtiéndose como cuando lo conocí, al fin al cabo, ese era elSr. Q del que me había enamorado. En la fiesta la pasamos estupendo y en la despedida lo único que pude decirle es que lo iba a extrañar. Nunca supe si me escuchó o no. Por como me abrazó supuse que si.



Durante sus vacaciones el Sr. Q me escribía seguido para saber como estaba, me mandaba fotos y cosas así. Pero en la ciudad el Niño F no paraba de acosarme siempre que me lo encontraba. Hasta comenzaba a convencer a mis amigos para que le diera una oportunidad. Pero yo les explicaba que por ahora era imposible que no viera al Niño F como "la derrota de no estar con el Sr. Q" y no era justo ni para el, ni para mi. Lo que no quería decir que no lo quisiera, o que no valoraba. Algunas veces, hace falta que un tercero se interponga en el camino, para que nos demos cuenta cuanto queremos a alguien. Lo que no le quita mérito, ni importancia, al contrario, es necesario. Todos fuimos ese tercero alguna vez para alguien. Yo quería el amor del Sr. Q y siendo honesto no quería conformarme con nada ni nadie que no fuera el.

Meses habían pasado, el Sr. Q estaba de nuevo en la ciudad, yo lo sabía, pero no quería atosigarlo a penas llegó, esperé a que me escribiera el. Y así lo hizo, me dijo que esa noche salía y que nos íbamos a ver en el boliche. Esa noche salí con mis amigos contentísimo y en el bolsillo tenía esa estupidez-que-guardé-del-primer-día-que-me-di-cuenta-que-me-gustaba y mucha, mucha esperanza de decirle todo finalmente esa noche. Con mi amigo José (ex – amor imaginario que justo había venido de visita a la ciudad) fuimos a buscarlo. El lugar estaba llenísimo. Y de repente lo vi. Nuestras caras se iluminaron y lo fui a abrazar bien fuerte, el hizo lo mismo. Charlamos un rato y no podía disimular mi contentura. De repente el se puso raro e hizo un silencio. Yo lo quedé mirando, pensaba que me iba a decir algo serio, pero no. De atrás mío salió un chico que se acercó y lo besó en la boca. Me lo presentó. Era el chico con el que estaba saliendo. Ahí me dieron muchas ganas de llorar, entonces inventé una excusa y me fui con mi amigo José, que por suerte estaba ahí, porque me largue a llorar en su pecho. Me dio vergüenza de que alguien me viera lagrimear, así que corrí al baño y me escondí ahí hasta que se me pasara.



Cuando salí y los vi besarse tan apasionadamente, supe que era el final, porque entendí que no era algo nuevo, eso venía de antes. A veces también hace falta de un tercero para que nos demos cuenta que el otro no te quiere. Seguramente mientras me escribía a mi desde su viaje, también le escribía a el y estaba bien, estaba perfecto, quizás yo había malinterpretado todo. Pero sea como fuera, era hora de dar vuelta la página, no podía seguir mendigando el amor del Sr. Q. Quería su amor, pero no así. Si no había sucedido hasta entonces, quizás no tenía que suceder.

Un poco me arrepentía de no habérselo dicho cuando tuve la oportunidad antes de su viaje. Pero bueno. No hay mas nada que hacer.

A veces en mis propias columnas no me entiendo a mi mismo y es porque todo este tiempo estuve tan fuera de mi y focalizado en otro, que siento que me perdí, quizás eso es lo que me estuvo bloqueando a mi y a mi escritura. Eso tenía que cambiar. Durante este último año estuve distrayéndome a mi mismo de mi mismo y no se porque tengo tanto miedo de estar conmigo mismo, si hay algo que sé, es estar conmigo mismo y después de todo, no esta nada mal. Hasta aprendí que puedo pasarla bien, con mis amigos y haciendo lo que me gusta. Si quiero un amor nuevo y diferente, quizás era hora de empezar a pensar diferente. Y aunque busque un amor de película, quiero que en la película los personajes se quieran por igual y luchen por igual por estar con el otro. No hace falta dejar de ser uno mismo para estar con alguien más. Quizás estando feliz con uno mismo, se atrae a una persona feliz consigo misma y dispuesta a hacer feliz a otra. Por suerte estaba por irme de viaje, y aunque me iba solo, estaba bastante entusiasmado con lo que estaba por venir. Porque mientras tanto, si estaba conmigo mismo, todo iba a estar bien.

Pablo M. Acuña

pabl3te
@pabl3te
pabl3te@hotmail.com
youtube.com/pabl3te

Pregunta del foro: ¿Recordás alguna vez que le hayas declarado tus sentimientos a alguien?¿cómo fue?

jueves, 13 de marzo de 2014

Los Juegos Del Hombre: En Llamas




Habían pasado 3 semanas desde que pasé la noche con el Niño F, durante esas semanas, se repetía la siguiente secuencia: durante la semana no me escribía prácticamente y reaparecía el viernes para preguntarme si iba a salir o a donde. En el boliche, me trataba como la primera vez que nos conocimos, nos mirábamos y dábamos mil vueltas hasta que me hacia una seña para ir a un lugar donde no nos viera nadie, y ahí nos besábamos sin parar. Según él, le daba vergüenza besarme en frente a sus amigos, que supuestamente son"hetero" y tampoco le gustaba besarme en frente a la gente en general. Según yo, era cualquiera. Pero cada vez que eso pasaba me decía a mi mismo: ¿Qué esperabas?¡Es una criatura!. Tampoco ayudaba que tenía en mi mente al Sr. Q. que había cortado con su novio y que se quería juntar a "ponerse al día". Pero mi idea era posponer el encuentro hasta más no poder. Por ahora me esforzaba por darle la oportunidad al Niño F, aunque a veces dudaba si era lo correcto porque ahora el juego se había invertido. No entendía en qué momento se dio vuelta todo. ¿Tan rápido se le había apagado la chispa de seducción?¿yo mismo se la apagué?. Tampoco entendía cómo es que siempre termino en esta situación. ¿Por qué siempre me ponía en este lugar en donde yo tenía que ser el que la reme?¿Por qué, aún cuando alguien quiere estar conmigo, tengo que ser yo el que termina haciendo todo el trabajo?¿Acaso siempre voy a ocupar el mismo lugar en el juego?

Eso me daba bronca, porque cuando alguien me gusta a mí, yo remo como un condenado. Es más a esta altura debería estar compitiendo en los Juegos Olímpicos. Tengo toda la paciencia del mundo, planeo estrategias para estar cerca, trato de hacer lo imposible para conocerlo más e insisto e insisto lo más que puedo tratando de no asfixiar. ¿Cuándo alguien va a hacer eso por mí?

Quizás tiene que ver con el juego de seducción que, para cierta gente, se termina cuando consigue que la otra persona se interese. A veces rechazar a alguien hace que esa persona se esfuerce y cuando finalmente bajás la guarda, dejas de interesarle. Se apaga la llama. La conclusión es que en realidad esa persona nunca estuvo enamorada de vos, sino del juego de seducción. Es uno de esos juegos que el hombre juega hace años. Lo que nunca se dan cuenta, es que el juego más difícil y más adrenalínico, es tratar de estar en una relación y seducir a alguien todos los días. ¿Porque nadie se anima a ese juego?



Mientras el Niño F daba vueltas para encontrarme a escondidas nuevamente, me encontré con mi amigo Ariel y me preguntaba por un amigo mío. Me dijo que estaba enamorado de un chico que gustaba de mi amigo. Y me dijo que siempre era así: Siempre estamos enamorados de alguien que gusta de alguien más. ¿Porque será? Es complicado encontrar a una persona que guste de vos al mismo tiempo que vos gustas de él.

Con eso en mente fui en busca del Niño F. Pero cada vez que le planteaba al Niño F que a él le gustaba solo besarme a escondidas en el boliche y durante la semana me ignoraba, él me lo negaba y terminábamos haciendo eso que hacen los novios que es jugar a que se pelean para terminar besándose para evadir el problema. Lo cual no era desagradable, de verdad besa excelente, pero no resolvía mis dudas.

La siguiente semana jugué a no escribirle para probar si él lo hacía. Finalmente sucedió un jueves. Mi idea era que me invitara hacer algo diurno así nos conocíamos más, saber si de verdad le gustaba y ver como éramos fuera de una pista. Si había chispa, si había química. Pero dio muchas vueltas y finalmente no me invitó a hacer nada. Siempre quedaba esperando a que me dijera algo que me moviera el tablero. Pero se quedaba a medias siempre y yo me estaba rindiendo. Podría haberlo ayudado a tirarse a la pileta, pero a veces hay que dejar que el otro haga la jugada de lo contrario vamos a estar siempre atrapados en el mismo casillero y este juego, es de a dos. Hay que ponerle voluntad. No podemos estar jugando por el otro, porque eso sería trampa.



No entiendo a veces porque jugamos a estos juegos y me pregunto si cuando el amor es verdadero no hay ningún juego de por medio y todo es fácil y natural. Ese fin de semana, volvimos a encontrarnos con el Niño F y le dije que hablemos en serio, que me diga si en verdad quiere estar conmigo o si es algo de fin de semana. No tenia problema con que fuera sincero, iba a estar todo bien. El se puso serio y me dijo que de verdad le daba un poco de pudor todavía besar delante de la gente, pero que lo que sentía por mí no era algo de fin de semana. Simplemente no sabía cómo actuar, que yo lo intimidaba un poco pero estaba dispuesto a esforzarse más. Ahí me agarró de la mano y me llevó a la pista. Nos besamos, bailamos y todo estaba bien. En ese momento habíamos dejado de jugar.



De repente a lo lejos veo al Sr. Q, estaba solo, en el patio, prendiéndose un cigarrillo. El cigarrillo se encendió y una chispa en mi también. Con solo haberlo visto esos segundos, ya estaba en llamas, todos mis sentimientos por él deben haber hecho una fogata gigante que mandaba señales de humo, porque inmediatamente me miró. Traté de ignorarlo y hacerme el que no lo vi. Seguí bailando con el Niño F como si nada aunque sentía su presencia en mi espalda. Ahí vi de reojo que venía hacia nosotros. Se acercó, me preguntó como andaba y me dijo que ya se iba, pero que nos veamos si o si en la semana, que lo invite a tomar algo. Le dije que sí, me abrazó, me dijo que le gustó verme y se fue. Yo quedé con el Niño F, pero todo era diferente, porque en ese momento me di cuenta que, el que estaba jugando con elNiño F, era yo y me sentía mal.

Era hora de dejar de jugar y decirle mi verdad al Niño F. Cuando nos despedimos esa noche, finalmente le dije que estaba enamorado de alguien más y que no sabía todavía si lo podía superar o si lo quería olvidar. Que antes de empezar algo, tenía que resolver lo otro. El se puso triste pero entendió, aunque me dijo que no se iba a rendir tan fácilmente.

Al otro día di mil vueltas para llamar al Sr.Q, pero la esperanza era más fuerte que el miedo y lo hice. Organizamos para vernos en la semana…esperemos que la suerte esté a mi favor.


Pablo M. Acuña

pabl3te
@pabl3te
pabl3te@hotmail.com
youtube.com/pabl3te

Pregunta del foro: En el juego de seducción ¿Sos de los que reman o los que están del otro lado?

jueves, 23 de enero de 2014

Los Amores Imaginarios



Salir a bailar y relajarse, no es para nada fácil cuando se dan esas noches en que uno se encuentra con una colección de amores imaginarios. De repente me encontraba en el medio de la pista, a mi izquierda, mi amor imaginario del 2012: El Sr. R. Me sonreía y me hacia caras, como si supiera que su simpatía me es irresistible. A mi derecha, mi amor imaginario del 2011: El Sr. C. me invita a bailar con él, me extiende su mano y me agarra fuerte de la cintura, me habla cerca como si supiera que amo su tonada. Arriba, es decir, en mi cabeza, mi amor imaginario del 2013: El Sr. Q, que se me viene a la cabeza cada vez que alguien se me acerca: ¿Por qué nunca dejamos de comparar? Nunca estuve de novio con ninguno, sin embargo no dejo de comparar. Frente a mí: el Niño F. Mirándome fijo, controlándome, me sonreía haciéndose el tranquilo, pero se notaba que no le gustaba nada que yo estuviera con otro. Cuando el Sr. C se cansa, trato de escapar de ahí y por primera vez el Sr. R me agarra de atrás para bailar. Y entonces, era el 2012 otra vez. Me escapo amablemente de ahí porque recuerdo todo lo que me costó superarlos, esperando a que terminen con sus novios por mí, aunque en realidad deberían terminar por el bien de ellos mismos. El Sr. R, que siempre engañó a su novio y se cree que nadie lo sabe. El Sr. C, que nunca superó a su ex, y que vuelve una y otra vez, porque cree que es un buen tipo y en realidad lo engañó con media Córdoba mientras estaban juntos, hasta con sus propios amigos. Todo esto suena a despecho, pero no los juzgo, porque yo también estuve ahí, todos estuvimos ahí alguna vez de un lado o del otro. De todas formas cuando te gusta alguien no te pones a pensar en esas cosas, ni en los defectos, solo te imaginás que no hay nada mejor que estar con esa persona que te gusta tanto. Te imaginás que con vos no va a ser como fue con su novio anterior, que van a ser la pareja perfecta y que todo va a estar genial.

Entonces ¿Por qué no dejamos de imaginar amores y pasamos a hacerlos realidad?¿que esperamos para dar el paso?¿no es mejor un amor real a uno imaginario? ¿acaso tenemos miedo que lo real no sea tan bueno como lo imaginario?

Lo primero que se me viene a la mente es aceptar que somos cobardes. Que es verdad. Pero cobardes con algunas razones. La primera vez que me confesé a un amor imaginario, fue hace un par de años. Estaba obsesionadísimo con José: un salteño, amigo de una amiga, que tenía todo lo que buscaba en un hombre, con algunos mínimos detalles: estaba en Salta y era heterosexual. Después de chatear/histeriquear por años y finalmente conocernos en vivo, no podía estar más enamorado y hasta llegué a amarlo. En mi mente él sentía lo mismo, pero también me ponía mal que estemos lejos o que me contara que le gustaba una chica. También me ponía celoso de otros supuestos amigos gays que tenía. Quería arriesgarme y decirle todo lo que sentía por él, pero tenía miedo de perderlo y de perder el vinculo que teníamos, que era lo más real que había tenido en años. También está el miedo al rechazo, saber que con un simple NO se termina todo. Como una guillotina. ¡PAF!. Pero después de un tiempo comenzás a agrietarte, descubrís que no la estás pasando bien, que el sufrimiento se extiende y puede extenderse por siempre. Así fue que un verano muy caluroso, finalmente le dije que no podía ser más su amigo y cuando me preguntó porque, le confesé TODO. Le dije que lo amaba y que lo hacia hace mucho tiempo. A lo que contestó: "Yo también te amo…pero como amigo. No puedo amarte de otra forma". ¡PAF! Y eso fue todo. Ese fue un verano bastante triste.




Dejamos de hablar por un tiempo, después volvimos a ser amigos, pero ya no fue lo mismo. Después de unos años me enteré que había salido del closet, obviamente, y que se había puesto de novio con un Pablo. Bien por él.

Con el Sr. Q. aunque a veces siento que estoy muy cerca de confesarle todo lo que siento, también tengo ese miedo de perderlo y que nos alejemos para siempre. Eso me pondría muy triste. Pero también hay que decir que a veces esta buena esta parte del enamoramiento imaginario. Disfrutar de cada vez que están juntos sin saber si le gustás o no, conocerlo más y disfrutar de las charlas que tienen e ir descubriendo cosas del otro que no sabían. Y hasta tener citas, sin el estrés de que sean citas. Al mismo tiempo eso hace que el vínculo crezca y hasta puede convertirse en amor. Aunque sea unidireccional, no deja de ser real. Como dice la frase de la película: "No hay nada mas verdadero en este mundo que el delirio amoroso". Lo peligroso es que se convierta en obsesión y terminar amando más al concepto que a la persona. Estar analizando cada cosa que te dice, por qué te lo dice, cómo te lo dice y encontrar una esperanza imaginaria en cada situación que tenga el mínimo sentido afectivo. Ahí es donde se complica todo. Tampoco olvidemos el pequeño detalle que el Sr. Q sigue de novio y que probablemente este teniendo sexo mientras yo me imagino todo esto. Si muriera una persona cada vez que entro a su facebook para ver si hay algún rastro de que terminó su relación, ya no quedaría ni una sola persona viva en el mundo. Ahí me doy cuenta de lo obsesionado que estoy y entonces decido alejarme, olvidarme. Pero cuando eso sucede, vuelve a mi, como si estuviéramos atados con un elástico, vuelve con más fuerza: más simpático, más perfecto, más cariñoso. Y ahí todo vuelve a empezar. 



Hace poco me lo crucé con su novio y compartimos una reunión, nos saludamos falsamente. El seguramente me detesta como yo, porque en el fondo sabe que estamos en la misma. A ambos nos falta una parte del Sr.Q, que el otro tiene. Y los observo juntos buscando rastros y comparando los gestos que tiene hacia mí con los gestos que tiene hacia él. Mordiéndome los labios para no gritar, poniéndome tenso cada vez que el Sr. Q me mira o me abraza. Qué ridículo todo, que patético todo. Qué triste, que inútil y que insatisfacción saber que cada vez que lo miro, el nunca me ve como yo lo veo.

Ahí es cuando entendí más al Niño F y su mirada. Comprendí que quizás para el yo era su enamoramiento imaginario y que tenía que ir con él, darle una oportunidad. Entonces fui a buscarlo por toda la disco y sin dar vueltas lo besé y no paramos de besarnos hasta el final de la noche. Aunque seguía teniendo dudas acerca de si estar o no con él, por la diferencia de edad y por mi situación, él me insistía para que fuéramos a pasar la noche juntos a su casa. Entonces decidí ir y es que siempre me quedó grabada la frase: "De vez en cuando la gente debe obtener lo que quiere, cuando lo quiere, solo para mantener el mundo optimista".

En la cama traté de plantearle mi situación y le pregunté si realmente veía que podiamos llegar a funcionar. Pero como decía al principio, en ese momento no pensas en esas cosas, porque estás donde querés estar y con la persona que querés estar. El me dijo que no le importaban esas cosas y que no me preocupara por eso. Quería que me quedara a dormir, que lo abrazara y que nos besáramos. La pasamos excelente y me quedé en su casa hasta que amaneció. Después de unas horas, me levanté de la cama y dejé descansar un rato al Niño F. Lo observé dormir un rato, con una sonrisa. Estaba feliz y me ponía feliz a mi. Yo tenía calor y fui a abrir la ventana. Era una hermosa mañana.



Hasta que recibo un mensaje. Un mensaje del Sr. Q que decía: "¿Vamos a tomar algo mañana? Acabo de terminar con mi novio y quiero que hablemos". Imagínense mi cara.


Pablo M. Acuña
pabl3te 
 @pabl3te
 pabl3te@hotmail.com
 youtube.com/pabl3te


 Pregunta del foro: ¿Cuándo un amor imaginario llega a tu vida, sos de arriesgarte y confesarle todo o esperás a que las cosas se den naturalmente?