jueves, 26 de enero de 2017

Matafuegos



¨No hay manera de rechazarte,
Cuando sé que hay una oportunidad de demostrarte…
…Lo siento, pero no soy tímido a tu alrededor’

-The Magician –



Habían pasado unas semanas de histerichateo con Cian. Me invitó a tomar un café para seguir conociéndonos. Nos whassapeamos todos los días desde la primera vez que nos vimos. Ya conocíamos bastante el uno del otro. En la segunda cita, ya podía sentir algo de tensión sexual. Me doy cuenta de eso cuando puedo imaginarme como sería tener sexo entre nosotros, dónde le gustaría que lo besen, dónde me besaría, como se desenvolvería en la cama y que cosas lo encenderían más.  En fin, todo iba bien ¿pero quien iba a dar el próximo paso?.


Uno de mis mayores problemas cuando comienzo a conocer a alguien es que a veces, por no decir casi siempre, soy demasiado amistoso y a veces me paso de la raya y perjudico las historias que, podrían llegar a ser, algo más que amistosas. Otra cosa que hago a veces, es auto-friendzonearme antes que me rechacen, supongo que para  que no me lastimen. El primer paso es reconocerlo ¿cierto?.  Pero eso no me estaba sucediendo con Cian, por suerte. Me provocaba ganas de besarlo y quería que las cosas se dieran. Estaba dispuesto a que sucedieran. Por alguna extraña razón, cada vez que estaba con él, me relajaba a un punto en que la timidez desaparecía. Entonces, ¿por qué no dar el próximo paso?

El problema es que cuando estás tan seguro de tus sentimientos, estos pueden nublarte la visión, e impedir ver los sentimientos del otro, ahí es cuando se complica.

Para los millennials, la mayoría de las veces, es fácil confundir la química que tenemos por whatsapp con la química real. Por lo general, son dos cosas totalmente diferentes, en las redes sociales a veces somos otras personas, incluso físicamente (gracias a los filtros de instagram). Nos expresamos diferente, somos más valientes y desinhibidos. En lo personal yo prefiero escribirle a alguien a mandar un audio (ni hablar de llamarlo), siempre me sentí más cómodo escribiendo mis sentimientos y por eso estoy acá, escribiendo esta columna. Me resulta más fácil expresarme así que con el habla, es mi zona de confort.  Sentía que Cian era parecido, en sus mensajes era hasta más atrevido y cuando nos vimos la segunda vez, si bien había tensión sexual, estaba mucho menos relajado que por mensajes de texto.


Otro de los problemas de los millennials son las apps para citas. No es que no las use, ni que me parezcan una mala idea, pero si cambió un poco esto de conocerse cara a cara. Siento que hay una generación que salió tarde del closet y comenzó con estas app como Grindr, Tinder, Happn, Scruff, etc, sin experimentar lo de ir a tomar algo con alguien desconocido, el misterio y la adrenalina de no saber como es, como se relaciona en vivo y hasta no saber como es sin remera. De nuevo, me parece genial para cuando estás buscando tener sexo y nada más, hasta me parece más seguro que ir a ciegas como haciamos antes (Si, seguramente soy mayor que ustedes). Pero en cuanto a conectarse con el otro, mirarse, conversar y demás, siento que hay muchos que no lo han experimentado. Hasta nos suena raro decir ‘tener una cita’, tenemos que decir ‘ir a tomar algo’, ‘picamos algo’, ‘vení y cocino algo’. Tengo amigos que nunca se acercaron a hablarle al chico que le gusta en una disco porque ‘Total, después lo puedo encontrar en facebook’, hoy solo necesitamos unos datos y llegamos a su perfil. Una vez, un amigo se enamoró de un cajero de un local de comida rápida, pero le daba vergüenza acercarse a el y hablarle, sólo nos hizo falta fijarnos en su nombre en su camisa, en facebook pusimos su nombre más el nombre del local y apareció y por ahí si se animó a hablarle.
¿Entonces la tecnología nos está volviendo tímidos de nuevo? 

Lo que me sucedía con Cian en la cita era que sentía la tensión sexual, pero ninguno podía ponerla en palabras o acciones. Algo que se repitía en las últimas citas que tuve, siento que hay una generación que no tuvo esas citas de conversaciones eternas cara a cara y los silencios incómodos que ahora se transformaron en momentos para ver el celular porque siempre hay una notificación que no puede esperar. La cita se estaba volviendo monótona y aburrida, pero ambos teníamos ganas de seguir conversando. Así que tuve una idea: pedir otros cafés para llevar e ir a tomarlo al Parque Sarmiento, ya que estábamos muy cerca. Eran de esas tardes muy frías, demasiado frías para ser primavera casi verano. Aún así fue una buena idea, descontraturó la cita y caminamos un rato hasta encontrar un lugar para sentarnos y seguir conversando. El se soltó un poco más y yo también, nos habíamos olvidado de los celulares por suerte.

La cita había sido un éxito, pero yo necesitaba un poco más, quería dejarle las cosas claras, al menos que sepa mis intenciones. Además lo de estar viendo sus labios al hablar ya se estaba volviendo obvio. Tenía que apagar ese fuego. Y le fui sincero, le dije que por más que me parecía que podríamos llegar a ser amigos, quería algo más con el. No quería que quede simplemente en eso, me interesaba para algo más. El me entendió. A el le pasaba lo mismo, quería que se diera algo entre nosotros. PERO, me dijo, no estaba en ese momento listo para empezar una relación relación. Lo dijo así: una relación-RELACIÓN. Sentía que era muy pronto para el para comenzar algo serio, acabada de salir de algo serio. Yo lo entendí, era lo que me había venido pasando en mis últimos intentos, solo que ahora yo estaba del otro lado. Entendí muchas cosas cuando pude verlo desde esa perspectiva. Pero ahora ¿Cómo hacía para apagar mis ganas de besarlo?.



Ya estábamos en confianza así que le pregunté si podía probar algo. El asintió porque sabía de lo que le estaba hablando. Me miró con sus ojos que a la luz del día estaban aún más cian que nunca y me preguntó con carita de pícaro: ‘¿Acá?’. ‘No hay nadie’, le contesté, ‘No pasa nada’. Y nos besamos. El beso fue como me había imaginado que iba a ser: con muchas ganas y sabor a café. Perfecto. Al menos en  ese momento, habíamos coincidido. Logramos apagar el fuego.


No es fácil encontrar a alguien, estár sincronizados en todo: las intensiones, las pasiones, los objetivos, la madurez. Son muchas cosas que tienen que coincidir, es lógico que no siempre suceda. Hay que seguir buscando. Cuando nos despedimos sentí que no iba a volver a verlo y así fue. Por eso, lo mejor es disfrutar de esos momentos en que coicidis con alguien, las notificaciones pueden esperar.  Los incendios no.

Escrito Por Pablo M. Acuña




Pregunta para opinar: ¿Cuándo estás conociendo a alguien, sos de dar el primer paso?