lunes, 15 de diciembre de 2008

Juegos De Niños



Cuando era chico, mis padres me llevaban a la calesita. Aparentemente me gustaba tanto que me tenían que llevar bastante seguido. Muchos años después, me encontré con que tenía que usar mis conocimientos en ‘dar vueltas en un mismo eje’, cuando vi a una persona que hace mucho que no veía. Su nombre es Emiliano. En la temporada pasada escribí sobre él, lo había encontrado en un pub, mirándome tiernamente, nos conocimos, nos gustamos y la pase muy bien con el pero finalmente me dijo que no estaba buscando nada serio por ese entonces. Yo lo entendí, dado que era más chico que yo y si no está listo, no está listo. No tenia nada mas que hacer, así que le dije que, cuando lo estuviera, que me buscara. Desde eso, un año pasó y lo encontré recientemente en una parada de colectivo. Mi idea era que me vea, me reconozca y saludarlo simpáticamente. La primera vez lo pasé de largo y no estaba seguro si era el, así que di la vuelta por una galería para volver a pasar por el mismo lugar y SI, era él, más lindo de lo que lo recordaba (porque siempre están más lindo de lo que lo recordás, obvio). Pero claro, no me vio, así que volví a hacer lo mismo una vez más. Y cuando volví a pasar estaba con dos amigos charlando y riéndose, así que no hubo forma de hacer mi “acto” con público presente.
Últimamente me lo crucé seguido, pero no hacemos eye contact nunca, siempre pasa algo que lo impide. Es como si él estuviera jugando al gallito ciego y yo al viejito.



Todo esto me hizo preguntarme si todos esos juegos que jugábamos con nuestros vecinos en el barrio cuando éramos niños, de alguna forma nos prepararon para los juegos que jugamos de grandes ¿a caso las relaciones no están llenas de reglas y estrategias que jugamos casi compulsivamente? Y finalmente ¿somos jugadores que quieren perfeccionarse y ganar o simplemente somos adictos al juego?

Cuando era chico recuerdo que era muy bueno escondiéndome y eso que siempre fui el más alto de mis amigos. Pero era realmente malo buscando, o mejor dicho encontrando, ja, piedra libre para la coincidencia con mi estado actual: soy un tipo introvertido a quien le cuesta encontrar esa persona especial.

El teléfono descompuesto, sin duda nos estaba preparando para muchas cosas. El principal objetivo era escuchar atentamente el mensaje que te daba el que estaba a tu lado. Algo que claro, en los tiempos de hoy se hace más difícil. Los mensajes de texto no solo hay que descifrar lo que dicen, sino también lo que significan y que coincida con lo que tu novio te quiso decir y como te lo quiso decir. Algo complicado, sobre todo si tu novio está tratando de ahorrar caracteres. Y por otro lado también nos preparaban para algo no tan entretenido, como cuando un chico que recién conoces te pasa su número o vos a él y ves que pasa el tiempo y no tenés noticias de él. Ahí es cuando tu mejor amigo te dice frases como: ‘Capaz que no tiene crédito’, ‘se lo robaron’, ‘no debe tener bateria’ o ‘se le rompió y está en el service’, es ahí cuando te das cuenta de que lo descompuesto es en realidad otra cosa.


Por otro lado, la rayuela es una gran metáfora de lo que seria ‘el juego individual’ de cada jugador en una relación. Para pasar de un nivel a otro, tenes que concentrarte, ver a donde pisas, como pisas y esquivar la piedra en el camino. No hay un mejor ejemplo visual que ese. Y así, muchos juegos mas como cuando alguien te toca y sentís que quedas congelado o como en algunas relaciones, a veces, sos vos el que tiene que soltarse y dar el impulso, como cuando jugabas en las hamacas.

Pero también están los otros juegos, los mas estratégicos, los que se aprenden con mucha practica y ya cuando sos un poco mas grande. Muchas relaciones comienzan siendo juegos estratégicos que tienen sus reglas y a veces todo se torna complicado. Eso hace lo divertido, por un lado, pero por el otro, tarde o temprano alguien sale perdiendo.

A todos nos gusta jugar un poco, el juego de la seducción es excitante y divertido, vas conociendo a la otra persona y comenzás a entender sus estrategias y planificas cada movimiento antes de mover una ficha, como en un ajedrez. Claro que una partida de ajedrez puede durar muchísimo y ahí está el problema.

Creo que los juegos están buenos para pasar el rato pero no para pasar toda una vida jugándolos. Porque como en una partida de póker, apostas algo, en este caso ‘tus sentimientos’ y de pronto no es tan divertido jugar con ellos, apostarlos y mucho menos perderlos en una jugada. Ni hablar cuando las relaciones se tornan en una partida de truco, con mentiras y apostando a ‘cartas’ que no tenés.

El mayor problema de estos juegos es justamente caer en la adicción, perder y querer seguir aumentando la apuesta. Hay que saber cuándo retirarse del juego, cuando parar, porque no se puede estar jugando para siempre. Es difícil dejarlo, cuando ya tenes una costumbre de hacerlo, es cuando todo se sale de control. Está bueno perfeccionarse pero no para jugar por más tiempo, ni para ganar, sino para saber cuándo dejar de hacerlo.

Todas las relaciones son un juego. Y hay quienes muchas veces hacen trampa, rompen una regla sin que te des cuenta, y terminan ganando, pero en esos casos, los únicos que se perjudican son ellos. Porque siempre van a saber, que ganaron haciendo trampa.


Hay buenos jugadores, hay quienes hacen trampa, hay malos perdedores, jugadores compulsivos y adictos al juego. El secreto está en el sube y baja. Para jugarlo, se necesitan dos personas, uno se esfuerza para que el otro disfrute y el otro le retribuye, hay que ser equilibrados y justos para divertirse los dos. La próxima vez que vea a Emiliano, aunque quizás un me deje un poco congelado, voy a decirle todo lo que siento desde que volví a verlo, sin vueltas, sin trucos, sin escondidas, porque como el sube y baja, es divertido jugar un rato, pero no eternamente. Piedra libre para mis sentimientos, se acabó el juego.

Pabl3Te

Pregunta para el foro: ¿En tus relaciones, necesitas jugar juegos?