domingo, 13 de noviembre de 2011

Las Citas


Era una de esas noches lindas y frescas de primavera sin ser frías. Aburrido en el facebook, de repente, OH MILAGRO me agregó un chico. Espero un rato para no parecer desesperado y lo acepto después de unas horas. Al haber estado obsesionado con dos tipos con los que no iba a pasar nada, Tián era justo lo que necesitaba para un fresh start. Después de chatear y comprobar que no me agregaba para preguntarme de algún amigo o por trabajo, me dijo que me vio en los sugeridos, le parecí interesante y me agregó. Así de directo también me dijo que no le interesaba para nada ser mi amigo. OH MILAGRO otra vez. Y en ese mismo momento, porque el Universo tiene guionistas crueles, me llega un mensaje de uno de esos dos chicos que quería dejar atrás invitándome POR PRIMERA VEZ a tomar algo. No lo podía creer. Dudé si ir o no, por lo que consulté con mis amigos que hacer. IR ganó 3 a 1, así que fui. Me despedí de Tián para seguir chateando con el otro día. Me bañé y corrí hacia la cita, el estaba hermoso como siempre. Me dijo que quería ir a un lugar al aire libre, así que fuimos a la terraza de un bar. Tomamos unos tragos ricos, mientras empezamos a conversar. No podía dejar de mirarlo mientras hablaba, siempre que estoy en una cita me encanta observar todo de la otra persona, sus gestos, las palabras que usa, todo. Por suerte, estábamos relajados y con toda la confianza aunque nunca habíamos estado en esta situación.

Sin embargo a medida que pasaba la conversación, el me iba repitiendo las pocas ganas de estar en una relación que tenia, su ex lo había decepcionado mucho y ahora prefería estar solo, soltero, y haciendo amigos. Puse mi mejor cara de: que bueno lo que decis mientras por dentro me quería matar. Es muy tonto pero, cuando nos gusta alguien, lo último que se nos pasa por la cabeza es saber si le interesaría estar con alguien. Siempre nos focalizamos en gustarle y nada más, como si eso solucionara todo.

Esa noche, para pasar ese trago amargo salí con mi amigo Santiago a bailar. Y entre medio de la gente como puesto apropósito apareció mi otra obsesión, el Sr. R, en una de esas apariciones en las que el tiempo se detiene. Después de fingir que no me estaba por desmayar, me acordé que no sabe que me encanta, entonces volví a la vida. Es muy difícil encontrarme con él, pero claro, ese día tenía que suceder. Se acercó a nosotros y se quedó conversando un rato largo. Cada vez que nos vemos, el trata de estar conmigo lo más que puede, se acerca a convidarme tragos, conversamos de lo más bien, nos entendemos, es todo tan perfecto. Es como que tiene todo el sentido del mundo que estemos juntos. Salvo por el detalle que después el se vuelve a dormir con su novio y yo vuelvo a mi casa a no poder dormirme pensando en el.

Pero esa noche fue diferente, porque también pensé en Tián. Me preguntaba: ¿hasta cuándo voy a seguir esperando por algo que quizás nunca suceda?¿cómo saber si Tián es lo que necesito?¿qué pasa si no me puedo sacar de la cabeza al Sr. R?¿Porque Tián no puede ser mi nuevo Sr. R? Y me dije a mi mismo: BASTA. No más cuestionamientos. Es hora de acción. No puedo seguir enganchado a alguien haciéndome una película en la cabeza, que nunca se va a estrenar. Si tengo la oportunidad de conocer a otra persona que me mueva el piso, tengo que tomarla.



Así fue como después de unos días de lindos chats finalmente tuvimos nuestra primera cita. De repente estaba nervioso esperando a que me buscara. ¿Recordaba las reglas de la primera cita? ¿Después de casi 10 años de citas, había aprendido algo? ¿Finalmente ahora que soy más grande podré relajarme en un encuentro? ¿Qué pasa si no hay química? ¿Qué pasa si no me sale hablar? ¿Qué pasa si no le gusto y pone caras de estar perdiendo el tiempo? ¿Qué pasa si no me gusta, como me escapo? ¿Qué pasa si…? (timbre). Mejor bajo y aplico lo que sé.

Para la primera cita lo mejor es usar ropa casual, algo que sepas que te queda bien, en la que te sientas cómodo. Ni lo más formal que tengas, ni lo más informal, justo en el medio. Nunca ponerte lo mejor que tengas (eso es para la tercera cita), además porque nunca sabes cómo se va a vestir el. Ir a un lugar donde se te escuche bien y puedan conversar tranquilos. La proxémica es importante. No echarse en la silla, siempre mantener el cuerpo erguido o hacia adelante para mantener la proximidad. Siempre sonreír, nunca bostezar. No mencionar a los ex. No interrumpir si te está contando algo, ni competir con las historias. Ser amable con el mozo así sea el peor del mundo. En caso silencios incómodos, no alarmarse: sacar temas de conversación fáciles, o anécdotas de cuando eras chico por ejemplo, la secundaria es un buen tema, o si es hacia el final de la cita, siempre está bueno llevar la conversación a lo que te gustaría hacer en la próxima cita. Aunque no vaya a suceder, está bueno hacerle saber al otro que la estas pasando bien, a veces, recién en ese momento se relaja. Insistir con pagar a medias hasta el cansancio. Y finalmente, si es posible, que en la despedida haya un buen primer beso.

Con Tián, todo salió al pié de la letra. Después de dar unas vueltas entramos a un lugar donde cenamos muy rico en un ambiente cálido y reservado. La pasamos bien, pudimos conversar, no hubo ni un solo silencio incomodo y por suerte se notaba que nos gustamos a primera vista. El lugar cerraba temprano y la charla estaba interesante, así que decidimos seguirla en otro lugar y tomar café. Nos pasamos la madrugada conversando, el tema de los ex si surgió, pero no fue importante, lo importante era que la estábamos pasando muy bien. En la despedida mi idea era caminar un poco hasta conseguir un taxi, entonces ahí iba a plantear lo de besarnos. Pero no hubo tiempo del beso, el taxi en el que se iba llegó muy rápido, pero lo importante fue que después nos confesamos que nos hubiera gustado ese beso.

Después de unos días, de halagos y charlas cursis, se vino la segunda cita. El tenía algo importante que decirme. Habían pasado 4 días y pensé: Que hice?. Pero cuando nos vimos el clima era otro. Había una sensación de el-beso-no-pasa-de-esta-tarde. Hay muchas reglas sobre las citas, pero una vez que estás en una, está bueno ir creando un clima y guiarse con la intuición. La segunda cita es complicada, porque ya los temas de conversación se acabaron, la adrenalina de la primera vez ya no está y esta puede ser clave para que sigan viéndose. Por eso se recomienda lo de cine y cena. La cena siempre después, así podes agregar la peli a la conversación. El vestuario, ahora que ya sabes cómo es su onda, podes acoplarte y ponerte algo que tengas similar a su onda, es una buena forma de visualizar la pareja al menos con la ropa. De todas formas ninguna ropa te va a ayudar si no le ponés una buena actitud a la situación. Siempre hay más por conocer del otro, a veces las preguntas más raras te llevan a conocer las cosas más interesantes sobre el otro. Con respecto a tener sexo, depende mucho de la situación, eso se sabe en el momento, si ven que ambos estarían cómodos en una cama teniendo sexo, entonces sí, pero por lo general, la segunda cita es muy pronto. Quizás unos besos interminables y apasionados alcancen como muy buenos avances de lo que será el sexo de la tercera cita.

Con Tián fuimos a merendar en la segunda cita, no necesitábamos el cine porque teníamos más por hablar. Además de que mis citas favoritas son las que son para merendar. Cuando terminamos de merendar, después de dar vueltas y mucho suspenso me dijo que lo que tenia para decirme era que se estaba enamorando de mi. Eso me tomó por sorpresa, yo estaba preparado para cualquier cosa, pero no para eso. Me pareció muy pronto porque yo todavía no me había detenido a pensar en eso ni en hacia donde estábamos yendo. Pero decidí relajarme y como lo decía con mucha convicción, me gustó muchísimo. La cita concluyó en un maratón de besos.


La tercera cita es una especie de graduación de las citas. Esta bueno ir a cenar a un lugar lindo, con cuchillo y tenedor o preparar una cena romántica en tu casa, es decir, si sabes cocinar. No está bueno que sea algo muy pesado ya que la tercera cita es donde sucede. De postre un helado de fruta va a ayudar en el sabor de los besos y de otras situaciones más sexuales ;). Aunque puede no darse el sexo, está bueno ir preguntando o llevando la conversación hacia ese lugar, para ir sondeando el terreno. Si sucede, está bueno que estés preparado, (lo de tener condones no hace falta que lo diga) , tratá de ponerte algo que sepas que te queda bien, una ropita nueva viene bien, o algo que marque tu mejor atributo físico. Esa camisa que te calza muy bien te puede ayudar a tener confianza y sentirte más sexy. Con esto no hablo de musculosas y ropa apretada que dejen poco a la imaginación. La idea es incentivar al otro a desnudarte y no hacer el trabajo por ellos.

Esa noche Tián vino a cenar a casa después del trabajo. Comimos rico y de alguna forma sentía que todavía no era el momento de tener sexo. A veces me gusta tener las cosas claras antes de tener sexo porque eso puede afectar ciertas reacciones o emociones. Sin embargo tuvimos una maratón de besos aún mas hot contra la pared que fue un muy buen avance que nos dio la pauta de que el sexo, cuando sea que sucediera, iba a ser espectacular (de hecho unos días después, lo fue). Al final de esa cita, en la despedida, nos detuvimos a conversar seriamente en una esquina. Tián me preguntó si quería ser su novio. El no necesitaba ninguna cita más, ni siquiera tener sexo, para darse cuenta que quería estar conmigo y ser mi novio. Por suerte, todas las reglas quedaron opacadas por las ganas de estar de novio con el que yo mismo tenía. Lo tomé como una muy buena señal y acepté. Ese es el tema con las reglas de las citas, nunca sabes en qué momento te podes enamorar y entonces, ya no hay regla que valga.

"Dos, dos copas de cristal, dos que se conocen más, dos, son más que antes, viejos amantes, que quieren ver las luces…quiero besar tu mirada, antes que cierres los ojos"Lisandro Aristimuño





Pregunta para el foro: Contanos alguna experiencia que hayas tenido en alguna cita