sábado, 4 de diciembre de 2010

Revisitando La Ciudad: Amor, Sexo & Magia

Y ahora, el útlimo audiocomentario por ahora. Este es del final de la tercera temporada #315: 'Amor, Sexo & Magia'. Podes escucharlo desde el video de abajo o entrar a la página oficial de facebook.


Leé y comentá en la columna #315: 'Amor, Sexo & Magia' desde aqui.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Revisitando La Ciudad: Nuevos Aires ( Parte 1 & 2 )

Un nuevo audiocomentario, esta vez, de dos columnas: #312 y #313 'Nuevos Aires (Parte 1 & 2)' unas de las primeras que son continuadas. Escuchalo desde el video de abajo o desde la página oficial de facebook.



Lee las columnas desde acá: Parte 1 & Parte 2

domingo, 28 de noviembre de 2010

Revisitando La Ciudad: Ediciones Limitadas

Esta semana los tres últimos audiocomentarios por ahora. En este caso el de la columna #307: 'Ediciones Limitadas', una de mis favoritas. Podes escuchar el audiocomentario desde el video de abajo, para luego leer la columna y dejar tu comentario acá o en la página oficial de facebook.



Leé la columna 'Ediciones Limitadas' desde acá

martes, 16 de noviembre de 2010

Revisitando La Ciudad: Juegos De Niños

Este nuevo audiocomentario es sobre la columna #211: 'Juegos De Niños' una de las más comentadas de todas las temporadas. Escuchalo en el video y después leé la columna para dejar tu comentario en este blog o en la página oficial de facebook.



Leé la columna #211 'Juegos De Niños' desde aqui.

Revisitando La Ciudad: El Ex-perimento

Esta semana dos nuevos audiocomentarios. Este es el de la columna #209: 'El Ex-perimento'. Escuchalo en el video de abajo para después leer la columna y dejar tu comentario en este blog o en la página de facebook oficial.


Leé esta columna 'El Ex-perimento' desde aquí.

jueves, 28 de octubre de 2010

Revisitando La Ciudad: 20 Momentos En La Ciudad

Este es el audiocomentario de la columna #205: '20 Momentos En La Ciudad'. Escuchalo en el video de abajo para después leer la columna correspondiente y dejar tu comentario en este blog o en la página de facebook oficial.




Lee la columna completa entrando aqui

Revisitando La Ciudad: Final De Temporada

Estrenamos un nuevo audiocomentario, en este caso el de la columna #115: 'Final De Temporada'. Escuchalo desde el video y después lee la columna desde más abajo. Podes dejar tu comentario u opinar en este blog o en la página de facebook oficial



Lee la columna de este audiocomentario desde aqui

jueves, 14 de octubre de 2010

Revisitando La Ciudad: Soltero En La Ciudad...Otra Vez

En el segundo audiocomentario, revisitamos la columna #111: 'Soltero En La Ciudad...Otra Vez'. Escuchalo en este video y después podes leer y comentar en la columna desde más abajo.



Lee la columna #111: 'Soltero En La Ciudad...Otra Vez' entrando aqui

lunes, 4 de octubre de 2010

Revisitando La Ciudad: Introducción Al Amor

Este es el primer audiocomentario de Revisitando La Ciudad. En este caso repasando la columna #100: 'Introducción Al Amor'. Escuchalo en el video de abajo y para después leer la columna...



Para leer la columna #100: 'Introducción Al Amor (o Sexo Gay En La Ciudad)' podes entrar aqui

lunes, 20 de septiembre de 2010

muy pronto...


Revisita las columnas favoritas junto al escritor de Sexo Gay En La Ciudad. Anécdotas, material extra y todo el detrás de escena de las columnas de la primera, segunda y tercera temporada. No te pierdas, muy pronto...

lunes, 9 de agosto de 2010

Oportunidad


Hace unos meses fui a ver el recital de Lisandro Aristimuño en la Vieja Usina. Había ido solo, porque ninguno de mis amigos me había podido acompañar. Y en la entrada, vi de lejos a mi ex. Martin, con su nuevo novio. Durante el recital no pude evitar observarlos. Se sentaron un poco más atrás, y más hacia el otro costado, por lo que podía verlos sin quedar obvio. Se los veía muy bien y juntos. Hace mucho que lo están.



Hace un año o dos, Martín me había pedido otra oportunidad, aunque ya estaba con su novio, me dijo que todavía no podía sacarme de su cabeza. Que me extrañaba y quería volver. Por supuesto que le dije que no. Sentí que cuando terminamos teníamos razones muy valederas y que no iban a cambiar. Y aunque sabía que su sentimiento era verdadero, preferí no volver. Ahora pasaron dos años desde que tuve mi última relación y no puedo evitar preguntarme ¿Qué hubiera pasado si le daba otra oportunidad?¿cómo saber cuándo dar y cuando no, una segunda oportunidad?¿cómo saber si los sentimientos que tenes hoy con respecto a esa persona, no va a cambiar mañana? ¿y qué hay de una tercera o cuarta oportunidad, como saber cuándo parar?

Aníbal era un viejo contacto de msn con el cual había perdido contacto hace unos años. Ahora de la nada, volvimos a chatear y ninguno recuerda que fue lo que pasó que dejamos de hacerlo. Suponemos que fue algo natural. Lo que si recordamos es que nunca nos habíamos visto en vivo. Yo no estaba seguro, pero al conversar todo parecía estar bien y dije: ¿por qué no? Tuvimos una cita, un día de mucho frio. A pesar de eso, la pasamos bien y charlamos mucho. Caminamos por la ciudad, nos sentamos en la plaza España y nos reíamos de lo poco romántica que era esa plaza. En un momento había neblina, la cual aprovechamos para unos cálidos besos. No puedo negar que la pasamos bien. Pero había un problema. El es mucho mayor que yo, y no sería un problema, si no estuviéramos en etapas de la vida muy diferentes. Odio cuando eso pasa, porque es algo que no se puede cambiar, al menos que uno queme etapas o el otro retroceda, lo que no es justo para ninguno. Cuando me pidió volver a salir, iba a ir, para ver si podía hacer algo, pero preferí no mentirle a él, ni a mí mismo, era obvio que no iba a pasar nada, así que decidí sincerarme y no ir. No quería engancharme, ni que él se enganche en algo que no tenía futuro. Creo que es importante saber cuándo dar una oportunidad y también cuando dejar de darlas.


Con Cesar, todo había sido diferente. Después de meses de chatear y reírnos y compartir cosas, teníamos la oportunidad de conocernos y quizás pasarla bien. Pero por el miedo de él y el hecho de que lo inhibo, pospuso el encuentro, hasta que me cansé de esperar. Pensé que si no tenía apuro, quizás no le interesaba tanto. Hasta que hace poco, en la pista, me tomó de la mano y me pidió que me quedara con él un rato. Tenía que decirme algo. Muy nervioso y un poco alterado, me dijo que se había confundido conmigo. Yo pregunté en qué sentido, y él me dijo algo así como que no debería haberme dejado pasar. Entonces le dije que estaba ahí en ese momento y el volvió a decirme que lo inhibía y que no sabía cómo hacer, pero que le gustaba. Todo esto, sin soltarme la mano. El me miraba fijo y con ternura, pero la verdad es que no podía hacer nada. No puedo hacerlo madurar de repente y que se anime a estar conmigo, hablarme, conocerme. Entonces fui mas allá y le dije que lo apreciaba mucho, que el también me gustaba y que hasta lo había llegado a querer, pero que así no íbamos a ir a ningún lado. Le di un abrazo, el intentó besarme en la boca y yo simplemente me corrí. Y me fui. En este caso, yo le di varias oportunidades, pero es él el que no se dio la oportunidad conmigo. Muchas veces, obtener una oportunidad es una decisión personal.

Es muy loco, también, la manera en que actuamos con respecto a la gente nueva que conocemos y la gente de siempre. Por lo general nos cuesta darle oportunidad a la gente nueva, nos cuesta abrirnos y confiar. Tenemos miedo que nos hagan daño. En cambio, con la gente que ya conocemos, la de siempre, que muchas veces sabemos que de hecho nos van a hacer daño, no dudamos en darle otra oportunidad. Cuando en realidad debería ser al revés. De ahí a que el humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.

A veces, damos miles de oportunidades, porque creemos que la gente puede cambiar, tenemos la esperanza de que lo hagan y de que todo cambie a partir de eso. Pero eso nos lleva a esa pregunta existencial: ¿puede alguien cambiar realmente?

En lo personal, creo que todos podemos cambiar, todos tenemos ese poder, solo que algunos lo usan y otros prefieren no hacerlo. Hay gente que de hecho cambia demasiado y todo el tiempo. Lo que tampoco está bueno. Así como también hay gente que aprende de sus errores y hay gente que no. También tiene que ver con cuan abiertos o no estemos a aceptar los errores y mejorar a partir de ellos. En definitiva, entrar en crisis. Para los chinos, el ideograma de la palabra crisis tiene dos partes: la de oportunidad y la de riesgo. En cuanto a la oportunidad, Echkhart Tolle lo expresó claramente: “La oportunidad que está oculta en cada crisis no se manifiesta hasta que todos los hechos de una situación dada se reconocen y aceptan completamente. Mientras usted lo niegue, mientras trate de escapar de ellos o no desee que las cosas sean diferentes, la puerta de la oportunidad no se abrirá y usted permanecerá atrapado en esa situación que continuará siendo la misma o se deteriorará más".



Y en cuanto al riesgo. Quizás sea hora de empezar a correrlos, porque si no existe el riesgo, tampoco la oportunidad. Al no dar una oportunidad, quizás perdamos a esa persona, pero quizás no era para nosotros, quizás nos arrepintamos más adelante, pero también quizás haya sido la decisión correcta. Quizás al perderlo se abrió una nueva y mejorada oportunidad que estas por vivir. Por eso, abrazá cada crisis y arriésgate a vivirlas al máximo. Hay mucha vida por vivir y poco tiempo por usar. Está en vos la oportunidad, tu tiempo es hoy…mi tiempo es hoy.

Pablo Martín Acuña
pabl3te@hotmail.com

¿Sos de dar más de una oportunidad a una persona?

viernes, 25 de junio de 2010

Nuevos Aires ( Parte II )



Anteriormente en Sexo Gay En La Ciudad: (lee la Parte I completa aquí):

Viajé a Buenos Aires en busca de nuevos aires. Además de ver 30 películas en el BAFICI y visitar a mis amigos, conocí a Hernán, un chico con el que había estado chateando unas cuantas semanas. Después de insistir y planificar nuestro primer encuentro, finalmente sucedió, pero fue muy corto y yo esperaba mucho más. Varias invitaciones rechazadas después, me di cuenta que él no estaba interesado o que todo lo que me había prometido, solo quedó en promesas ya que no lo volví a ver. Y las últimas horas, del último día sucedió algo inesperado…

Merendando unas horas antes de ir a la terminal, estaba un poco triste y pensativo por lo que había sucedido con Hernán. Recordé una de las películas que vi: La Quemadura. Unos hermanos buscan a su madre quien los abandonó hace 26 años, el documental muestra toda la investigación que realizaron para finalmente dar con ella. Pero cuando viajan a reunirse con ella, es un encuentro decepcionante. Así me sentía esa tarde.




En ese momento, observo a este chico que me miraba fijamente desde lejos. Unos ojos celestes que contrastaban con su piel. Me puse muy incomodo cuando me di cuenta que efectivamente me estaba mirando a mi. Mucho más incomodo cuando me pidió permiso para sentarse en mi mesa. Lo cual acepté obviamente. Intentó hablar en español, pero le dije que podía hablar en inglés. De repente me encontraba conversando con Ross, 38 años, de New York. Trabajaba en bienes raíces. Mientras me contaba eso, me decía lo mucho que le gustaba, que le parecía interesante y que quería conocerme mejor. Me invitó a cenar, me dijo donde se estaba quedando. Pero también me dijo que ¡tenía novio! Que en realidad, este viaje era un regalo que le había hecho a su pareja por el cumpleaños. Después que le puse cara rara, me explicó que era una relación abierta, que podían tener sexo con otras personas, si querían. Igualmente no me sorprendió tanto, porque, me he dado cuenta que últimamente, las relaciones abiertas están muy de moda. Ross me explicó, que hacía mucho tiempo que salía con su novio y que de vez en cuando, tenían permiso para estar con otra persona. La única condición, es que no comentaran nada con uno con el otro.

Aunque hubiese querido, no acepté, porque tenía que irme en unas horas. Por otro lado, todavía lo de Hernán era muy reciente. Estaba constantemente pensando en el. Más allá de que ya estaba seguro que se había terminado y no tenia porque importarme, no me es para nada fácil saltar de una relación a otra, así como así. Es por eso que me cuesta un poco entender esta "modernidad" de las relaciones abiertas. ¿Qué tan mente abierta hay que ser para estar en una?¿Son estas relaciones la única respuesta a la monotonía de la pareja?¿O son simplemente una buena excusa para que la gente infiel no se sienta culpable?

Muchos de mis amigos, actualmente, se topan con esto de las relaciones abiertas. Y la verdad que nos dejan un poco desconcertados. Porque todo bien si son para un touch & go, pero ¿qué pasa si te enamorás de alguien en una relación abierta? ¿O si, al contrario, éste se enamora de vos? Es decir, ¿se supone que los que tienen la relación abierta, no deberían enamorarse nunca? Y si sucede que se enamora de vos por ejemplo, ¿Qué te hace pensar que no va a querer una relación abierta eventualmente?.

Una de las noches que pasé en Buenos Aires, cenaba con mi amigo José, y hablábamos lo difícil que es tratar de sacarse de la cabeza a alguien, cuando sabes que son el uno para el otro (aunque este alguien esté de novio con otro tipo). Sí que es difícil, ya pasó más de un año que conocí al que yo llamo ‘el amor de mi vida con novio’, y después de todo este tiempo, aún me parece cruzarlo todo el tiempo, aún estando en otra ciudad. Parece una broma del destino, que los que quisieras que estén en una relación abierta, no lo están. Igualmente estas personas que no están en relaciones abiertas, tratan de tenerlas, y te buscan y disfrutan de enamorarte, pero después no se animan a más.

¿Entonces con cual nos quedamos?¿Con el que tiene la excusa de una relación abierta porque no puede comprometerse y ser fiel, o con el que no tiene una relación abierta y trata de seducir constantemente a otros?¿Con alguien que no se anima a una relación o con alguien que está tan cómodo en una relación mediocre, que prefiere no jugarse por vos?

La respuesta es C: ninguno de los anteriores. Para que perder el tiempo con gente que en el fondo son cobardes?. Mejor esperar a alguien que venga dispuesto a todo con vos y solo con vos. Que se juegue, que te diga de frente lo que siente por vos y su afecto sea sincero y único. Y que cuando ese afecto se acabe, que tenga el valor, por amor y por respeto a lo que tuvieron, de decírtelo en la cara. Para que perder el tiempo en grises, cuando hay muchos colores por explorar.



Escuchando al director de mi serie favorita: Six Feet Under, le preguntan porque nunca separa al personaje gay de su novio, porque a pesar de todo, siempre vuelven y permanecen juntos. A lo que el director contesta que para él, era mucho más atractivo e interesante mantenerlos juntos. Era más importante para él, el camino que tenían que hacer ambos personajes para mantener la pareja y ver como cuando el amor es realmente verdadero, cualquier obstáculo es insignificante y se puede sobrepasar. Y finalmente manteniéndolos juntos, logra plasmar el amor de una forma realista.

Volviendo a la merienda con Ross, se estaba haciendo tarde, así que me despedí de él, nos dimos un abrazo y me fui al baño a lavarme las manos. Cuando termino, Ross entra al baño y me sorprende con un beso espectacular. Me toma la mano y quiere llevarme al baño, pero no acepté. Porque si bien lo de Hernán había terminado antes de empezar y aunque tuviese una mente abierta, no puedo pasar tan rápido de un tipo a otro. No tengo una relación abierta conmigo mismo, yo me respeto.

En el viaje de vuelta, no podía dormir. Habían sido unos días llenos de experiencias intensas. Aprendí mucho, sobre el cine independiente y sobre mí. Y a pesar de todo, me llevo lindos recuerdos de Hernán, de la cita que tuvimos y que si bien esperaba más de su parte, yo podría haberlo amado, si me daba esa oportunidad. Espero no se haya quedado con la impresión equivocada.



Vuelvo de Buenos Aires con nuevos aires, pero con la misma certeza de saber que puedo enamorarme y enamorar, en cualquier momento y en cualquier lugar.

Pablo Martin Acuña
pabl3te@hotmail.com
Pregunta para el foro: ¿estarias o estuviste en una relación abierta?

viernes, 4 de junio de 2010

Nuevos Aires ( Parte I )



Una de estas noches heladas, sentado en mi compu, pensaba que hacía mucho tiempo que estaba solo y lo lindo que sería conocer a alguien nuevo, alguien a quien abrazar de noche. Y mágicamente en mi facebook, apareció una solicitud de amistad. Aunque él estaba en Buenos Aires, tomé toda esta situación como una señal y lo agregué.

Después de unos varios chats, unos mensajes tiernos y madrugadas de compañía agradables, me di cuenta que había encontrado a alguien especial. Pero claro, estábamos lejos. Aún así, sentía alegría de tener a alguien en quien pensar y saber que él estaba pensando en mi, era reconfortante. Hacía mucho que no sentía eso. Semanas más tarde tenia planificado viajar a Buenos Aires por el BAFICI ( Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente), al cual voy todos los años. De alguna forma, después de todo un año de relaciones fallidas, cambiar de aires y conocer a Hernán, era lo más refrescante que me sucedía en mucho tiempo. Cuando se enteró me dijo que podíamos planear tener una cita para conocernos, ir al teatro, al cine y muchas cosas más. Estaba tan entusiasmado que contaba los días para el viaje y hasta le dediqué este tema:



Todo sucedió tan rápido, que en el colectivo de ida, fue cuando comencé a pensar en todo lo que había sucedido y a especular con lo que iba a suceder. Y de repente, sentí miedo. Porque me di cuenta que pasara lo que pasara, no había forma de ganar: Si nos conocíamos y todo salía mal, iba a ser feo porque quería decir que lo que sentíamos por chat o mensajes no era más que una fantasía, o algo que solo podíamos tener por ese medio. Y si todo salía bien, íbamos a tener que separarnos por quien sabe cuánto tiempo. Entonces pensé: ¿podría sostener una relación a distancia?¿todavía existen ese tipo de relaciones, alguien realmente puede mantenerlas por mucho tiempo? Y más allá de eso ¿es lo que necesito en este momento de mi vida?

Las relaciones a distancia siempre estuvieron presentes en mi vida. De hecho mi primer relación con un hombre, fue a distancia, y si que estábamos lejos. Chad tenia 16 años y era de Missouri. Nos conocimos en el chat de la serie Dawson’s Creek (que para los que no conocen es de donde Cris Morena se “inspiró” para hacer Verano del 98), comenzamos a chatear y nos enamoramos. Durante varios meses chateamos de todo. Recuerdo que pensaba en el todo el día y no veía la hora de chatear con él. Esa era una época muy complicada para mi, estaba dentro del closet, no compartía mis secretos con nadie, estaba en Santiago y veía mi futuro un tanto negro. Dentro de todo esto, Chad era la esperanza que necesitaba. Él le había contado a sus padres de su homosexualidad y ellos lo habían aceptado bastante bien. Recuerdo que yo admiraba eso y fantaseaba algún día seguir sus pasos, pero en ese momento me parecía algo imposible y lejano. Nos mandamos cartas y hasta iba a locutorios para hacerle llamadas. Después de un tiempo dejamos de contactarnos, porque nos extrañábamos muchísimo, porque de verdad habíamos llegado a enamorarnos, a querernos mucho y quizás para ese entonces, era amor lo que sentíamos. La conexión era muy fuerte y al menos yo la sentía. A pesar de estar lejos, era palpable, cercana.



Mucha gente no cree que pueda existir este tipo de enamoramiento, de conexión con el otro a través de una computadora, por teléfono, el amor a distancia. Pero en realidad creo que si el amor o la conexión son verdaderos, la distancia pasa a ser un simple detalle.

A penas llegué a Buenos Aires, organicé la agenda con todas las películas que quería ver, y todo lo que quería hacer e inmediatamente se las comenté a Hernán, así el arreglaba sus horarios y podíamos organizar el esperado encuentro. Entre el trabajo y las clases de teatro, sus horarios también estaban complicados. Terminamos viéndonos recién el fin de semana, en una cita para merendar. Solo teníamos una hora y media, porque él tenia otro compromiso después. Finalmente nos encontramos, tomamos un café, conversamos y todo salió bien. A penas lo vi supe que iba a estar bien. Mientras hablaba con él, lo observaba y él se ponía algo nervioso. Me di cuenta que todo lo que me había gustado de él, en vivo, era mucho mejor, ver sus reacciones, su sonrisa, todo era mucho mejor. Me sentí muy cómodo y el me dijo que también. La pasamos muy bien y después llego el momento de la despedida. La verdad, me hubiera gustado mucho un abrazo muy largo y un beso apasionado. Pero no se dio en ese momento. Pensé que teníamos todo el fin de semana para que llegue ese momento. Lo que no sabía era que esa era la última vez que lo iba a ver.

Los siguientes días, fueron invitaciones rechazadas y comprar entradas para él, que nunca usó porque nunca vino. No me rendía y pensaba: "bueno, esta vez, si va a venir así que le voy a comprar una entrada y seguro viene" o "bueno, no vino, pero seguro aparece después para invitarme a cenar o me va a sorprender y va a venir a la salida del cine". Siempre me siento muy estúpido pensando esas cosas, pero no entiendo porque ya no hay gente que haga ese tipo de cosas.



Mientras veía las películas, todo me hacia recordar a Hernán. Había una en particular, La Bocca Del Luppo (La Boca Del Lobo) que hablaba de una pareja de un hombre y una travesti, que vivieron una historia de amor, y gran parte de la historia estuvieron separados, ya que el tuvo que ir a la cárcel. Ella lo esperó y se mandaban cartas e iba a visitarlo de vez en cuando, a pesar de los maltratos que recibía o las burlas, el amor sobrevivió a todo eso, y ahora viven juntos y felices en una casa en las montañas. Pensé en todo lo que pasaron para estar juntos y me pregunté si Hernán haría lo mismo por mí, si ni siquiera pudo verme más de una hora y media en una semana que estuve en Buenos Aires y a pesar de que el haya sido una de las razones del viaje también.

Mi último día, ya estaba completamente seguro de que no iba a volver a verlo, estaba triste y decepcionado. La frase de una de las películas que vi me quedó resonando en la cabeza: "Estar cerca no es físico". Unas horas antes de volver a Córdoba, me senté a merendar cerca del hotel. Trataba de concentrarme en lo positivo del viaje: haber visto 30 películas increíbles, visitar a mis amigos, filmar un corto, pasear por Buenos Aires, salir a bailar con mi amigo Jair como en los viejos tiempos, ir de shopping, etc . La había pasado fantástico. Y en ese momento, a lo lejos veo a un tipo mirándome fijo. Era afro-americano, tenía una mirada hermosa, unos ojos claros penetrantes y un cuerpo atlético. Lo que no tenía era sutileza, estaba siendo bastante obvio. Me sonrió unas cuantas veces y yo estaba bastante sorprendido, no podía creer que era a mí. Entonces pasó algo que no me esperaba, él vino y se sentó en mi mesa….

Continuará…

Pablo Martín Acuña
pabl3te@hotmail.com

Pregunta para el foro: ¿Estuviste o estarías en una relación a distancia?

lunes, 3 de mayo de 2010

Escenas Eliminadas



Cansado de hacer lo de siempre, hace unos fines de semana, decidí hacer algo que no hacia hace mucho: ir a la cancha a ver un partido de básquet. Con mis amigos Nari y Patricia fuimos a ver el partido de Atenas. Me había olvidado de la adrenalina que se vivía viendo un partido y me recordó a la que yo vivía cuando era chico y jugaba al básquet.

Antes de llegar a la adolescencia, tuve un desarrollo prematuro. Es decir, me desarrollé físicamente antes de lo previsto y de repente. Era finalmente algo normal, de hecho, después de unos años me estabilicé y todo siguió su curso. Pero en esa época era altísimo y grandote, parecía tener mucha más edad de la que tenia. Todo el mundo les decía a mis padres que tenía que jugar al básquet y así es como terminé jugando con chicos muchos más grandes (en edad) que yo. Y siempre me quedó grabada esta escena: estábamos jugando un partido, había un poco de publico ese día, era un partido entre los del mismo equipo. Yo tenía la pelota y el entrenador me decía que se la pase al de la izquierda y yo, todavía no sabía cuál era la izquierda, no sabía diferenciar. El entrenador se puso como loco a gritarme: ESA NO ES LA IZQUIERDA!!! Y alguna que otra puteada que no voy a repetir. Recuerdo a gente riéndose y otra abucheándome y en el medio de todo mi mamá enojadísima gritando desde la tribuna algo así como: es chiquito!!! No le grite!!!. Suena muy gracioso ahora que lo cuento, pero en ese momento fue humillante y obviamente traumático



Todos vivimos de estas situaciones traumáticas, que desearíamos borrar o eliminar para siempre. Hay algunas escenas que logramos superar y lograr, con el tiempo, reírnos. Otras que nos persiguen por mucho tiempo y son difíciles de eliminar. Una que me afectó mucho, fue sin duda una que viví hace unos años:

Bailaba en Zen, en una de mis salidas que hacía solo, ya que no tenía amigos con quien ir todavía. De repente, vi un tipo que me gustó bailando en la pista. El también estaba solo, pero no parecía importarle. Nos miramos casi toda la noche. Recuerdo que el tenia el cuello de la camisa mal doblado. Entonces, le hice seña para que se acercara y le dije: ¿puedo hacer algo que tuve ganas de hacer toda la noche?, el me sonrió y dijo: Si. Entonces me acerqué, puse mis manos alrededor de su cuello y le acomodé la camisa. A él le encantó que hiciera eso y me invitó a bailar con él en la pista. Conversamos todo lo que quedaba de la noche, mientras seguíamos bailando: el era profesor de inglés y tenía 28 años. Entre miradas y sonrisas, no aguantamos más y nos besamos, mucho. Ya en su departamento, no podíamos despegarnos. Me quedé a dormir y tuvimos sexo hasta que amaneció. La habitación se iba aclarando cada vez más. Yo estaba sobre él, en el medio del ‘acto’, pasándola muy bien, al igual que él. Cuando lo sorprendo mirando mi panza. En esos años, tenía unos cuantos kilos de más, es verdad, pero logre ver en su cara un poco de horror, por no decir asco. Y fue horrible. Sin embargo seguí hasta el final, esforzándome por eliminar la imagen de su cara, y lo logré. Aún hoy recuerdo su cara como si fuera ayer. Por un rato, pensé que era persecución mía, pero el lo dejó claro cuando hizo el comentario: ¿no vas al gimnasio?. Después de esa noche no lo volví a ver, me acuerdo que me dijo algo así como que tenía novio y que yo había sido solo un desliz.

Esa noche, esa situación, me afecto por muchos años. Tanto así que me costó mucho tener sexo con luz por muchos años y aun hoy, me cuesta. Entonces pensé ¿no deberíamos ser más cuidadosos con las cosas que decimos o los comentarios que hacemos acerca de los defectos físicos?¿realmente es tan importante lo físico si la estas pasando bien? ¿y cuál es esa edad o etapa de la vida en la que lo físico pasa a un segundo o tercer lugar o simplemente ya ni importa?

Con mi amigo Leandro, hace poco, pensábamos en cuando llegará esa edad en que una panza no es importante para determinar una relación, y hablamos de querer llegar cuanto antes a esa edad, solo que no sabíamos cual era esa edad. ¿Existirá realmente?

Después de esa noche con el profesor de inglés, comencé a observar mi cuerpo y a odiarlo. Me sentí muy mal por un tiempo y me afectó tanto, que decidí hacer algo al respecto. Por suerte, no intenté nada peligroso para mi salud. Simplemente comencé a ir a correr tres veces por semana al parque, comencé a cuidarme en las comidas un poco y en esa época estaba el programa Cuestión de Peso, que ayudó bastante debo decir. Y así en 4 meses, bajé los 25 kilos que tenia de más. Aun así, en mi siguiente relación, me costó mucho desnudarme ante mi novio. Ahí comprendí lo mucho que afectó esa insignificante mirada de asco. Y pensándolo ahora, siento que si hubiese tenido otra personalidad más débil o si no hubiera tenido a mis padres constantemente cuidando que me alimentara bien a pesar de hacer dieta, quizás si no hubiera tenido todo eso, las consecuencias hubieran sido otras y muy malas.



No digo que por lo físico no te puedas sentir más o menos atraído, pero si la estas pasando bien, si tenés química con el otro y te hace reír, que importan unos kilos de más, que importan los lunares, pelos de mas o de menos, piernas flacas o lo que sea. ¿No les parece que después de un tiempo, ya no tiene mucho sentido?

Lo más gracioso, fue cuando después de adelgazar, intenté volver al ruedo y comencé a conocerme con un chico en el chat y cuando le mostré mis fotos nuevas, me dijo: Disculpá, pero me gustan los tipos más robustos, tipo osos. Parecía una broma de mal gusto, pero ahí comprendí que la gente quizás no se conforme nunca con el físico del otro o quizás nunca lo quiera tal cual es. Así es como comencé a querer yo mi propio cuerpo y cuidarme por mi, mi salud y no para satisfacer a otros. Hoy después de mucho tiempo, puedo decir que logré quererlo y se siente muy bien.



Hace unas semanas, volví a Zen y estaba solo y lo vi a él. El profesor de inglés, en la pista bailando. Estaba igual de lindo, solo que con un poco mas de canas y un poco mas de panza. De nuevo nos miramos mientras bailábamos, pero estaba seguro que no se acordaba de mí. Me lo confirmó cuando se acercó a decirme que le gustaban mis anteojos, me preguntó si estaba solo y me invitó a bailar con él y sus amigos. A lo que contesté: No, gracias, ya me estoy yendo. Y me fui. Con la satisfacción de saber que la química que teníamos, sigue siendo la misma, que yo sigo siendo el mismo, pero que seguramente el sigue siendo el mismo también. Entonces no tendría sentido, porque hay cosas que ni con todas las dietas o ejercicios pueden cambiarse. Cosas mucho mas importantes. Y yo podré no saber cuál es la izquierda y la derecha todavía, pero sé de cosas más importantes.


Pablo Martin Acuña
pabl3te@hotmail.com

Pregunta para el foro: ¿Cuánta atención le prestas a lo físico a la hora de tener una relación?

lunes, 5 de abril de 2010

El Futuro De



Sentía las ganas de llorar subiendo por mi cuerpo, pero de felicidad. La ceremonia ya estaba por terminar y yo no podía concentrarme en lo que decía el sacerdote. Estaban todos ahí, mis amigos, mi familia, me sentía en el final feliz de una película. Y llegó el momento de decir los votos, los que había practicado por años. Comencé diciendo: "Todos saben lo que me costó llegar hasta este lugar…". En ese momento me quebré un poco y hasta mis amigos que nunca había visto ni siquiera lagrimear, se quebraron también. Y ahí en la parte de "puede besar al novio" me desperté. Era obviamente un sueño que tuve el día del casamiento de mi prima. No pude ver la cara del que sería mi esposo, ni nada concreto, solamente sentí la felicidad. Es como el antónimo de la sensación fea que sentís cuando te soñás que te caes de la cama. Todo el día estuve pensando en eso, y por supuesto me pregunté: ¿Cuánto falta para que suceda?¿a caso es demasiado iluso pensar en un casamiento gay?¿o es iluso pensar en un ‘amor hasta que la muerte los separe’? es decir, ¿todavía hay gente que piensa casarse?



La verdad, me acuerdo que antes sentía el sueño más cercano y palpable. Recuerdo que con un novio bromeábamos acerca de eso, de cómo sería nuestro casamiento, en qué fecha, a quienes íbamos a invitar, quienes iban a ser los padrinos, que nos íbamos a poner y a dónde íbamos de luna de miel. Recuerdo habernos quedado toda una noche pensando en lo lindo que seria. Hoy el sueño está más lejos que nunca, ya que ni siquiera tengo novio.

No sé de dónde vienen esos pensamientos, solo sé que siempre los tuve. Hay días que no puedo estar sin pensar en el futuro de mi vida sentimental. Y ya que estamos, quería dar mi opinión acerca de algunos comentarios que leí sobre este asunto (algunos generales y otros sobre mi): hay gente que cree que los gays queremos casarnos y todo eso para imitar a los heterosexuales. Que quiero un hombre caballero porque me siento una lady o que queremos adoptar para copiar las familias heterosexuales. Y no es así. En lo personal me gustaría casarme porque es algo que siempre quise hacer, y quiero tener derecho a hacerlo. Me parece importante decir los votos y sellar el compromiso con alguien a quien amaré por el resto de mi vida, y lo quiero hacer delante de todos mis seres queridos. Me gustan los hombres caballeros, porque son el tipo de hombre que me gustan y no porque me sienta una ‘princesa’. Y quiero adoptar porque es algo que siempre tuve en mente, ya que yo mismo fui adoptado y no podría haber sido más feliz con la familia que me eligió. Es lo que quiero para mi vida y siento que es un derecho que no debería estar en duda de ser aprobado o no, como ley, mucho menos socialmente juzgado. Es otro sueño que parece lejano, pero voy a hacer todo lo posible para conseguirlo.

Quizás todas estas ganas de tener alguien a mi lado tenga que ver con que mis padres se casaron a los 23 y están por cumplir 40 años de casados y su amor sigue intacto. Yo llegué a Córdoba hace 9 años y hace 9 años que busco una relación que perdure, alguien que se esfuerce por hacer que las cosas funcionen, que se juegue. Hace 9 años que lo busco ¡¡¡¿Dónde está?!!!

Hace unos días le comentaba a un amigo lo mucho que extrañaba estar en una relación. Porque hay días que me siento muy solo. Trato de mantenerme ocupado con el trabajo y todo eso, pero llega un momento los domingos que me es inevitable pensar aunque sea un rato en eso. Le decía a mi amigo que extraño todo lo que implica una relación, lo bueno de la compañía, el estar pensando en otra persona, y hasta lo malo, hasta esas peleas que después te das cuenta que no tenían sentido (sobre todo cuando estas solo). Lady Gaga lo escribió muy claro en Bad Romance, querer a alguien, necesitar a alguien al punto de querer sus dramas, sus caricias, su fealdad, su mal romance.



Y los abrazos, ¡como extraño los abrazos! Me es inentendible pensar que alguien prefiera no estar abrazado a alguien. El otro día justamente veía una serie en la que uno de los personajes tenía los dos brazos quebrados y necesitaba que le ayuden a cambiarse la ropa porque se había mojado con la lluvia. Entonces cuando consigue quien le ayude, se da cuenta que lo que realmente necesitaba era un abrazo, entonces sin decir nada y en silencio, de repente abraza a quien le estaba ayudando y ahí no aguanté más. Lloré y lloré sin parar, fue un ataque de llanto, fue triste y liberador al mismo tiempo. Hacía mucho que no lloraba de esa manera, pero después de eso, me sentí en paz.

Unas semanas después había conocido a un chico, una noche muy extraña en la que me sentía sociable, me puse a conversar con él, fue así, muy cortito y al pasar, pero en la despedida tuvimos un micro-momento especial. Por unos segundos nos quedamos mirándonos y sonriendo sin decir nada. Hasta que volvimos a la realidad y nos separamos para seguir nuestro camino. Me quedé pensando en él durante toda la semana y a la siguiente lo encontré en la pista. Pasaba algo extraño, había unas miradas especiales que no entendía muy bien, pero eran lindas. Pero de repente me di cuenta, que las miradas especiales, no eran tan especiales, es decir, si eran, pero no exclusivamente conmigo. Eran así de especiales con todos. Y finalmente el terminó a los besos con otro chico en mis narices. Entiendo, es decir, hay gente que disfruta siendo soltero, y no lo juzgo, todos pasamos por esa etapa y está bueno. Pero también aceptemos que hay mucha gente que le encanta histeriquear y lo disfrutan. Es muy loco, hay gente que está dispuesta a histeriquear por toda una vida, pero no así, a amarnos hasta que la muerte nos separe. ¿Será que elegimos siempre el camino más fácil?



El finde salí con mi amigo Santi y le mostré a un tipo que siempre que salgo, lo veo solo. Creo que nunca conocí a alguien que me provocara tantas ganas de abrazarlo. No por lástima, sino porque es como si él estuviera hecho para eso. Más allá de eso, es hermoso: mirada tierna, nariz grande, pálido, cara de bueno, en fin, mi tipo. Más tarde, a la salida, volvíamos caminando y el iba adelante nuestro. Hasta que lo vimos entrar en un bar que estaba abierto. Y se sentó a desayunar solo. Santi me decía de ir a acompañarlo. Pero no lo hice y toda la semana me quedó esa imagen grabada. Y me arrepentí de no haberlo hecho, sobre todo porque quizás en un futuro ese sea yo. Y estoy seguro que me gustaría que alguien compartiera un desayuno conmigo. Porque aunque pasen los años, siempre voy a preferir estar acompañado.


Pablo M. Acuña
pabl3te@hotmail.com

Pregunta del foro:¿Pensás o pensaste alguna vez en casarte?

viernes, 12 de marzo de 2010

Ritmo



Las últimas semanas me ha costado muchísimo relajarme lo suficiente como para poder dormir. Doy vueltas en la cama, siento ruidos extraños y me despierto, me da sed, muchísima sed, me hace calor, después frio. Con tantas tormentas y rayos, fuera y dentro de mi cabeza, lo único que me relajaba un poco era salir al balcón y observar el arco iris. Pensaba que era eso, la humedad y la lluvia, pero no, en realidad había otra razón. Un chico.



Todo comenzó hace aproximadamente 9 meses. Un simpático chico con una tonada extraña se nos acercó a mí y a mi amigo Damián, para decirnos que un amigo de él quería el número de Damián. Nos pareció un poco infantil todo, pero simpático, tanto que mi amigo accedió. De hecho tuvieron algo que duró un tiempo. En ese tiempo, este chico simpático, me agregó al facebook y no chateamos hasta unos meses después. Nunca más lo volví a ver en vivo durante todo ese año. Y eso que vivimos relativamente cerca y salíamos a los mismos lugares. A sus amigos los cruzaba siempre y siempre les preguntaba por él.

Chateábamos de vez en cuando, hasta que en Diciembre, comenzamos a chatear mucho más, ya que ambos estábamos de vacaciones y con nuestras familias en diferentes ciudades. Y ahí, pude al fin conocerlo mucho más, lo suficiente como para estar seguro de que me interesaba. Pero había un inconveniente, el viejo y conocido tema de la edad. Aunque en realidad todos sabemos que el verdadero problema es la madurez. De todas formas en ese momento, no le presté atención, porque como en el último intento de relación que tuve, todo fue demasiado rápido, esta vez decidí relajarme y seguirle el ritmo, sin ilusionarme simplemente dejándome llevar. El era la persona perfecta para hacerlo, se tomaba todo con humor, súper tranquilo y bien despacio. Después de casi dos meses de conversaciones llego la hora de encontrarnos ya que ahora estábamos en la misma ciudad. Y de repente todo cambió. Me di cuenta que el que llevaba el paso en este baile era yo y que en realidad el me había dado muy pocas señales. Como era de esperarse, entre en pánico, con terror de haberme imaginado todo. Ahí comencé a preocuparme por conseguir respuestas concretas, algo que él no pudo darme. Cada vez que nos íbamos a juntar, siempre pasaba algo que lo impedía o tenía que estudiar o tenia visitas o estaba cansado. Y ahí fue que ya no pude más.

Entonces pensé si esto tenía que ver con la madurez, es decir ¿a caso ya estoy grande como para relajarme e ir despacio?¿o él es muy chico para seguirme el ritmo y dar pasos concretos?¿tener la misma edad, garantiza la sincronía en este baile?

Creo que llega una edad en que la paciencia se acaba (sobre todo si venís de una racha de relaciones que no van a ningún lado). Sin embargo, en mi caso, soy muy paciente. Pero siento que ya, a los 26, es difícil ir tan despacio. Llega un momento en que querés que el otro vaya a tu ritmo, bailar un poco en sincronía y no tener que ir desfasados. Es decir, un baile de a dos en el que ambos se complementen y no que uno solo haga todo el trabajo. Es como en el tango cuando uno da un paso hacia adelante, el otro da uno hacia atrás y viceversa, para no pisarse.

Muchas veces pienso también, que ir demasiado lento al comienzo de una relación, es un poco peligroso, porque puede interpretarse como falta de interés o simplemente el hecho de tomarse todo relajado puede confundirse como algo que está conduciendo hacia una amistad. Y finalmente terminan siendo de esos contactos que te gustaron una vez y no pasó nunca nada y te hacés amigo entonces tenes que escucharlo cuando te cuenta de algún chico que le gusta y te da un poco de bronca.

Como decía antes, la edad en realidad, no garantiza nada, que una relación tenga un buen ritmo, depende de muchas otras cosas. La madurez intelectual, la madurez sexual, la experiencia de vida y por supuesto, la etapa en la que se encuentre su homosexualidad: esto es, si está fuera del closet, si estaría dispuesto a llevar una relación y todo lo que implica, o si tiene que hacer todo a escondidas. Cada uno tiene sus tiempos y hay que respetarlos, pero son cosas que deberíamos tener en cuenta antes de meternos de lleno en una relación y no durante o después.

Otro punto importante son las cosas en común que tenes con gente de cierta edad. Es decir, es importante sentirse identificado y cómodo hablando con esa persona de temas que sean interesantes para ambos. Por lo general pasa que buscamos a alguien de la misma edad y a la hora de cruzar unas palabras, nos damos cuenta que hay un abismo entre tus pensamientos y los de él y que nada tiene que ver la edad. Es ahí donde se origina este desfasaje y se ven reflejado en las relaciones, tanto amorosas, como las de amistad.


Al igual que en una relación, en el baile, los pasos son importantes, quien da el primero, quien es el que lleva el paso y quien acompaña. Por lo general, pensamos que el más grande es el que debe tomar las decisiones importantes de la relación, o dar los pasos importantes, cuando lo importante en todo esto es en realidad la experiencia. Siempre el bailarín mas experimentado, es el que lidera el baile pero está en el otro aprender a seguirle el ritmo. Quizás a esto se refiere Madonna cuando dice: "seremos amantes si el ritmo es correcto". Con esto no estoy diciendo que siempre sea uno el que lidere, sino que sea algo complementario, algo de a dos, porque un buen bailarín sabe llevar y ser llevado.

Hace unos fines de semanas, me encontré con este chico en la pista de Santa Kitsch, nos saludamos, estábamos contentos de vernos. Pero fue solo ese saludo, después, durante toda la noche, estuvo evitándome o esquivando acercarse a mí. Al final de la noche hasta mandó un amigo para pedirme que vaya a hablarle, a lo que contesté que no porque me parecía muy inmaduro lo que estaba haciendo. Más tarde esa misma madrugada me llamó y cortó, esas cosas que hacíamos en la primaria. En la semana me aclaró que el no había mandado a ese amigo a hablarme y que no me contestó en el teléfono porque se dio cuenta que era tarde. Sea, o no, cierto eso, le dije que había llegado a mi limite y él lo entendió. Me dijo que venía de relaciones feas que no le permitían dar pasos o que le daba miedo. Si bien el fue inmaduro en ese sentido, yo tampoco soy lo suficientemente maduro como para ser paciente y esperar a que el deje de dar vueltas. Por mi parte puedo decir que traté de seguirle el ritmo y no lo logré. Y es una lástima, porque de verdad le tengo mucho cariño, hacía mucho tiempo que nadie me hacía reír chateando o simplemente con mensajes de texto, como lo hizo él y estoy seguro que siempre que lo recuerde, va a ser con una sonrisa.

Pero la realidad es que ahora estoy en una etapa en que me gustaría que alguien me "saque a bailar", alguien que baile conmigo y me enseñe unos pasos y mientras yo le enseño otros, sin perder el ritmo.

Pablo M. Acuña
pabl3te@hotmail.com

Pregunta para el foro: En las relaciones ¿te cuesta mantener el ritmo?

martes, 23 de febrero de 2010

El Pasado De



El otro día, hablando con mis amigos Damián y Dario sobre como éramos en la secundaria y como eso afectó lo que somos ahora, en cierto modo. Personalmente yo me acordé de tres historias que me marcaron

EL HERMANO DE

Federico (por supuesto que no voy a usar nombres verdaderos, en ninguna de las siguientes historias, ja) era el hermano menor de mi amigo Carlos, solo tenía un año menos. Recuerdo que yo tenía 13 o 14 años y nos conocíamos hacia bastante ya. Un día, jugando al cuarto oscuro en una de las casas, con Federico nos escondemos en el mismo lugar y comenzamos a acariciarnos. Nada pervertido, todo era bastante inocente. Me encantó que lo hiciera, porque me parecía un chico hermoso y así, comenzamos a acariciarnos más seguido y a darnos besitos, piquitos, también. Todo hasta que Carlos nos descubrió. Lo primero que hizo fue reírse y decirme "puto", a mí y no a su hermano. Inmediatamente después amenazó con contarle a mi mamá. Yo sentía que me moriría si eso pasara. Y ahí fue, donde todo comenzó. Esto de la "doble vida", comenzar a ocultar lo que sentía y quien era, de mis padres, de mis amigos, de todos. Se sentía horrible y como si fuera poco, te sentís completamente solo. Y entonces te convertís en un mentiroso compulsivo, porque comenzás a sentir que cualquier cosa que hagas o digas, puede ser una pista para que lo descubran. Siempre que hablo de lo de la "doble vida" me acuerdo de Juan Castro y lo que dice en esta entrevista de Grandiosas (ver video en el minuto 1:52 )



Carlos no le dijo a mi madre en ese momento, en lugar de eso, decidió extorsionarme. Todos los días, tenía que darle a él la plata de mi almuerzo, de lo contrario hablaba. Lo más decepcionante fue que Federico, un tiempo después comenzó a pedirme plata también y amenazaba con contar todo. Eso fue un golpe duro. Lo que nunca entendí era ¿Por qué no confié en mis padres en ese momento? Supongo que tenía miedo de cómo iban a reaccionar, creía que no iban a confiar en mí, porque en el fondo, yo me sentía un mentiroso. La pasé muy mal un tiempo. Todo estaba saliendo mal y sentía que nadie podía ayudarme. Así que pensé en eso que muchos gays adolescentes piensan en algún momento, cada vez más, y nadie habla de ello: suicidarme. Estaba solo en casa, fui por el cuchillo más grande, estaba llorando, me temblaban las manos. Y cuando tomé el cuchillo, mi gato me acarició las piernas y me miró fijamente unos segundos. Entendí el mensaje, guardé el cuchillo, lo alcé y le di muchos besos. Entonces me pregunté ¿hasta cuándo voy a seguir teniendo esta doble vida? No puedo seguir viviendo de esta manera. Entonces la próxima vez que Carlos vino a pedirme plata, se la negué y el obviamente me amenazó. Y ahí ya no aguanté más y lo golpee, esa fue la primera y última vez que luche físicamente con alguien. Supongo que en un punto, finalmente, confié en el amor de mis padres y en que no les gustaría verme sufrir de esa manera. Y así sin más ni Federico, ni Carlos me molestaron, ni me pidieron plata y nunca dijeron una palabra a nadie.

EL AMIGO DE

Como en casi toda vida de un adolescente gay, las cosas se ponen difíciles, complicadas y hasta insoportables. Entonces te haces la pregunta: ¿Y si en lugar de todo este caos, trato de ser heterosexual y espero que esto que siento por los hombres se me vaya?¿Si lo hago por el bien de mi familia para no darle más complicaciones?. Eso pensé en un momento, entonces traté de conquistar a una chica. Tenía un amigo que estaba enamorado de una amiga mía, entonces yo lo iba a ayudar a él, si él me “hacia pata” (ja, así le decíamos) con su amiga. Todo iba bien, nos aconsejábamos, planeábamos estrategias para conquistarlas y hablábamos sobre las relaciones. Nos hicimos excelentes amigos, hablábamos todos los días por teléfono, por horas. Me encantaba hablar con él, porque realmente me escuchaba. No era como mis otros amigos, sentía que con él podía hablar de todo. Eso era algo que no había sentido antes y ahí me di cuenta: me estaba enamorando. Y como NO enamorarme: Lautaro era hermoso, no solo porque físicamente era uno de esos tipos que ya nacen con cuerpos perfectos, que no tienen necesidad de hacer ejercicios, ni cuidarse en las comidas, sino también, porque era un muy buen tipo, “un buen pan” como diría un amigo. Pasó el tiempo y todos los días esperaba su llamado. También íbamos al cine y nos juntábamos a charlar. Recuerdo patente una vez que su familia nos buscó del cine en el auto y viendo lo agradable que eran todos ellos conmigo pensé: ¡ wow que lindo seria ser su novio!. Entonces pensé que no lo iba a lograr, no podía negar quien era o lo que quería para mi vida y aunque fuera difícil y complicado para mí y para mi familia, al ocultar mis sentimientos hacia él me di cuenta que no había nada más difícil que ocultar quien realmente sos. Después de un tiempo, el simplemente se alejó. Supongo que se dio cuenta, o alguien hizo que se diera cuenta. El estuvo con mi amiga un tiempo y después con su amiga a quien yo supuestamente tenía que conquistar. Y yo, aun hoy, a veces me encuentro pensando en el, como ahora, ja.



EL ALUMNO DE

Eran los primeros años de la secundaria. Todos los compañeros de la primaria estaban en diferentes cursos. Agustín era alumno del curso de al lado. En la época de la primaria éramos amigos, pero no tanto. Como sea, en algún momento, no recuerdo como, comenzamos a “gustarnos” o algo así. Era raro, de vez en cuando hablábamos de ciertos temas y comenzamos a explorar juntos. Recuerdo de todas formas, la sensación de sentir que hacíamos algo malo. No lo sentíamos en ese momento, pero sí recuerdo patente su mirada de vergüenza y culpa al encontrarnos al otro día en la escuela. No hablábamos por semanas. Ahora me pregunto ¿Por qué nunca nos percatamos de que experimentar era algo normal, algo de adolescentes explorando su sexualidad?. Supongo que un poco tiene que ver con que eran otros tiempos, pero estoy casi seguro que todavía hay muchos adolescentes que sienten esa culpa que sentíamos. Y todo, porque todavía el tema de la sexualidad y todo lo relacionado, es tabú, está mal visto, es pecado, entonces lo reprimimos desde chicos y no compartimos lo que sentimos con nadie por vergüenza. Nadie te lo enseña o te lo enseñan cuando ya es demasiado tarde. Porque seamos sinceros, esas clases de educación sexual que tuvimos en la secundaria, hablaba de muy pocas cosas, todo explicado científica y hasta matemáticamente. Llenas de prohibiciones o cosas que NO deberías hacer, pero nunca explicaban que es lo que si deberíamos hacer. Y los que daban estas clases nunca lo hacían algo ameno, siempre quedabas con la sensación de que era algo serio y peligroso o de algún modo mientras veías al profesor o profesora tratando de mantener una seriedad fingida, pensabas que se estaba aguantando la risa y que en realidad le daba un poco de pudor hablar del tema. De cualquier modo no se acercaban en lo mas mínimo a una "educación" eran básicamente unas instrucciones técnicas. Pero bueno, no voy a decir que fueron inservibles, muchos de mis amigos nunca tuvieron ese tipo de clases, no sé cómo serán ahora. Tampoco digo que las experiencias sexuales deberían darse en la secundaria, creo que debería ser mucho después, pero por lo que se ve, hoy en día, hay muy poca gente que llega virgen al primer año de secundaria. Mi punto es que no está bueno bloquear estos sentimientos y sentirse extremadamente culpables por tener una curiosidad que es completamente normal. Creo que reprimirlos desde temprano a la larga es lo que genera más tarde la ambigüedad sexual. Un día, Agustín me dijo que hagamos lo de siempre: esto era pedir los dos a la misma hora, permiso para ir al baño. Y ese día me pidió que nos diéramos el primer beso. Uno verdadero. Y fue muy lindo, tanto, que creo que fue en ese momento que me quedó claro de que lo que sentía no era ninguna “etapa”. Era lo que realmente era. Esa fue una de las últimas veces que vi a Agustín, que por lo que sé, no es gay.



Cada uno me enseño, a su manera, cosas que me marcaron y que son hoy parte de mi: que el amor de mis padres es incondicional, a no confiar ciegamente en la gente solo por un poco de afecto, que no puedo negar quien soy, que siempre termino buscando a alguien que me entienda, que me escuche y que experimentar, siempre y cuando sea con respeto, no debería darme culpa. Y todas éstas son cosas que no te enseñan en las clases de educación sexual.

Pablo M. Acuña
pabl3te@hotmail.com

Pregunta para el foro: ¿Tenés alguna historia que te marcó en la secundaria?