lunes, 18 de junio de 2018

Buenos Aires Horror


'Algo nos acecha a la distancia, desde los muertos brillan fragmentos de luz...Se acerca la oscuridad y será nuestro fin. A veces, cuando todo está perdido, bebemos de la fuente de la juventud y no envejecemos más. A veces, volamos de nube en nube, volamos lejos, nos perdemos y no nos encuentran jamás' - Miami Horror




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A la mañana siguiente, desperté feliz en la baticueva de Batman, ahí me di cuenta lo que extrañaba esto. Despertar con alguien al lado, sentir el calorcito de otro cuerpo en la cama, hasta sentía que había dormido más plácidamente que de costumbre. Su espalda, besable, sus hombros con rastros de la noche anterior, todo muy acariciable. Pero no quería despertarlo de su profundo sueño. Ya no estaba con Batman, estaba con Bruno Diaz.

De repente, a lo lejos se escucha el celular llamando, su celular. El se despierta y sale disparado a atender en secreto, yo cerré los ojos y me hice el dormido. Un poco intranquilo, me preguntaba si era su novio diciéndole que estaba en camino, miré a mi alrededor para ver donde había ido tirando mi ropa. Cuando volvió a la habitación, le pregunté directamente: ‘ ¿Quién era?¿tu novio?’, haciéndome el relajado. El sonrió y se sorprendió por mi pregunta. Claro, durante toda la noche, no habíamos mencionado su relación abierta. Antes de contestarme, se quedó pensando unos segundos con una cara de entre pánico y ternura. Me dijo que era su padre, de repente, no me sentía tan relajado, es más, hasta me arrepentí de preguntarle eso, quedó como que le estaba exigiendo explicaciones o algo. Por suerte el si era relajado y se lo tomó con gracia. Le dije que estaba investigando para mis columnas, investigando sobre las parejas abiertas. ‘¿Cómo sabes?’ -me interrumpió. Le recordé que en su perfil de Scruff especificaba eso. Me dijo que no recordaba haberlo puesto. Además le expliqué que todo su departamento lo delataba.

Se puso un poco serio para profundizar. Se acostó en la cama y pensativo me comenzó a contar todo como en una sesión de terapia. Me dijo que habían estado juntos casi 8 años, de los cuales convivieron 2 y no les fue muy bien. La idea de abrir la relación nunca fue de él y de hecho, le sorprendió la propuesta. Al principio le costó aceptarlo, pero lo intentó porque no lo quería perder. Y por unos meses, lo lograron. Se divertían, la pasaban bien, parecía que habían descubierto la clave de las relaciones y se sentían unos genios. Pero después de unos meses, eso también se volvió rutinario.

Más tarde una mirada de más provocó que empezaran los celos, los secretos, la incomodidad y decidieron abrir la relación. Cada uno podía hacer las cosas por separado. Propusieron unas reglas y como el cariño entre ambos todavía era muy fuerte, les funcionó. En eso estaban ahora. Cada uno en la suya, por semanas están juntos y conviven. Y por otras semanas no. De todas formas, Bruno me dijo que le estaba costando, porque siente que no siempre pueden estar juntos cuando se extrañan o cuando se necesitan, y para eso, directamente era conveniente terminar la relación. Además esto de abrir la relación le hizo conocer gente copada, con la que quizás le hubiese gustado estar más tiempo, y debido a estas ‘reglas’ , las terminó perdiendo. Estaban como estancados. La charla se puso seria y el también, pero también parecía aliviado de contarlo. Se levantó de la cama y me invitó a quedarme a desayunar.


Me preguntó qué haría yo. Le dije que le explicaría esto mismo que me había dicho a mi. Que quizás podían volver a intentar rebobinar la relación a como era antes o seguir adelante. Porque así estaban estancados en algo que no les cierra. Esa impotencia de avanzar siempre termina explotando y quizás hasta le termine tomando bronca. Eso es peor. El asentía con la cabeza callado. ‘Si yo lo entiendo, ¿cómo no lo va a entender alguien que te conoce y quiere hace ocho años?’ le dije. Podía ver lo que le pasaba a Bruno por la cabeza, esa sensación espantosa de pensar que vas a perder a alguien para siempre. Cerró el tema con un beso (en realidad unos cuantos besos más), quería que me quede un rato más. pero me tenía que ir. Me acompañó a la puerta: ‘¿La pasaste bien?’- me preguntó-. ‘Muy bien’. ‘Nos vemos, Clark’, bromeó y me dio un chape de despedida. Aunque sabía que por esas ‘reglas’ de su relación abierta, quizás no lo iba a volver a ver nunca más.

Mientras volvía al hotel, todo se veía diferente. La humedad pegajosa, la gente que antes me parecía sexy, ahora parecían zombies caminando hacia sus trabajos, malhumorados, se tocaban bocina con furia rabiosa, se puteaban. La ciudad parecía más sucia. La gente que corría alrededor de la cuadra haciendo crossfit: demacrados, ojerosos, no parecían seres humanos. Entre toda esta oscuridad, me sentía super feliz por la noche que había pasado con Bruno. Mi celular comienza a sonar de repente y me asusto. Era mi amigo que quería arreglar lo del recital de la noche, estaba un poco ansioso.
Pero antes necesitaba dormir un rato para estar más fresco al acompañar a mi papá al hospital. El sueño profundo rápidamente se convirtió en una pesadilla horrible en la que había mucha gente llorando, entre esas personas estaba el Sr.Q. La alarma me salvó. No tenía tiempo de analizarlo, tenía que ducharme y salir.

En el hospital mientras mi papá entraba a hacerse los estudios, me quedé esperando solo. Mi mamá llamaba todo el tiempo preguntando como iba todo, se la notaba preocupada y nerviosa. Yo también lo estaba, trataba de distraerme mirando algún doctor o algún enfermero que pasaba por ahí. Durante todas esas largas horas de espera, pensé en lo que me había dicho Bruno, en lo de tener a alguien al lado cuando realmente lo necesitas. Y obviamente eso me condujo a un temible espiral de pensamientos: cuando sea viejo y necesite hacerme estudios ¿quién va a estar a mi lado? ¿alguien va a estar preocupado y nervioso por mi?¿alguien va a estar esperando que mis estudios salgan bien?¿a alguien le va a importar?.


Por suerte todo salió bien, llevé a mi padre a merendar y celebramos como se merece. Aún así, esa noche, tenía todavía más ganas de festejar. . Llegamos con mi amigo a Crobar, a la fiesta MSTRPLN. Mientras esperábamos para entrar, nos pusimos al día en nuestras dramáticas vidas sentimentales, ya queríamos entrar y ahogar nuestras penas. El lugar era gigante y estaba repleto, la noche estaba espectacular, parecía una noche de verano, pero de esas lindas, esas frescas y agradables. Más tarde estábamos listos para el recital de Miami Horror. Atravesamos todo el río de gente para llegar lo más adelante posible y estar con los que poguean. Así de energizados estábamos. Llegamos cerca de un grupito de extranjeros y nos hicimos amigos de ellos. Frank era de Washington y era más alto que Frankenstein, un Frankenstein rubio. Se agachaba para sacarme charla y yo apenas lo escuchaba. Me preguntaba cosas sobre la banda, si los había visto antes y demás. Me tomaba del hombro y cada vez se acercaba más. Mi amigo me guiñaba el ojo disimuladamente. La banda comenzó y la pasamos espectacular. Gritamos los temas, bailamos y agitamos. Fue como volver al 2007, como tener 24 otra vez. Subí algunas historias de instagram de la banda.


Cuando terminó el recital, seguimos bailando un rato, pero mi amigo recibió un mensaje. El chico que le gustaba lo invitaba a una fiesta a una casa. Le dije que fuera, que no se preocupe por mí. ‘Sólo se vive una vez’ le dije y sabía lo importante que era para él (de hecho lo fue). Me quedé solo en la fiesta, como hace años no sucedía. Extrañaba a mis amigos. Fui por un trago a la barra que estaba explotada de gente, por lo que decidí ir a otra. Me di cuenta que a un costado de la pista, había un túnel oscuro y tenebroso que llevaba a quien sabe dónde. No lo había visto antes. Me metí y me encontré con otra pista diferente. Había otro dj con música electrónica. La barra estaba vacía. Fui a comprar un trago y me quedé bailando por ahí un rato. Un chico apareció de la nada y comenzó a hablarme. Me asusté y se rió. Me preguntó si estaba solo. ‘¿En la vida?’ pensé para mí mismo. Le dije que sí (por lo general digo NO, pero quería ver qué pasaba). Me invitó a bailar con sus amigos, que la verdad no parecían estar en este plano astral. Entre baile y baile comenzamos a conversar. Todavía no estaba seguro de sus intensiones, hasta que me invitó a sentarme un rato, para ‘descansar’. Ahí me quedó más claro. Cuando se dio vuelta vi que tenía piercings en la nuca. Me pareció sexy. Empecé a sentir buena onda de su parte y me relajé. Sin querer me tocó las manos y se dio cuenta que estaban heladas nivel cadáver (como siempre). El parecía tener fiebre. Le toqué la frente en broma y parecía derretirse. Me llevó a un pasillo que estaba medio vacío y se inclinó para besarme. Me dejé llevar (por lo general no lo hago pero: sólo se vive una vez).


Una de sus amigas vino a buscarlo un poco abruptamente y no escuché mucho que le dijo, pero parecían estar discutiendo de algo. Parecía que iba a ser una discusión larga y tantos besos me habían dado sed, así que fui a buscar otro trago a la otra pista.

A lo lejos vi que Frankenstein ya había encontrado una nueva pareja. Y no era un hombre. Mientras esperaba que me dieran el trago. Me escribieron en la historia de instagram. Sorpresivamente era el Sr. Q, que me preguntaba sobre el recital. Le contesté inmediatamente (por lo general cuento hasta 100), y me contestó ‘Quiero estar ahí!’ y unos emojis de llanto. ‘A mí también me encantaría que estés acá’, pensé para mí mismo, pero recordé que él estaba de novio, así que contesté algo genérico. También recordé mi pesadilla y de repente todo tuvo sentido.

Traté de volver a la otra pista con el chico de los piercings, pero la compuerta del túnel ya no estaba, el portal se había cerrado y no había forma de volver al otro lado. Era una conexión al otro boliche que solo se abría por un rato en la noche. Frankenstein me vio a lo lejos, me invitó a bailar con él y sus amigos nuevamente. Me quedé moviendo el esqueleto con ellos hasta el final.
¿Cuál es la moraleja de este cuento de terror? Por más que el miedo nos paralice, a veces, hay que dejarse llevar, porque nunca se sabe cuándo se va a cerrar un portal, o cuando se nos termina el tiempo en este plano astral. Sólo se vive una vez y la fuente de la juventud quizás sea animarse a hacer esas cosas que nos dan más temor. Y, por más que parezca que estás monstruosamente solo, siempre hay algún fantasma que se muere por estar ahí con vos.

Escrito Por Pablo M. Acuña


Pregunta para el foro: ¿Qué es lo que más te da terror del futuro de tu vida sentimental?