viernes, 12 de marzo de 2010

Ritmo



Las últimas semanas me ha costado muchísimo relajarme lo suficiente como para poder dormir. Doy vueltas en la cama, siento ruidos extraños y me despierto, me da sed, muchísima sed, me hace calor, después frio. Con tantas tormentas y rayos, fuera y dentro de mi cabeza, lo único que me relajaba un poco era salir al balcón y observar el arco iris. Pensaba que era eso, la humedad y la lluvia, pero no, en realidad había otra razón. Un chico.



Todo comenzó hace aproximadamente 9 meses. Un simpático chico con una tonada extraña se nos acercó a mí y a mi amigo Damián, para decirnos que un amigo de él quería el número de Damián. Nos pareció un poco infantil todo, pero simpático, tanto que mi amigo accedió. De hecho tuvieron algo que duró un tiempo. En ese tiempo, este chico simpático, me agregó al facebook y no chateamos hasta unos meses después. Nunca más lo volví a ver en vivo durante todo ese año. Y eso que vivimos relativamente cerca y salíamos a los mismos lugares. A sus amigos los cruzaba siempre y siempre les preguntaba por él.

Chateábamos de vez en cuando, hasta que en Diciembre, comenzamos a chatear mucho más, ya que ambos estábamos de vacaciones y con nuestras familias en diferentes ciudades. Y ahí, pude al fin conocerlo mucho más, lo suficiente como para estar seguro de que me interesaba. Pero había un inconveniente, el viejo y conocido tema de la edad. Aunque en realidad todos sabemos que el verdadero problema es la madurez. De todas formas en ese momento, no le presté atención, porque como en el último intento de relación que tuve, todo fue demasiado rápido, esta vez decidí relajarme y seguirle el ritmo, sin ilusionarme simplemente dejándome llevar. El era la persona perfecta para hacerlo, se tomaba todo con humor, súper tranquilo y bien despacio. Después de casi dos meses de conversaciones llego la hora de encontrarnos ya que ahora estábamos en la misma ciudad. Y de repente todo cambió. Me di cuenta que el que llevaba el paso en este baile era yo y que en realidad el me había dado muy pocas señales. Como era de esperarse, entre en pánico, con terror de haberme imaginado todo. Ahí comencé a preocuparme por conseguir respuestas concretas, algo que él no pudo darme. Cada vez que nos íbamos a juntar, siempre pasaba algo que lo impedía o tenía que estudiar o tenia visitas o estaba cansado. Y ahí fue que ya no pude más.

Entonces pensé si esto tenía que ver con la madurez, es decir ¿a caso ya estoy grande como para relajarme e ir despacio?¿o él es muy chico para seguirme el ritmo y dar pasos concretos?¿tener la misma edad, garantiza la sincronía en este baile?

Creo que llega una edad en que la paciencia se acaba (sobre todo si venís de una racha de relaciones que no van a ningún lado). Sin embargo, en mi caso, soy muy paciente. Pero siento que ya, a los 26, es difícil ir tan despacio. Llega un momento en que querés que el otro vaya a tu ritmo, bailar un poco en sincronía y no tener que ir desfasados. Es decir, un baile de a dos en el que ambos se complementen y no que uno solo haga todo el trabajo. Es como en el tango cuando uno da un paso hacia adelante, el otro da uno hacia atrás y viceversa, para no pisarse.

Muchas veces pienso también, que ir demasiado lento al comienzo de una relación, es un poco peligroso, porque puede interpretarse como falta de interés o simplemente el hecho de tomarse todo relajado puede confundirse como algo que está conduciendo hacia una amistad. Y finalmente terminan siendo de esos contactos que te gustaron una vez y no pasó nunca nada y te hacés amigo entonces tenes que escucharlo cuando te cuenta de algún chico que le gusta y te da un poco de bronca.

Como decía antes, la edad en realidad, no garantiza nada, que una relación tenga un buen ritmo, depende de muchas otras cosas. La madurez intelectual, la madurez sexual, la experiencia de vida y por supuesto, la etapa en la que se encuentre su homosexualidad: esto es, si está fuera del closet, si estaría dispuesto a llevar una relación y todo lo que implica, o si tiene que hacer todo a escondidas. Cada uno tiene sus tiempos y hay que respetarlos, pero son cosas que deberíamos tener en cuenta antes de meternos de lleno en una relación y no durante o después.

Otro punto importante son las cosas en común que tenes con gente de cierta edad. Es decir, es importante sentirse identificado y cómodo hablando con esa persona de temas que sean interesantes para ambos. Por lo general pasa que buscamos a alguien de la misma edad y a la hora de cruzar unas palabras, nos damos cuenta que hay un abismo entre tus pensamientos y los de él y que nada tiene que ver la edad. Es ahí donde se origina este desfasaje y se ven reflejado en las relaciones, tanto amorosas, como las de amistad.


Al igual que en una relación, en el baile, los pasos son importantes, quien da el primero, quien es el que lleva el paso y quien acompaña. Por lo general, pensamos que el más grande es el que debe tomar las decisiones importantes de la relación, o dar los pasos importantes, cuando lo importante en todo esto es en realidad la experiencia. Siempre el bailarín mas experimentado, es el que lidera el baile pero está en el otro aprender a seguirle el ritmo. Quizás a esto se refiere Madonna cuando dice: "seremos amantes si el ritmo es correcto". Con esto no estoy diciendo que siempre sea uno el que lidere, sino que sea algo complementario, algo de a dos, porque un buen bailarín sabe llevar y ser llevado.

Hace unos fines de semanas, me encontré con este chico en la pista de Santa Kitsch, nos saludamos, estábamos contentos de vernos. Pero fue solo ese saludo, después, durante toda la noche, estuvo evitándome o esquivando acercarse a mí. Al final de la noche hasta mandó un amigo para pedirme que vaya a hablarle, a lo que contesté que no porque me parecía muy inmaduro lo que estaba haciendo. Más tarde esa misma madrugada me llamó y cortó, esas cosas que hacíamos en la primaria. En la semana me aclaró que el no había mandado a ese amigo a hablarme y que no me contestó en el teléfono porque se dio cuenta que era tarde. Sea, o no, cierto eso, le dije que había llegado a mi limite y él lo entendió. Me dijo que venía de relaciones feas que no le permitían dar pasos o que le daba miedo. Si bien el fue inmaduro en ese sentido, yo tampoco soy lo suficientemente maduro como para ser paciente y esperar a que el deje de dar vueltas. Por mi parte puedo decir que traté de seguirle el ritmo y no lo logré. Y es una lástima, porque de verdad le tengo mucho cariño, hacía mucho tiempo que nadie me hacía reír chateando o simplemente con mensajes de texto, como lo hizo él y estoy seguro que siempre que lo recuerde, va a ser con una sonrisa.

Pero la realidad es que ahora estoy en una etapa en que me gustaría que alguien me "saque a bailar", alguien que baile conmigo y me enseñe unos pasos y mientras yo le enseño otros, sin perder el ritmo.

Pablo M. Acuña
pabl3te@hotmail.com

Pregunta para el foro: En las relaciones ¿te cuesta mantener el ritmo?