domingo, 16 de septiembre de 2018

Sin Título



‘Siempre está a mi alrededor, todo este ruido, pero nunca es tan fuerte como esa voz diciendo: “Dejá que suceda, dejá que suceda (se va a sentir tan bien) Sólo dejá que suceda”… Algo está a tratando de salir y nunca estuvo más cerca…Quizás siempre estuve listo’ – Tame Impala




Con Mateo nos habíamos cruzado en la calle más de 300 veces, 357 para ser exactos. En Happn, esta app que contabiliza las veces que te cruzás con alguien y hasta te indica en un mapa alrededor de qué cuadras. La app nos avisó que nos habíamos corazoneado mutuamente y comenzamos a chatear. Nuestras conversaciones no eran fluidas, porque el desaparecía por días y después reaparecía con mucha fuerza. Pensé que iba a terminar en una de esas relaciones virtuales genéricas esporádicas. Pero no. Después de un tiempo entendí que no vivía en la ciudad y venía de vez en cuando. Lo que era sospechoso, porque lo primero que pensé es que tenía una relación. Pero no. Estaba solo y me dijo que prefería que nos viéramos y charláramos en vivo, no le copaba mucho chatear por la app. Entonces, un día que visitó Córdoba, me invitó a tomar algo.

Nos encontramos en Güemes, lo vi venir a lo lejos con una sonrisa gigante. Me abrazó largo y tendido y fuimos a tomar una cerveza por ahí. Mateo era risueño y relajado, pero aún así le gustaba observar todo. Abro paréntesis: Por supuesto que Mateo no es su verdadero nombre, nunca le pregunté si podía usar su verdadero nombre, así que mejor así. Cierro paréntesis. Claro, era fotógrafo. A veces cuando le hablaba se quedaba observándome fijo y me intimidaba un poco. Era unos años más grande que yo, pero no tanto. La charla fue muy fluida y tranquila. Pero me costaba descifrar si era una charla de amigos o una charla de cita. Entonces usé la táctica de llevar las preguntas hacia el lado amoroso. Preguntarle sobre sus ex, sus relaciones pasadas, etc. Pero el era astuto para esquivar y eludir las respuestas. Volantear la conversación hacia otros lugares o devolverme las preguntas para que yo las respondiera sobre mí. De todas formas disfruté el desafío.


En la segunda cita (o no-cita), lo acompañé a cambiar unos jeans al shopping. Entonces pensé: ¿esto es algo que se hace con amigos o con alguien que te gusta?. No sé, quizás ya estaba buscando señales en cualquier lugar. Salió del probador y me dice: ‘¿Qué decís?¿me queda bien?’. Quedé un poco paralizado y le contesté que si. El se quedó mirando con una sonrisa como esperando mi reacción. Ahí me di cuenta que el también me estaba midiendo. Paseamos por el shopping un rato, yo lo observaba para ver si miraba a otros chicos, si se le escapaba alguna mirada de más o si hacía algún comentario al respecto. El shopping estaba repleto de material para testear debo decir. Paréntesis. ¿Acaso Córdoba tiene los chicos más lindos?¿o es sólo mi impresión? NO DIGAN QUE NO. Cierro Paréntesis. Dimos muchas vueltas. Yo muy atento, el inmutable solo me hablaba de la ropa que necesitaba para un casamiento que tenía pronto. Hasta que sucedió que nos cruzamos a dos chicos tomados de la mano. Paréntesis. ¿Vieron que volvió a ponerse de moda eso?. ENHORABUENA. Cierro Paréntesis. Eso si lo impactó y fue el primer momento que se quedó observando, ralentizó el paso. ‘¿Un ex?‘ le pregunté para desencajarlo aún más. Se rió y me dijo: ‘No, jajaja, nada más lejano’. Lo quedé mirando esperando una respuesta más. ‘Nada, no es algo que se vea en mi pueblo’ me explicó y después cambió la conversación.

La tercera cita (o situación sin título) fue casi toda en su auto. Tenía que llevarle unas fotos a una amiga en el Cerro de las Rosas y me pidió que lo acompañe. Después íbamos a merendar. A esa altura, yo estaba un poco impaciente. Durante la semana no nos veíamos y casi no conversábamos. A veces, yo le contaba que estaba con amigos y le aparecían como unos mini-celos. ¿Pero eran celos porque quería estar acá en Córdoba o eran celos por mí? No lo sabía. Se enojaba cuando no le contestaba los mensajes de inmediato y esas tonteras. Pero después me decía que era en joda. Como sea. en ese viaje largo en auto, tuvimos más tiempo de conversar. Creo que el se soltó más ya que no tenía que mirarme a los ojos y tenía que estar atento al tráfico. Entonces aproveché para tirarle camiones de preguntas. ¿Que tipo de chicos le gustaban?¿Cómo terminó su relación con su ex y porque?¿Si estaba todo bien con su familia?¿Si estaba actualmente con alguien en mente?¿Si le gustaría estar en una relación?. No se como explicarlo, pero me contestaba cosas concretas, que al mismo tiempo eran ambiguas. Por otro lado, eran preguntas que parecía que no se había hecho a si mismo o que nunca se las habían preguntado. Quizás no tenía experiencia en todo esto y lo estaba presionando e incomodando de más. No era mi idea y después de todo ¿cuál era mi apuro?
Cuando llegamos a la casa de su amiga, me quedé en el auto observándolo de lejos. Observaba como era el trato con su amiga, escuchaba su tonada a lo lejos y veía sus actitudes. Ahí me di cuenta que me estaba encariñando.



Ya que el día estaba lindo, decidimos ir comprar algo y merendar en el Parque de las Naciones. Comenzamos a charlar y me puse serio. ´¿Te puedo preguntar algo?' le pregunté. 'Si, me estuviste entrevistando todo el día'. 'La última, prometo'...'¿Porqué me corazoneaste en Happn?' . Lo pensó unos segundos 'Me gustaron tus anteojos...me pareciste simpático, me gustó lo que decía tu perfil de tomar algo...eso' me contestó un poco serio, un poco incómodo. '¿Algo más?' me increpó. 'Nada más' le contesté. '¿Vos por qué me likeaste?'. No había pensado que me podría devolver la pregunta. Lo pensé y respondí: 'Me gustó que te estabas riendo de verdad en una foto...me hizo gracia...y me pareciste simpático también'. Sonrió y siguió mirando para otro lado con un poco de vergüenza. Después de esa pregunta todo estuvo más relajado. Pasamos la tarde hablando de tonteras, la pasamos bien. Nos quedamos charlando hasta que comenzó a oscurecer. De vuelta en el auto, me dijo que había visto que me gustaba visitar museos. ‘¡Estuvo viendo mi instagram!’ pensé para mi mismo. No hice ningún comentario al respecto y dejé que terminara la idea. Me dijo que le gustaría que la próxima vez fuéramos a algún museo, ver muestras de fotos o algo así. ‘Si, dale’ le contesté. Vi que esbozó una mini-sonrisa casi imperceptible y me dijo: ‘Buenísimo’. Nos despedimos en el auto con otro abrazo sospechosamente largo y fuerte.

Unos domingos después tuvimos la cuarta…el cuarto encuentro. El estaba algo raro, un poco triste y más callado que de costumbre. Me contó que había empezado terapia hace poco. Me acordé lo desgastantes que eran esas primeras sesiones y lo entendí. El museo era perfecto para su estado de ánimo, porque solo había que observar, disfrutar y contemplar en silencio. Por momentos nos separábamos y me encontraba contemplándolo a él, contemplando las obras.

En una curva del museo sucedió algo inesperado. Dicen que cuando estás por empezar una nueva relación, flashes de tus ex pasan por tus ojos. Bueno, esto no era un flash, era un choque de frente con uno de mis ex. Ese que siempre me cruzo en los museos. Estaba con un chico ¿su novio quizás?. Me sonrió y tuvo que presentármelo porque no había mucho espacio en ese pasillo. ‘¿Cómo andás?’ me preguntó. ‘Todo bien ¿vos?’. Me dijo algo que no recuerdo bien, sólo escuché que usaba el plural de todo: ‘estábamos’…’vinimos a…’ y de repente me pregunta: ‘¿Vos?¿viniste sólo?’. ‘No, estoy con…’ hice una pausa para pensar con quién estaba: ¿con un amigo?¿con mi qué?. Me di vuelta buscando a Mateo pero no estaba por ningún lado. En mi mente el silencio duró mil años…‘con Mateo’ finalmente se me ocurrió contestar ‘no sé donde se metió’. Igual quedó como que estaba mintiendo. Pero no me importó. Ellos sonrieron y siguieron su camino. Nos despedimos. Mi ex me miró con cara de ESTE TIPO SIGUE SIENDO RARO. Pero a mi solo me importaba saber donde se había metido Mateo.



Lo encontré sentado observando una obra gigante. Le saqué una foto a el observando la obra sin que se diera cuenta. ‘¿Te cansaste?’, lo sorprendí de atrás. ‘No, estaba viendo desde acá’. ‘Está buena…mirá te saqué una foto’, se la mostré. ‘Que buena, pasámela después’ y agregó: ‘yo también te saqué una foto mirando una obra abajo’. Me sorprendí. ‘A ver…odio que me saquen fotos’ le aclaré. Sonrió y me mostró. ‘Bueno… no está tan mal’. ‘¿Aprobé?’ me preguntó pícaro. ‘Por ahora’ le dije en broma. Había un poco de tensioncita sexual, así que le seguí la charla ‘¿Cómo se llama la obra?’ -pregunté- ‘No tiene título’ me dijo y nos quedamos un rato en silencio mirándola.
Cuando era más chico, odiaba las obras a las que no le ponían titulo. Me molestaba cuando me acercaba y decía: ‘Sin Título’. De grande entendí que no era porque no les importaba, sino que era para no influir en la interpretación de la obra. De esa forma cada uno podía encontrarle su propio significado y terminar la idea en su propia cabeza. Era un poco lo que me pasaba con Mateo, de alguna forma eramos esa obra abstracta e inentendible que cada uno podía interpretar a su manera. Quizás solo tenía que sentarme a disfrutarla y contemplarla en silencio.
Esa noche, después de una linda tarde, nos despedimos en una esquina. Me dio otro abrazo interminable, pero este fue diferente. Por un momento hacia el final, hizo una pausa diferente y extraña. Creía que se venía un beso. Yo me quedé impávido esperando a que suceda. Mis ojos le gritaban: ‘¡Animate, estoy listo!‘. Pero solo me miró fijo y se separó con una sonrisa. ‘Nos vemos’ se alejó. Yo quedé sin palabras, solo levanté la mano y lo saludé.


Cuando entré a mi departamento comenzó a mandarme mensajes y a pedirme perdón por haber estado medio bajón. Me dijo que la había pasado muy bien y comenzó a mandarme fotos mías. Yo también le mandé. Mientras elegía las mejores para mandarle, observé y me di cuenta que las fotos escondían algo más de lo que yo podía expresar con palabras. Sentí que esto ya no era una obra sin título. Sentí que se llamaba: ‘Me estoy enamorando’.

Escrito Por Pablo M. Acuña


Pregunta para el foro: ¿Cómo y cuándo te das cuenta que estás enamorado de alguien?