lunes, 14 de agosto de 2023

Cambiando La Piel



‘Estoy cambiando la piel, sobreviviendo, de las cenizas de ayer, voy renaciendo. No me digas cuál es la nota, que ya no soy el mismo de ayer. Tus dagas ya no son tan filosas, yo ya estoy cambiando la piel’ – Wos & Nicki Nicole


 

Después de unos largos años de Pandemia Mundial, estábamos viendo la luz al final del túnel. Llegaron las vacunas, y con ellas un poco de alivio, bueno, eso si obviamos a los incrédulos de las vacunas. Porque claro, siempre hay lugar para una nueva grieta, y este país, tiene más grietas que mi corazón.

Hablando de mi corazón, me había acostumbrado tanto a conocer gente online (ver columna anterior) que ya me había olvidado cómo era un ser humano offline, o sea, de carne y hueso. Me había olvidado de cómo eran las bocas y las barbas. Estábamos cerca de volver a vernos las caras completas y sacarnos esa segunda piel horrible que fueron los tapabocas.


Era hora de volver a la realidad, dejar de llenarnos de alcohol y salir a tomar un que otro trago. Cambiar de la fase del aislamiento, a la del acompañamiento. Pero ¿estábamos emocionalmente listos para regresar a la cancha?¿Después de tanto distanciamiento de nuestras habilidades sociales, íbamos a estar preparados para un acercamiento real?

Por un lado, yo seguía con un poco de miedo. Sentía que no había que descuidarse tanto. Además de haberla pasado muy mal emocionalmente, tenía gente cercana que todavía se seguía contagiando, algunos, por segunda vez. Y eso me paralizaba un poco, ya que, hasta acá, venía invicto. En medio de toda esta incertidumbre mundial, estaba mi propia incertidumbre. Tenía una cita pendiente con Rulitos, así le decía al chico que me había acompañado virtualmente toda la pandemia, en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad. Nuestra relación tenía que salir del aislamiento y pasar a la fase de conocerse en vivo.

Pero, ¿estaba preparado para esa presión, después de unos ataques de pánico, vértigo y todo mi caos mental?. En mi mente, todavía no era momento. Necesitaba un poco más de tiempo, pero sentía que él no lo iba a entender, que iba a creer que le estaba histeriqueando, que estaba evitando conocerlo. Pero la verdad es que tenía un poco de miedo. Un poco traté de explicárselo, como pude, y creo que lo entendió. Pero al mismo tiempo siento que nos alejó un poco. ¿Cómo saber si se alejó para darme espacio o porque prefirió no avanzar en la relación?. Lo que se me cruzaba por la mente en ese momento, era pensar que si después de todo lo que pasó en el mundo entero y en el mundo interno de mi mente, ¿qué iba a pasar si teníamos la cita y salía mal?¿si no le gustaba?¿si me sentía rechazado o si él no me veía más que para amigos?. Me iba a sentir muy mal la verdad. Y eso iba a manchar un poco lo que tuvimos durante los últimos meses. La verdad no tenía la fuerza mental para caer en esa tristeza.

Y si, todo tenía que ver con mi inseguridad, el saboteador interno instalándome nuevos miedos y preocupaciones. Escribiéndolo ahora, mucho tiempo después, la verdad que me arrepiento de haber cedido al miedo. No les pasa a veces, de ver a alguien en las redes o en las apps de citas, alguien que les gusta mucho y pensar: tiene una vida tan linda, pacífica y feliz, que no sé si me veo con él. Siento que no combino, siento que voy a llevar todo mi caos y se la voy a alterar o arruinar. Y por ahí se me cruza ¿debería esperar a estar un poco más estable para estar con él?. Sé que lo que mostramos en redes es una ilusión óptica, es casi todo prefabricado, pero de todas formas es imposible no pensarlo, al menos para mi. También hay que decirlo: que cagón y que cobarde que fui. Porque si hubiese salido bien, quizás hoy no estaría tan solo y si salía mal, no tendría esta incertidumbre. 


En ese momento, no quise molestarlo con mis dudas y vueltas, así que dejé todo en stand by, porque sentía que si lo rechazaba una vez más o si le posponía una salida más, iba a creer que estaba jugando con él. Hice la gran ‘Prófugos’: al menos sé que huyo porque amo.

Después de vacunarnos, que por cierto fue un nuevo nivel de caos, de a poco fueron volviendo las reuniones con amigos, libres de tapabocas. Y por supuesto, lo primero que hice, fue reencontrarme con la familia. No les puedo explicar lo que reconfortante y emocionante que fue volver a abrazarnos. Que hayamos sobrevivido los cuatro sanos, fue el mejor regalo. Un premio a ser responsables. 

Poco tiempo después, con mis amigos, planeamos la primera previa y salida como en la vieja normalidad. Nos reencontramos con algunos que no veíamos hace mucho, esos que viven lejos, o los que estaban en otros países y no habían vuelto en años.

En la disco, pasó lo mismo, no más mesas en la pista, no más protocolos, éramos libres de bailar todos juntos normalmente, volver a ver caras conocidas, a los ‘socios vitalicios del ocio’ como dice la canción, saludar a esas personas que solo te cruzás en la pista. Bailar la música de un dj real y no uno de un video de Youtube en vivo. Experimentar eso, de verdad se sentía como un triunfo, el triunfo de haber sobrevivido a meses, años complicados y oscuros. Y volver a disfrutar cosas que dábamos por sentadas y en libertad.


La noche nos pareció más corta que nunca y volvimos a experimentar el vía crucis de conseguir un taxi para volver. Nada había cambiado en ese sentido, horas esperando un taxi a la madrugada y los taxistas sólo le paran a las mujeres. Pero bueh. Mientras esperábamos un taxi con mis amigos, un chico muy desabrigado se me acercó. ‘Hola, ¿les sobra un lugar?, voy para el centro, soy solo yo’- me pregunta- . ‘Emm si, creo que sí…si conseguimos algún día taxi’. ‘Buenísimo…porque me estoy congelando’ – me dice temblando con las manos en los bolsillos -. ‘Es que estás un poco desabrigado’. Tenía puesto una remera bien pegada al cuerpo y unos pantalones de cuero. ‘Si, me quise hacer el picante’ – me explica – ‘¿Cómo te llamás?’ – me pregunta – ‘Pablo, ¿vos?’, ‘Cruz’. ‘¿Por Juan Cruz?- le pregunto – ‘No, solo Cruz’ – extendiéndome su mano -. Cuando le doy mi mano recuerdo que mis manos son dos témpanos. ‘Nooo, lo fría que tenés las manos’ – soltándose rápido – ‘Si, perdón’ -sonriendo con un poco de vergüenza – ‘Te iba a pedir que me abraces, pero mejor no’ – se sonríe pícaro.


Finalmente conseguimos un taxi. Cruz se sentó a mi lado, muy a mi lado, del otro lado un amigo y su novio adelante. Durante el viaje seguimos conversando un poco, el se daba calor con mi cuerpo. Y un poco eso me gustaba. Había un ondita, él tenía un aura misteriosa, era bastante cool también, con su pelo rapado, sus aros y sus tatuajes. Mis otros amigos se bajaron del taxi. Quedamos solos y ya estábamos cerca de mi depto. Ahí me dijo: ‘Me voy a bajar con vos y de ahí camino, me queda cerca’.

Cuando bajamos me acompañó hasta la puerta de mi depto, él todavía moría de frío. Se hizo un silencio y ahí es cuando me pregunta: ‘¿Puedo pasar a tu baño? No doy más’. Por un momento pensé: de verdad no conozco a este tipo, puede que sea un loquito. ‘Porfa, posta, paso al baño y me voy’ – me suplicó – ‘¿De verdad?¿porque si es una estrategia, no sé si da? No te conozco’ – le dije honestamente. ‘De verdad, te prometo’. Una parte de mi no le creía tanto, pero le dije: ‘Ok’.

En el ascensor se acercó para que le diera un abrazo y ahí ya sentía que algo más iba a pasar. Corrió rápidamente al baño, yo me saqué la campera y vi lo desacomodado que había quedado mi depto después de la previa. Salió del baño aliviado y con otro semblante, ‘que rico el olor del jabón, mirá’ – me hizo oler su mano acercándose a mi. ‘Si, me encanta, es mango’. Mientras le respondo, lo veo que mira intensamente mis labios y ahí en el pasillo contra la pared, fue mi primer beso pospan (post pandemia).


Todos los meses de estrés y preocupación, todos los malos momentos, los momentos oscuros, todo, fue descargado en esos besos con Cruz. Es muy loco volver a sentir, después de mucho tiempo, el cuerpo de otra persona en tus manos. Me sorprendió. De verdad había pasado mucho tiempo sin tener otro cuerpo al tacto. Me di cuenta de lo mucho que extrañaba esa sensación. Entendí un poco mejor a esa gente que dice que extraña esa sensación de estar agarrado a un cuerpo, de tener un cuerpo encima o sentir la piel de otro en la palma de las manos. A Cruz le gustaban mucho los besos en el cuello, darlos y recibirlos. Bueno, no solo los besos, las mordidas, los lengüetazos. Fue como una liberación de lo que teníamos prohibido por mucho tiempo. Y estuvo increíble. 

Nos quedamos vestidos la mayoría del tiempo, mucho chape y fricción de las telas, y si, quizás alguna que otra mano buscando piel, pero la verdad hacía tanto frío, que ninguno quería desnudarse. Después de gastar las papilas gustativas y las paredes por recorrer, terminamos en el sillón y ahí nos quedamos. Pasamos de la fase sexual/animal a una más cariñosa/romántica. Cuando Cruz quiso seguir, un paso más, sacó el preservativo de su riñonera. Pero tuvo la prudencia de leer la fecha de vencimiento y por esas cosas del destino, estaba vencido. Yo iba a traer uno mío, pero finalmente decidimos quedarnos abrazados en el sillón a puros besos y mimos, no tuvimos sexo.

Eran casi las 9 am, y después de una sesión de besos dónde perdimos incontables calorías, nos quedamos en el sillón abrazados, en esa parte dónde te empezás a entredormir mientras el otro te acaricia, conversando de algunas cosas y sintiendo la respiración del otro en tu pecho. Así vestidos, nos quedamos dormidos profundamente. Bueno, eso me duró 2 horas como mucho, pues insomne. Me pasó algo que detesto: mi brazo quedó atrapado debajo de su cuerpo y me dejó inmovilizado. Estuve un rato tratando de zafarme de ahí sin despertarlo. Salí reptando casi del sillón, sacando mi mano estancada.


Ya desvelado, no sabía qué hacer, así que me puse a lavar vasos y platos de la previa. Acomodé silenciosamente el depto, barrí, todo sin despertarlo. Cruz tenía un sueño bastante profundo. Cuando terminé todo eso, me senté a su lado y pensé que ese momento era el final de una era. Se había terminado por fin la etapa oscura del COVID (aunque faltaba todavía un trecho más, la parte más grave se había pasado). Sentí ese alivio de haber sobrevivido. Que nada grave le pasó a mis seres queridos. Y lo lindo de poder disfrutar la vida como antes. Mientras observaba dormir a Cruz, la ecdisis de dejar todo eso atrás, me hizo emocionar y se me pusieron los ojos vidriosos.

Llegó el mediodía y yo todavía no había dormido. No me podía ir a mi habitación y dejarlo durmiendo ahí. Todavía no le tenía confianza como para dejarlo solo. Así que me acerqué, lo más sutil y despacio que pude, a despertarlo. Nunca desperté a alguien con tanto cuidado y cariño. Sin embargo no le gustó. Quería quedarse un ratito más. ‘Dale porfa, te bajo a abrir, quiero ir a dormir a mi cama’ – le dije amablemente. Se levantó bruscamente y fue al baño a lavarse la cara. Aparentemente no era de los de buen humor por las mañanas.

Salió del baño de peor humor todavía, porque además, seguía haciendo mucho frío, a pesar de ser el mediodía, estaba helado. ‘Listo, abrime’ – me dijo super serio. ‘¿De verdad te vas a enojar por esto?’ – le pregunté acariciándolo. El se quedó callado y solo dijo: ‘Dale, abrime’ – me dijo firme en su enojo. Bajamos en el ascensor, tensos. Y al llegar a la puerta del edificio, hacía aún más frío. Lo último que le dije fue: ‘Dale, no dejemos todo así, ¿la pasamos bien o no?’ Me dió un último beso en silencio (buen beso), pero aún así, se fue enojado.


En otro momento, esto me hubiese puesto mal, hubiese sentido culpa por semanas y hasta trataba de contactarme con él para pedirle disculpas nuevamente. Pero, la verdad es que después de todo lo que vivimos en el mundo, había que poner las cosas en perspectiva. En este aspecto, sentía que algo había cambiado, había crecido. Estoy aprendiendo de mi, me estoy defendiendo de mí. Esto no solo tiene que ver con ver el vaso medio lleno, en lugar del vaso medio vacío. Sino ver el vaso medio lleno y decidir cómo puedo utilizar el agua a favor. Mientras lo veía irse, en lugar de enojo, me dio más bien ternura. Porque ahora Cruz se había convertido en la persona con la que volví, al menos unas horas, a la nueva normalidad sentimental. Y aunque él me deteste, yo decido quedarme con el buen recuerdo.

Al fin me acosté en mi cama dispuesto a dormir, cuando escucho una notificación. Pensé que era Cruz, pero no, me sorprendió una notificación de facebook: un viejo amor estaba de nuevo en Córdoba. Como dice la canción, en esta vida ‘cada subida trae un nuevo bajón, y cada vida un cajón y el que pierda la sorpresa, perdió’.

Escrito Por Pablo M. Acuña


Para colaborar con la columna podés hacerlo desde cafecito: https://cafecito.app/pabl3te
[También podes ser Suscriptor y acceder a material extra de las columnas]

Preguntas para el foro: Después de sexo casual, ¿preferís que cada uno duerna en su casa?¿o dormir acompañado y desayunar juntos?¿Cómo hacés para sugerirlo? 

domingo, 19 de marzo de 2023

Tres Neo-citas & Un Funeral

 


‘Quién lo diría, que se podría hacer el amor por telepatía, la luna está llena mi cama vacía. Lo que yo te haría, si te tuviera de frente la mente te la volaría, de noche y de día, de noche y de día…A kilómetros estamos conectando y me prendes aunque no me estés tocando’. – Kali Uchis

Después de una primera ola dramática de la pandemia, estaba llegando la primera primavera y, aunque todavía no teníamos nada claro, ni pensábamos en una vacuna, el calorcito trajo un poco de calma. Había una teoría que, con el clima cálido, el virus no se reproducía…tanto. Y solo eso nos sirvió para volver a la vida real (léase reactivar la vida sexual).

Todos escuchamos esas historias de gente que se conoció durante la pandemia, o enamorados que se juntaban clandestinamente a tener sexo, haciendo estrategias para evitar los controles policiales, rebelándose contra el sistema. Pero no era mi caso. La pandemia me encontró completamente solo y sin ningún prospecto a la vista. Atrás había quedado Mateo y cualquier ilusión de que volviera a aparecer. Mi único contacto con humanos, era el supermercado, dónde la gente hacía las compras lo más rápido posible, paranoiqueada con que si tocaba algo iba a infectarse y con sus tapabocas exóticos de todo tipo o con cascos y todos con la ropa bañada en alcohol. ¿Muy surrealista todo no? Lo único que pensaba era ¿Esto de verdad está sucediendo?

Desde el Ministerio de Salud de la Nación nos recomendaban videollamadas, sexo virtual y sexting. De hecho, uno de esos infectólogos que salían en la tele, había sido un gran soporte emocional y excelente consejero, durante mi adolescencia (si, todo está conectado en este mundo). Nos habíamos conocido por Fotolog (no hagan números sobre mi edad) y nos pasábamos horas chateando sobre nuestras vidas amorosas en Messenger. Es más, él me sostuvo la mano durante la ‘Debacle del 2003’: cuando me enamoré por primera vez de un hetero (pero esa es una historia para otro momento). Lo importante era que confiaba en mi consejero antes y, por lo tanto, ahora también. Así que tomé su consejo al pie de la letra.



Pionero y defensor del sexo telefónico hace años, por lo entretenido, higiénico y como ejercicio para la imaginación, me gustaba la idea de revivir ese hábito. Pero claro, pequeño detalle, teléfono fijo is dead. No existía más. Tuve que buscar otro camino. Decidí ir por un chat, pero no quería cámaras, ni algo como Omegle, quería algo más old school, y así encontré un chat, que permitía solamente escribir y enviar mensajes de voz.

En este conocí a 3 candidatos nuevos: un cordobés mimoso y pasional. Un español, que pareciera estar dispuesto y caliente, en cualquier momento del día a pesar de cualquier huso horario. Y un porteño hetero, explorando su sexualidad:

Un Morocho & Un Rubio

Nos conocimos en un chat de Córdoba, un día que no había mucha gente, se describió como morocho, 1,88, rulos, de piscis. En un principio, mi idea era hacer todo desde el anonimato, de alguna forma me siento más libre de esa manera. Pero me cayó tan simpático y tierno, que nos terminamos pasando a Instagram. Y por suerte, hubo match, nos gustamos. En ese momento, casi que no podíamos ir a bares o a lugares, así que nos fuimos conociendo así, por mensajes, a veces salían unos mensajes de voz y nos quedamos texteando hasta muy tarde. Él había terminado una relación hacía poco, todavía estaba algo sensible con el tema. Yo le conté lo último que me había pasado, lo de Mateo, aunque muy por arriba, porque sinceramente ni yo entendía que había pasado. A veces teníamos charlas muy románticas y otras todo se ponía un poco más sexual. Hablamos de cómo nos imaginábamos el primer beso, la primera cita, dónde nos gusta que nos acaricien, etc. Todo con mucho detalle. Cuando nos quedábamos hasta muy tarde en la noche, me daba cuenta que él se moría de sueño, pero aún así quería seguir conversando. Un tierno.

No pasaba un día que no conversara con él, y la verdad, fue de mucha compañía. Sobre todo, durante mis ataques de asma, los cuales prefería olvidar, negar su existencia y hacer de cuenta que no me iba a morir o que no tenía el ‘covicho’.



Ya que no podíamos conocernos en vivo por el momento, decidimos tener una cita online, la planeamos como algo de verdad. Ya casi que habíamos hablado de todo, así que esta era como una segunda cita, es decir, cine y cena. Me pidió que eligiera una película linda y me acordé de ‘Un Rubio’ de Marco Berger. Porque ¿cómo no empatizar con un personaje gay que se enamora de su amigo hetero? (Perdón, quizás no resolví del todo lo de la Debacle de 2003). Recordaba que la peli era linda, pero en realidad, era más sexual que otra cosa. Y claro, cada uno desde su casa, solos y escribiéndonos, terminamos un poco…erectos. Pero rápidamente, viramos hacia lo romántico, y al menos entre mensaje y mensaje, el terminó virtualmente usando mis piernas de almohada y yo acariciándole su pelo enrulado hasta dormirse. Inteligencia artificial, ¿quién te conoce?. No les digo que fue mi momento favorito de la pandemia, pero seguro está en el top 5. 

En ese momento fantaseábamos de como iba a ser el mundo cuando se acabe la pandemia. Planeábamos nuestra juntada como si fuera a suceder pronto. Pero no sabíamos que todavía faltaba un largo trecho hasta encontrar la cura. Y no les voy a mentir, yo tenía un poco de miedo de contagiarme, siendo asmático y con gente muriendo alrededor, la escasez de recursos en los hospitales y escuchando historias horribles 24/7, no era muy alentador lo de salir y conocerse. 

Por un lado estaba todo eso relacionado con el virus, y por otro, estaban mis inseguridades básicas, mi auto-boicot y esto de no saber si realmente le iba a gustar en vivo. No sé si estaba para esa presión emocional, con mis ataques de pánico y vértigo sucediendo seguido. Eso hizo que pateara el encuentro ¿quizás exageré? Puede ser. Pero bueno, por ahora esta historia ¿continuará?… No lo sé, lo que si sé es que había algo lindo algo acá.



Un Desayuno & Una Cena

A John, lo conocí en un chat. Ese era su nombre real en teoría, pero quién puede confiar en lo que dice un anónimo desde un chat. John fue uno de los primeros con los que volví al ruedo en esto de los mensajes de voz hot. Y la verdad, fue bastante entretenido. John era, bueno es, un español de Valencia, aunque estaba pasando el aislamiento en su ciudad natal: Gandía. Teníamos unas horas de diferencia, por lo que cuando yo me levantaba, él estaba en la hora del almuerzo en su trabajo remoto. Y a veces, para cuando yo me estaba acostando, él estaba a punto de empezar su día.



Sin embargo, esto no era un problema para John, siempre estaba listo a toda hora para tener una sesión de mensajes hot. Siempre caliente, desde el desayuno a la cena. Por supuesto su voz sumaba mucho, escuchar un hotteo en español ya sabemos que tiene un plus, pero él además era un poco ronco y tenía un tono neutro particular, pero muy contundente y efectivo. No sé cómo explicarlo, pero era bastante adictivo. Llegó un momento que se volvió rutina, el mañanero y el nocturno. Y a veces, salía uno a la siesta. 

También probé algo nuevo con él, algo que nunca se me hubiese ocurrido. Tuvimos sexo en la ducha, es decir, uno llevaba el parlante bluetooth al baño y el otro guiaba la masturbación. Eso lo hacíamos en las sesiones largas del fin de semana. Bastante entretenido. Es muy loco, lo diferente que es conectarse con alguien desde este lugar, desde la sexualidad y solo desde la voz y la imaginación. La conexión sigue siendo emocional pero con el plus de la comunicación fluida y libre. Hay como algo medio primitivo y humano. 



Claro, en ese momento, todo esto también nos sirvió mucho para relajarnos de lo que estaba sucediendo en el mundo. Y de alguna manera, nos calmaba un montón, nos ponía de buen humor durante el día y nos ayudaba a dormir de noche.

Y ustedes se preguntarán: ¿no es más fácil poner una porno y ya?. Si, pero una cosa es ver a extraños teniendo sexo, y otra muy diferente es tener en el oído a alguien que dice tu nombre mientras te masturbas y conoce las palabras o cosas que te calientan escuchar antes de acabar. Y la satisfacción de calentar y hacer acabar al otro también se siente bien.

En este regreso al sexting y al sexo telefónico si noté que algo cambió. Muchos más hombres (heteros y gays) se animan a tirar un casual ‘te amo’, como con ganas de escucharlo o leerlo en un chat. Y no hablo tanto de ‘en el medio del acto’, sino más bien como algo aparte. Seguramente algo del anonimato hace que se permitan ser más desinhibidos y cursis. John me lo decía casi todos los días y más allá de que me lo tiraba como si nada y naturalmente, empezar el día con un ‘Te amo, que tengas un lindo día’, te cambia un poco el mood de la jornada. También es diferente cuando te quedás maquinando todo el día en lo bien que la pasaste, las guarradas qué nos dijimos y sabiendo que a la noche lo vas a volver a tener en tu oído.



A veces era puramente sexual y a veces…quién lo diría que se podría hacer el amor por telepatía. Todo esto duró casi tres meses, que en años de cuarentena, deben ser como nueve. Después él volvió a Valencia y volvió a salir (mucho antes que nosotros). Ahí conoció a un chico. Se puso de novio. Me lo fue contando y casi que viví con él todo el comienzo de esa relación. Me puse contento de verdad por él, y entendí que de a poco fuéramos dejando de tener nuestras ‘neo-citas sexuales’. Aunque, a decir verdad, las disfrutamos hasta último momento, hasta que se puso de novio ‘oficialmente’. Fue bueno mientras duró. Mentira, fue EXCELENTE mientras duró.

Un Neutro & Un Féretro

A Mauro, el porteño, lo conocí una madrugada de insomnio en el chat general de Argentina. Su usuario era ‘heteroneutro’ y fue él quien me chateó primero. Le pregunté por lo de neutro, creyendo que era algo de la tonada. Pero no, él había investigado lo que era ser neutro ´para los de nuestra comunidad’. Me dio un poco de ternura que lo haya estudiado. Pero claro, es un término que es más usado por nosotros, no tanto para un ‘hetero-flexible’ si es que todavía podemos usar ese término, ya quedó poco deconstruido.

Neutro, es un término bastante nuevo, creado por un usuario de Grindr en el 2013, también lo van a encontrar como ser ‘side’, pero la verdad es que acá o en la vida real no pegó tanto la palabra, más allá de que sería muy útil, porque estoy seguro que se cruzaron con más de una decena de sides en sus vidas.

Se considera neutro (o side) al rol de las personas que no les interesa el acto de la penetración. Puede gustarle todo lo demás en la cama, menos ser penetrado. Hay un debate acerca de si un neutro puede ser activo, pasivo o versátil, en principio no, ya que esos roles giran alrededor de la penetración.

Volviendo a Mauro, toda la experiencia con él fue diferente. Le gustaba primero que nada empezar con los besos en la boca. Por supuesto, hablo de todo por mensajes de voz. Después, una sesión larga de él lamiéndome las axilas, a veces, él sentía que tenía que justificarme sus morbos, cosas de heteroflexibles, no lo entenderían. Me dijo algo así como que jugaba al fútbol y por eso la transpiración le calentaba. A mi no me afectaba en nada la verdad, estaba entregado a la experiencia. Y todo terminaba con una masturbación cruzada, donde quería que lo sostenga del cuello con mi antebrazo. Sin problemas, lo hacemos. En este caso él también quería que le diga ‘te amo’, pero en el medio del acto sexual, cybersexual, neo-sexual, como quieran llamarlo. Me decía que le daba morbo escuchar a un hombre decírselo. Y a mí, la verdad, un poco también me daba morbo que le diera morbo eso.



También fue con uno de los pocos con el que hablamos en directo, le gustaba que nos escucháramos acabar juntos. Y la verdad, la pasamos muy bien. Los miércoles a la siesta y los domingos a la noche, teníamos una cita obligada. Eran los días que tenía más libre para dedicarle un rato largo y claro, también podía gemir un poco más fuerte, sin que nadie lo moleste. Todo iba muy bien, el primer mes había pasado, y digamos que él estaba más flexible que antes. Tanto que habíamos quedado ese miércoles, en que quería probar no ser tan neutro y animarse. Yo tenía ganas de gritarle que todo lo que hacíamos era virtual de todas formas, no lo podía penetrar por telepatía, al menos no todavía. Quizás en un futuro cercano.

A esta altura ya me había encariñado un poco, ya conocía mucho de su intimidad, al menos la sexual. Y él también la mía, eso era un montón. Lo bueno de todo esto, es que de verdad entrena la comunicación en el sexo. No recuerdo haber tenido que poner en palabras escritas o verbales, con tanto detalle, todo lo que me gusta en la cama, lo que me hace acabar y como hacerme llegar al orgasmo. También me gustaba que Mauro al principio era algo serio, muy recto en su actitud, y después se fue soltando y abriendo. Hasta logré hacerlo reír. ¿Acaso nos estábamos enamorando un poco?



Como sea, todo esto era para decir que esperaba con ansias ese miércoles. de hecho, un poco antes de la 1 ya estábamos conectados, porque nunca dejaría esperando a alguien de virgo. Me mandó unas nudes de cómo estaba en ese momento y comenzamos nuestra porno cerebral. Me dijo de ir al vivo, porque estaba re caliente con probar lo que habíamos quedado. Y justo cuando íbamos en la parte de la previa y los besos, de repente, él exclama un: ‘Noooo, boludooo…no lo puedo creer’. Yo escucho que afuera de mi ventana empiezan a tocar bocinazos: ‘¿Qué pasó?’ – le pregunto- ‘No, no, no…Murió Maradona’. Subió el noticiero en la TV y se puso a escuchar eso. Yo medio que no supe cómo reaccionar, pero él quedó shockeado, full conmocionado. Empiezo a escuchar que la gente afuera también se pone a gritar, algunos gritan ‘Diegooo’. Podía escuchar que Mauro estaba a nada de llorar, así que cortamos y él se desconectó del chat. Nunca más supe de él.

No es la primera vez que me abandonan en el medio del acto sexual, pero viendo el vaso medio lleno, al menos esta vez me dejaron por un hecho histórico. Viendo el vaso medio vacío diría que me dejaron por un muerto, pero no entremos ahí. Si, ya sé, no debería estar haciendo juegos de palabras con esto. Perdón, pero la verdad es que Maradona nunca fue un ídolo para mí, tengo mis razones.



Más allá de todo, estas neo-citas me enseñaron muchas cosas nuevas sobre mí, aprendí cosas que no sabía que podía lograr, y ya sé, hay gente que nunca lo va a entender. Tampoco pienso que esto vaya a reemplazar lo real, y si, eso es verdad. Pero no podemos negar que entre masturbarse viendo una porno con desconocidos y masturbarse con alguien que al menos le escuchás decir tu nombre, te habla directo, hace y dice lo que le pidas, no me van a decir que la segunda no es mejor.

Y también siento que, sinceramente, podría tener un vínculo con cualquiera de los tres en la vida real, si quisiera y si ellos quisieran. No creo que sea algo tan superficial o artificial. Me parece bastante cercano e íntimo. De hecho, con algunos que conocí en esa época, aún sigo en contacto. Hay que aprovechar antes que seamos reemplazados por la AI.

Además de verdad, me ayudó mucho a relajarme, con los episodios de vértigo y los ataques de pánico en el medio todo el caos. Alguna gente hizo masa madre, otros aprendieron a meditar, otros fumaron porro, yo hice esto. Como sea, no pueden juzgarme, yo solo le hice caso al Ministerio de Salud.


Escrito Por Pablo M. Acuña

Para colaborar con la columna podés hacerlo desde cafecito: https://cafecito.app/pabl3te
[También podes ser Suscriptor y acceder a material extra de las columnas]

Preguntas para el foro: ¿Alguna vez abandonaste o te abandonaron en el medio del acto sexual? ¿Cuál fue tu experiencia con el sexo virtual? ¿Estuviste alguna vez con un neutro?