jueves, 22 de noviembre de 2018

Presagio


‘Estoy sintiendo algo, algo diferente, cuando te fuiste el panorama cambió. Estaba ciego, no lo visualicé...Mi mente controla mi corazón, no presté atención a la luz en la oscuridad. Me dejó destrozado y ahora veo tus lágrimas en un presagio’ - Disclosure & Sam Smith



Siempre sucede lo mismo. Siento un llanto a lo lejos, es un hombre llorando, lo busco en la oscuridad entre pasillos oscuros, lo veo en una esquina de una habitación. Está contraído contra la pared, no puedo hacer nada por el. Le apoyo la mano en el hombro, lo contengo. Es un sueño recurrente que tengo.


Habían pasado semanas de la última juntada con Mateo. Este chico con el que me estaba viendo. Después de habernos juntado tantas veces, sentía que lo conocía y sentía que ambos nos estábamos encariñando. Todavía no nos habíamos dado un beso, ni nada por el estilo. Solo podía sentir que había muy buena onda y química. A veces se le escapaba un 'te extraño', o un 'me gustaría estar ahí'. De hecho su idea era mudarse a Córdoba en algún momento. Nos escribíamos seguido. Me dormía y despertaba con sus mensajes.

Yo estaba cautelosamente relajado con la situación. Porque transitando esa delgada línea entre que esto evolucione a una relación o simplemente se convierta en una amistad. No es secreto, la mayoría de los chicos llegan hasta cierto punto conmigo en que se preguntan: ¿tengo una relación o lo prefiero como amigo?. Si bien ya estoy en paz con eso, lo acepto y me resigno, hace tanto que nadie elige la primera opción que la verdad comienzo a cuestionarme si en realidad no es algo que estoy provocando a propósito. Tampoco es secreto que extraño tener una relación, tener a alguien cerca y compartir el día a día. Por eso era irónico que me esté enamorando de alguien que viva a kilómetros de la ciudad y a quien no veo seguido.

Ese fin de semana había una fiesta en Studio Theater, y había organizado para ir con mis amigos. Cuando le conté a Mateo, se puso un poco celoso, aunque trataba de disimularlo. Me parecía tierno, porque se le notaban los celos. Por eso lo sorprendí y se me ocurrió invitarlo. Aceptó venir.

Yo estaba ilusionado con que venga a la fiesta, conozca a mis amigos, y la pasemos bien. Ya que nunca habíamos compartido una fiesta juntos. Pero justo el día antes de la fiesta me dijo que no iba a poder venir. Me pareció raro, pero lo entendí, quizás fue mucho y muy pronto todo. Yo más que nadie sé que esas situaciones dan un poco de timidez e incomodidad. Hablo de cuando el chico que te gusta te presenta a su grupo de amigos y sentís la presión de caerles bien. No quería obligarlo y ponerlo en esa posición. Pero sentía que teníamos confianza para que me lo planteé si era lo que lo incomodaba y lo solucionábamos. Pero me dijo que no tenía que ver con esto. Simplemente se le complicó venir.

Durante toda esa noche me quedé pensando cuánto más iba a aguantar esto de que no estemos cerca, de que todo vaya tan lento y despacio, y si eventualmente iba a tener paciencia durante todo su proceso. ¿No estamos grandes para todo esto?. También pensé: ¿Cuándo te gusta alguien de verdad, acaso no hacés todo lo posible y necesario para que las cosas se den?


Más allá de todo esto decidí olvidarme un rato de todo este drama y disfrutar de la fiesta. Llegamos y estaba repleto. En la pista, la temperatura subía y entre el confeti y la transpiración de los cuerpos, empecé a tener esa sensación, esa intuición extraña de cuando sabés que algo va a suceder. Y de repente el presagio se cumplió. Un abrazo sorpresivo por la espalda. Era el Sr. Q, a quien no veía hace mucho. Desde que estaba de novio, desde que había decidido evitarlo. Por la forma en que me hablaba, demasiado cerca de los labios, parecía que había estado tomando un poco mucho. Me señaló a un grupito de sus amigos que estaban ahí cerca, entre ellos estaba su novio observándonos atentamente. Durante toda la noche, el Sr. Q, iba y venía de su grupo, me convidaba tragos y bailaba cerca nuestro. Cuando nos movíamos de lugar, él hacía todo lo posible por estar cerca. Cuando yo iba a comprar algo a la barra, me seguía para sacarme charla y nos quedábamos conversando alejados de todos. Yo estaba algo incómodo, pero debo admitir que me gustaba, él todavía tenía ese efecto en mi. Se ve que yo también provocaba un efecto en el, porque en un momento pude sentir el efecto que le causaba ahí abajo. Si, en ese lugar que piensan.



Hacia el final de la noche, su novio ya no estaba cerca y él estaba conmigo. Le pregunté: '¿y tu novio?'. Se acercó, me agarró del hombro y me dijo al oído: 'No es mi novio...no va a funcionar...es muy pendejo para mi' - ya muy entrado en copas. Traté de que no me afecte, pero si me afectó: ¿todavía sentía algo por el Sr. Q?¿era necesario volver a caer en estos sentimientos que tanto me costó superar?¿Con qué objetivo el Sr. Q me confesaba todo esto?. Decidí escaparme de esa situación comprometedora y salí a acompañar a mi amigo a fumar afuera.

Mientras trataba de procesar todo, mi amigo se puso a fumar y se acercó alguien a pedirle fuego. Era el novio del Sr. Q. Mi amigo se puso a conversar con unas chicas y el novio del Sr. Q se quedó conversando conmigo. Se presentó, y cuando le dije que me llamaba Pablo, me dijo: 'ah, vos sos Pablo...', ahí me di cuenta que él estaba más borracho de lo que parecía, 'El "Sr. Q" (obvio que él lo llamó por su nombre) siempre me cuenta de vos....', el nivel de incomodidad subió a 1000. 'Me contó que vos...' y justo cuando iba a decir algo, se auto-interrumpió y se fue contra una pared. Parecía que iba a vomitar. Fui a buscar al Sr. Q adentro para que lo ayude, le alerté que su novio se sentía mal y lo llevé hasta donde estaba. A lo lejos vi que se pusieron a discutir. El Sr. Q volvió para despedirse con un abrazo y se fue a seguirlo.



Después de una noche agitada, fuimos a desayunar con mis amigos. Yo pensativo y agotado de todo lo que había pasado. Cuando mi amigo me sorprende y me muestra una foto de Mateo en Grindr, conectado hacia unas cuantas horas. No lo podía creer. No solo me había mentido que no iba a venir a Córdoba, sino también había estado buscando concretar algo sexual con alguien y quién sabe, quizás estaba en ese mismo momento con otra persona. Al final no me extrañaba tanto como decía. Gran decepción.

Volví a mi casa exhausto y sin entender muy bien todo lo que había pasado. Con muchas cosas dándome vueltas en la cabeza era imposible dormir. Sólo pensaba en la mentira de Mateo, en sí me imaginé todo lo que habíamos vivido estos meses, si yo era al único que visitaba acá en la ciudad. En el Sr Q y toda su actitud, lo que me dijo en secreto, lo que no terminó de confesarme su novio. Pero sobre todo ¿por qué todo tiene que ser tan complicado?¿Porqué es tan difícil llegar a una relación concreta?¿Por qué siempre al final me quedo solo y sin nada en medio de miles de sentimientos ambiguos?¿Hasta cuando voy a seguir así?

Finalmente el hombre llorando de mi sueño era yo. El presagio se cumplió. 

Escrito Por Pablo M. Acuña


Pregunta para el foro: ¿Las relaciones son complicadas o las complicamos nosotros?