martes, 24 de marzo de 2020

Corazón En Llamas



´Será mejor que corras de mi, antes que tome tu alma. Si me voy, déjame ir. No me sigas, déjame ir. Te voy a decepcionar, déjame ir. Aunque tu corazón no lo soporte, enciéndeme en llamas, enciéndeme en llamas’ - Zayn



Después de una semana agobiante en todo sentido, lo único que quería era tirarme en el sillón, tomarme un trago y ver alguna serie que me saque de este mundo. Es cuando recibo un mensaje de Facebook. Creía que era alguno de mis amigos invitándome a salir. Pero no, era Martín, mi ex número 2. La temporada anterior nos habíamos cruzado en la calle de casualidad y habíamos planificado ir a tomar un café para ponernos al día. Y como buen taurino, cumplió su promesa. Me invitó a ir a merendar por ahí, ‘en mi barrio’ como le dice él. Lo pensé unos segundos y acepté. 

Por lo general, estaría algo nervioso, pero al habernos cruzado en la calle hace poco, hizo que esté más relajado. No soy de tener estos reencuentros con mis ex, de hecho, casi nunca los cruzo y por lo general, tampoco salen mucho. Con saber que están bien, me es suficiente. Pero con Martín, era algo diferente. Hacía años, quizás más de 10 que no nos veíamos. Por eso al cruzarlo en esa esquina fue todo un flash, creo que debo haberlo escaneado con los ojos muy obviamente. Su pelo enrulado, sus cejas frondosas, sus ojos profundos y su mandíbula, ¡uff!, esa mandíbula marcada que podría estar besando por horas, días, décadas. Si le habré dedicado unas a esa mandíbula. ¡Basta!. Mejor no pensar en esto. 


Cuando un ex te invita a reencontrarte, hay una parte de tu ego que se pregunta si querrá volver. No lo voy a negar, yo también lo pensé por un momento. Pero mi historia con Martín había sido muy diferente. Y cuando digo diferente, es porque todo salió bien. Algo raro en mis relaciones. Martín había sido una de esas historias en las que me había enamorado de alguien y por primera vez, fue mutuo. fui correspondido. El estaba en una relación y dejó todo, cambió su vida para estar conmigo. También fue el primero que me dijo ‘Te Amo’. Un te amo super puro, claro, sincero, sin vueltas ni mambos. Y era recíproco. Recuerdo la imagen como si fuera ayer: un sol tímido de invierno entrando por la ventana y nosotros acostados y acurrucados en el sillón. Y así sin más, me lo dijo, nos lo dijimos. Cuando dicen que la felicidad son momentos, éste sin duda era uno. ¿Cómo olvidás a la primera persona que te dijo te amo?

La tarde de la cita lo esperé en la Plaza de la Intendencia. Si mal no recuerdo, fue donde tuvimos nuestra primera cita. El sol no estaba para nada tímido esa tarde. No tenía porqué, pero estaba algo ansioso, traté de distraerme con los chicos corriendo sin remera, los perritos, y de repente: no puede ser. A lo lejos, veo a él, al Sr. Q. Pero no podía ser, era imposible. ¿había vuelto?¿era él?. ¡Está con un chico! Tengo que dejar de mirar, me hice el tonto y me puse a mirar el celular. ¡Vienen hacia donde estoy yo!, empiezo a temblar. No estoy listo para esto. Me transpira el corazón de tan fuerte que me late. ¿Por qué no llega Martín?¿cómo me salgo de acá?¡¿Por qué esta plaza no tiene más árboles?!. Respiro profundo por dentro, me calmo. Al mirar hacia adelante, no era él. Era alguien extremadamente parecido, casi igual. No lo podía creer. Me había convertido en ese cliché de persona que ve a sus ex amores en todas partes. ‘Pablo’ escucho que me llaman de atrás. Era Martín para rescatarme de ese espiral. 


Caminamos hasta Güemes acompañados de algunos silencios incómodos. Elegí un lugar tranquilo donde poder charlar bien. ‘¿Que vas a pedir?’, me pregunta- Después de tener el corazón incendiado, lo último que necesitaba era algo caliente. ‘Un café helado’ le respondo. ‘Ah, dale, yo también, nunca probé’. Cuando le devuelve la carta al mozo, veo que tiene un anillo. ‘¿Te vas a casar?’ le pregunto como para romper el hielo. El se queda callado y sorprendido por la pregunta. Se da cuenta que estoy mirando al anillo y se pone incómodo. Pero no más incómodo que yo cuando me doy cuenta que efectivamente es un anillo de compromiso. Esto me pasa por hacerme el gracioso. ‘Falta mucho, pero si...es la idea’. Trago saliva y actúo como que todo está bien. ‘¡Qué bueno!...contame todo’. 

Su historia se parecía un poco a la nuestra. El estaba en una relación y de repente en el boliche, un flechazo y de nuevo dejó todo para estar con su ahora futuro esposo. A los pocos meses se mudaron juntos y 3 años después, lo sorprendió con el compromiso. ‘¿Lo amás?’ le pregunté de golpe. Se pone serio y me mira fijo: ‘Sí’. Me pongo incómodo y le digo: ‘A ver... ¿tenés foto?’. Saca su celular y me muestra una foto de ellos dos juntos sonriendo. Un momento de felicidad sin dudas. ‘Que bueno, Tincho’ - tratando llorar para adentro.. ‘¿Y vos?’ me pregunta. Le muestro las manos vacías. ‘Nada che’. Se sonríe. ¿Les conté que se le marcan hoyuelos cuando se ríe?. Si, hasta eso. 


´Casi no te reconozco cuando te vi. Adelgazaste mucho…’. Me había olvidado que cuando nos conocimos estaba como 20 kilos arriba. ‘Cierto...no me acordaba...en eso sí cambié’. ‘¿No estás con alguien?’ me pregunta en seco. ‘No, en nada’. ‘Seguro hay alguien por ahí’. ‘No...de verdad...igual estoy bien así...si aparece…’ le contesto. ‘Entonces es porque no querés’ me devuelve. ‘No, obvio que me gustaría tener a alguien...pero no se da últimamente’. ‘Conmigo se te daba y me dejaste’ me tira por la cabeza. Sonrío incómodo. ‘Vos sabés que no fue así’ le retruco. ‘...estabas intenso al final de la relación, me llamabas llorando, siempre me decías que te iba a dejar por alguien mejor, y nada que ver. Vivíamos lejos y estaba a full con la facultad, era eso nada más’. ‘Me acuerdo...re intenso era’ me contesta sonriendo. ‘También me decías que me merecía alguien mejor y me ponía re mal que pensaras eso. Yo te quería a vos’ - no me animé a decirle ‘te amaba a vos’ en esta parte, pero lo pensé. ‘Era chico’ me contesta ‘...también era como mi primera relación seria con un chico..no sé’ agrega. Nos quedamos en silencio un rato. 

Después por suerte trajeron el café helado. Menos mal, porque me estaba derritiendo por dentro a esta altura. ‘¿Está bueno?’ le pregunto. ‘Si, está rico, voy a probar en casa’. ‘Nosotros nos íbamos a casar ¿te acordás? No nos poníamos de acuerdo en la estación’ me dispara directo al corazón. Yo me largo a reír. ‘Si obvio, era en otoño o nada’. ‘Primavera’ me retruca el. Nos reímos. ‘Íbamos re poco ahí, dos meses. Qué intensidad’. ‘¿Y ahora te casas en Primavera?’ le pregunto. ‘No tenemos fecha todavía, creo que el año que viene recién’, me contesta un poco tímido. 

‘¿Vos todavía te querés casar?’ me preguntó de repente. Lo pensé por un momento. Mi respuesta larga sería que antes lo veía más posible. Ahora sin alguien a la vista se me complica más imaginarlo. Pero le contesté que SI. Un SI enfático y seguro. No me pregunten porque. ‘No te imagino a vos no casándote’ me dice tiernamente. ‘Veremos’ le digo resignado. 

Seguimos charlando un poco más. Sobre la familia, sobre el trabajo y un poco sobre cosas divertidas y no tanto de nuestra relación. ‘Dentro de todo la pasamos bien ¿o no?’. ‘Si...muy’ me contesta. Inserte acá tensión emotiva con cucharadas de miradas incómodas. Levanto la taza ‘Bueno, brindemos por el reencuentro... y tu compromiso’, cortando un poco el momento.

Lo acompañé hasta la parada de colectivo. No había nadie, quizás acababa de pasar. ‘¿Te acordás cuando viniste a mi barrio?’ me dice burlándose un poco. ‘Si, claro’ le contesto ‘...me parecía lejísimo y era como todo nuevo para mi. Estaba medio recién llegado, no conocía nada...y me cocinaste un pastel de papas riquísimo’. ‘Si, me acuerdo’ y se queda pensativo. Se me pone enfrente y me pregunta: ‘¿un beso de despedida?’ y comienza a acercarse. Lo aparto con la mano cuando me doy cuenta que está hablando de un beso de verdad. ‘No, pará…no da’. ‘No pasa nada’ insiste él ‘de verdad, él sabe que estoy acá con vos, está todo bien,,, de verdad’. ‘No sé che…me parece que no da’ insisto yo. El me tiene sujetado con sus manos que están hirviendo, ahí en un rinconcito de la parada donde casi no se ve nada. El corazón se me incendia. Y por alguna razón, paré de resistirme y dejé que suceda. Y nos besamos, un beso de verdad, muy de verdad. Hasta que me solté, suspiré y me separé. ‘Creo que me voy’ me despedí. ‘Nos vemos’ me dijo él todavía agitado, mirándome melancólico a los ojos. Pero en realidad sabíamos que no nos íbamos a ver más. Quizás por otros 10 años. 


Volví a casa caminando. Era casi de noche pero todavía hacía mucho calor. Sentía un fuego en el pecho como cuando te dan ganas de llorar. Pero no era eso, sentía que me faltaba el aire. Era el comienzo de un ataque de pánico. ‘No llores, no te desesperes. todo va a estar bien’ me decía a mi mismo. ‘Respirá profundo, ya va a pasar’...’respirá profundo ya va a pasar’...’respirá profundo ya va a pasar’. Todo va a estar bien. Me apoyé por ahí en una pared, esperando a que se me pasara. 


No sé como hice pero llegue a casa. Exhausto, agotado y taciturno. Al final tenía razón: reencontrarse con un ex nunca sale como uno espera.

Escrito Por Pablo M. Acuña



Pregunta para el foro: ¿Cómo fue tu último reencuentro con tu ex?