'A donde quiera que vayas, te llevas a ti mismo. No hay lugar para esconderse de la soledad que te persigue. Ese sentimiento de orgullo herido. Todo el mundo necesita tiempo para pensar, nadie puede vivir sin amor. ¿A dónde vas a escapar ahora de la soledad?¿A quién vas a recurrir por la soledad?¿Cuándo vas a dejar de decir ‘no’ y hacer de tu respuesta un ´si’?’ – Pet Shop Boys
Era de esas mañanas lluviosas de verano, cuando la recibimos, la invitación al casamiento del año: el de nuestro amigo Lean. Faltaban unos cuantos meses, pero esa noticia sirvió para desnublar el día. El segundo casamiento de nuestro grupo de amigos. Ya estábamos emocionados desde ahora, es lo que pasa cuando estuviste desde el principio junto a tu amigo, en esas noches, buscando el amor en lugares desesperanzadores. Tratando de mantenerlo optimista cuando él no creía que la monogamia fuera a funcionar nunca. Y acá estamos, yo solterísimo y él por comprometerse hasta que la muerte los separe (aunque ya no se dice eso). Reflexionando me pregunto: ¿acaso vale la pena ser pesimista, preocuparse y ser negativos sobre el amor, cuando es algo de lo que no tenemos el más mínimo control?¿o es mejor mantenerse optimista y entregarse al destino?¿Qué tiene de malo, todavía, tener esperanza en que el amor está en algún lugar de esta enorme ciudad?
Creo que todo lo que pasó en los meses antes del casamiento me ayudó a responder estas preguntas y me enseñó algunas cosas importantes…
Algo Viejo:
Cada vez que llego a la caja del super, y me toca con el cajero que me gusta, me pongo nervioso. Creo que es su voz grave que, de por si, me retumba en el cuerpo cada vez que me habla. Entre otros mil atributos. Mientras trataba de apuntarle al QR para pagar, aparece una burbujita de Facebook (si, todavía tengo Facebook), con una cara que no reconocía. El cajero y yo nos miramos como diciendo: ‘¿Y eso?’. Yo me quería morir un poco, porque el mensaje decía algo así como ‘Hola Pablito tanto tiempo…’. Encima el QR no se apuraba. El cajero hizo lo de siempre, que es sonreír. Y yo hice lo de siempre, hacerme el apurado para salir corriendo lo antes posible.
Cuando llegué a casa, vi que era Marco. Uno de mis primeros vínculos sexo afectivos de mis primeros años en Córdoba. Siempre recordaba su nombre por el tema de Laura Pausini que empieza: 'Marco se ha marchado para no volver, el tren de la mañana llega ya sin él...'. Me había encontrado después de muchos años cuando pudo recuperar su cuenta vieja. Estaba contento de haberme encontrado y yo trataba de recordar cómo había terminado nuestra historia. El era de Río Tercero y venía a Córdoba a tener unas citas conmigo a escondidas. Si bien, hablábamos casi todos los días, solo nos vimos un par de veces en vivo. Creo que unas 3 o 4 veces. Cada vez que venía, se sentía libre y relajado. Tanto que el sexo, se sentía maravilloso, muy químicamente salvaje, lleno de energía (y no hablo de los químicos que se usan ahora, hablo de la química humana) . Y los besos, ¡UFF LOS BESOS!. Recuerdo que terminábamos agotados, exhaustos y dormíamos como en esas noches que realmente dormís (antes de los 30).

Siempre después de nuestras citas, se sentía adrenalínico y con ganas de contarle de su sexualidad a su padre. En esa época, ambos estábamos en el closet, pero él tenía la esperanza de que todo saliera bien y poder, al fin, sacarse esa mochila de encima. Quería compartir cosas de su vida con él, contarle de mi y no tener que estar mintiéndole todo el tiempo. Por supuesto que yo lo apoyé y lo incentivé a hacerlo. Marco se sentía listo, pero, al parecer, su padre no lo estaba. Reaccionó de la peor manera y si bien no lo echó de su casa, fue tanta la tristeza que sintieron ambos, que la convivencia se volvió insostenible. La relación entre ellos se volvió fría y la indiferencia de su padre le terminó de romper el corazón.
Marco nunca me culpó, pero yo me sentía un poco responsable. Me traumó un poco acerca de salir del closet con mi familia también. Nuestra relación también se enfrió, se diseminó en el tiempo, desapareció de las redes y no supe más de él.
Me contó que después de lo que pasó, cayó en un pozo depresivo, tuvo que ir a terapia y se mudo a vivir con una amiga. Pero de alguna forma, inconscientemente, se retrotrajo al closet nuevamente, se alejó de todo lo que tuviese que ver con el mundo gay. Pero siempre, en un costado de su mente, recordaba cuando viajaba a Córdoba, nuestras citas y cómo se sentía libre y despreocupado. Fue ese sentimiento, esa sensación que lo ayudó a volver a ser él mismo. Y era lo que me quería agradecer. No solo por animarlo en ese momento, sino también por mostrarle que otra vida era posible. Me dijo que siempre se acordaba la vez que se quedó a dormir en mi departamento, lo feliz que estaba, que estábamos ambos.

Había algo en eso de vivir el sueño de tener novio en la ciudad, salir a tener citas, pasar el día juntos, volver al departamento, besarse en el ascensor, hacer el amor y dormir juntos. Se sentía como lo que siempre habíamos soñado cuando estábamos en nuestras ciudades, y sufríamos pensando que quizás el mundo nunca iba a avanzar para que pudiéramos vivir eso. Me extrañó que él me recordaba como alguien super alegre, con energía positiva, esperanzado y gracioso. Sentía que se quedó con una versión mía que ya casi no existe y me dio un poco de nostalgia. ¿En qué momento toda esa parte de mi se fue borrando?. Está bien que pasaron más de, no sé, 15 años y bueno, seguramente unas cuántas desilusiones y patadas al corazón, me hicieron más… ¿precavido?¿complicado?¿desanimado?. Puede ser. pero aunque no tenga la misma energía, ni la juventud obviamente, todavía no caí en la negatividad, ni en el resentimiento.
Pero si extraño ese Pablo que conoció Marco, porque es verdad que mi mejor versión es cuando tengo citas en la ciudad. Cuando encuentro alguien con quien compartir y pasear mostrándole orgulloso la ciudad. Mostrándole rinconcitos lindos que enamoran de Córdoba. Creo que ya viví más años acá que en otro lugar, así que ya puedo rebautizarla como ‘MI ciudad’. Sin dudas mi vínculo más largo.
Creo que es hora de volver a ser ese. Volver a poner si donde hay NOs, SI a las citas en la ciudad. Aunque esté de moda decir que es una fiaca tener citas y conocer gente de cero.
Más tarde, Marco me contó que había conocido a alguien y que estaba de novio hace 5 años. Se mudó a Villa María y está probando lo de la convivencia. También, después de mucho tiempo, compuso la relación con su padre. Y así como yo lo hice volver en sí, quizás ahora esta conversación me motive a mi a volver a ese momento, a esa versión de mi que era más animado, aventurero y esperanzado. Y así es como un momento feliz en una pequeña cita en la ciudad, salvó a dos viejos amores.
Algo Azul:
Era mi cumpleaños y recibí mensajitos de instagram saludándome, siempre aparece esa oportunidad de que algún ex salte en los DMs, como si fuera fácil que un leonino les dé otra oportunidad. Pues no. Pero hubo uno que me llamó la atención, no era un ex, era alguien con quien las cosas habían quedado un poco…estancadas: Rulitos. Por si no recuerdan, estábamos comenzando algo en la pandemia, pero yo, por cobarde, la cagué. Bueno, por cobarde y porque tuve episodios de vértigo y ataques de pánico. Pero eso Rulitos no lo sabía. El solo pensó que lo ghostié después que tuvimos sexo telefónico. Era un poco tarde para explicaciones, ninguno de los dos queríamos entrar en esos detalles, simplemente retomamos desde donde quedamos.
Lo malo que te saluden por el cumpleaños, es que te queda la duda, si solo quería pasar a saludar por compromiso o si realmente quería retomar algo. Elegí creer y le seguí la charla al otro día, para que sepa que no había sido un saludo más. Lo invité a que hagamos algo que hacíamos en pandemia, que era ver una peli on-line, cada uno desde su casa. Como primer intento, para recordar viejos tiempos y para que sepa que me quedé pensando en eso. Y aceptó.
Ese día, antes de la peli, nos mensajeamos un poco y comenzaron los mini-reclamos. Tenía un poco la sospecha de que habló con alguien, quizás un amigo/a que le aconsejaron retomar esto con cautela. Y con razón. Yo le hubiese dicho lo mismo a mi amigo. Pero la presión y los comentarios pasivo-agresivos no tardaron en llegar. Presión para tener finalmente una cita en vivo, comentarios como: ‘…si no volvés a desaparecer’, ‘si no te olvidás de mi’. Y si, me los merecía y también los entendía. Antes de conocernos, él había sido abandonado de un día para otro por su ex. Y de alguna forma, yo le hice lo mismo. Aunque ahora mi idea era empezar de cero, ir paso a paso; después de todo lo que ya habíamos vivido, ¿podíamos recuperar la llamita del enamoramiento?.

No sé cómo pero terminamos escogiendo ‘Blue Valentine’ para ver, creo que porque queríamos una que ninguno haya visto y ¿Quién no quiere ver a Ryan Gosling besando en una peli?. Pero creo que fue la peor de las elecciones, o la mejor, depende de donde lo mires. Esperábamos una típica comedia romántica y nos encontramos con una cachetada a la realidad. La película retrata una relación de muchos años y te contrasta el principio del enamoramiento, con la parte final y tortuosa de una relación.
Cuando terminó la película, nos quedamos digiriéndola y debatimos un poco. Y si bien, hablamos de lo que nos pareció, las actuaciones y todo lo demás, ambos estábamos pensando algo inevitable. Con este reencuentro, estábamos más cerca de la parte del final de la relación, con los reclamos, las presiones y los comentarios pasivo-agresivos. Nos habíamos salteado la parte del enamoramiento. Estábamos tratando de forzar algo que ya había quedado atrás. Nunca íbamos a tener realmente una primera cita, porque después de haber conversado hasta el hartazgo durante la pandemia, ya sabíamos todo el uno del otro. ¿Acaso íbamos a comenzar un vínculo, sin la mejor parte?¿sin la parte movilizante y adrenalínica? ¡Pero si esa es la mejor parte! y ambos nos la merecíamos.
Simplemente no era nuestro tiempo, ya ninguno sentía lo que sentíamos en un principio. Ese cimbronazo de cuando te gusta alguien, ya no lo íbamos a sentir más. Sinceramente el cajero del super, me movía más el piso en ese momento.

Después de eso, entendimos que lo nuestro no iba a ser. Pero la que no entendió fue la ciudad, porque me lo puso frente a frente más que cuando estaba enamorado. Una vez me lo topé de frente, y se cruzó de vereda (no sé si a propósito o no). La segunda iba con su madre, agachó la cabeza (por supuesto, yo no iba a saludarlo) y la tercera en la Marcha del Orgullo, en medio del tumulto de gente, pude verlo muy cerca de un chico. Me alegré por él.
Por más optimismo, positivismo e intención que le pongamos, algunas historias están destinadas a no suceder. Eso no quita que me haya quedado con ganas de besarlo en la vida real.
Algo Prestado:
Se acercaba la fecha del casamiento y todavía no tenía definido qué ponerme. Tenía el traje que usé el casamiento anterior. Pero no me quedaba tan bien como antes. Estuve buscando por semanas uno que me convenza y comprar online no era una opción. Por el día de la madre, viajé a Santiago a ver a mi familia, quizás encontraba alguno que me sirviera.
Siempre que vuelvo a mi casa, la nostalgia de ver mis muebles antiguos, mis objetos, mi habitación, hace que me den ganas de ver fotos viejas. Y desempolvo álbumes viejos de mi niñez, me quedo horas observando todo. Lo distinto que era, en todos los sentidos. La alegría, la soltura y la felicidad de no tener idea de la vida. Como en ese entonces no me importaba salir mal en las fotos, simplemente disfrutaba, sonreía. Ahora detesto las fotos y no les dejo sacar fotos a mis amigos, ni a mi familia casi nunca. Pero claro, esas fotos de mi niñez nunca iban a ser expuestas ante miles de personas. Iban a quedar reservadas para la intimidad ¿se acuerdan de la intimidad?
Entre unos álbumes, encontré uno del casamiento de mis padres. Se casaron a los 23, ¿se imaginan?. Siento que a los 23 no estaba seguro de casi nada en la vida y ellos ya habían encontrado al amor de su vida. Aunque a decir verdad, si hubiese encontrado el amor de mi vida a mis 23, no nos hubiésemos podido casar, no legalmente al menos. Por eso, que mis amigos ahora se puedan casar, es triplemente especial.
Si bien estoy bastante lejos de una boda, se siente bien tener esa posibilidad y ese derecho. Además, por supuesto, se siente aún más especial, cuando marchaste para conseguirlo y estuviste ahí en la vigilia esperando esa madrugada a que se apruebe la ley.

Me detuve a ver las fotos del casamiento y vi que mi papá tenía un traje lindo. Se me ocurrió preguntarle si todavía lo tenía en algún lado, ya que su frase de cabecera es: ‘el que guarda siempre tiene’. Y no solo tenía ese, tenía una colección de trajes vintage, algunos casi sin usar. Me probé varios hasta que di con uno. Era un Christian Dior verde azulado con el que había festejado su aniversario de 20 años de casado. Estaba como nuevo la verdad. Y como si estuviera destinado, me quedó perfecto. Hasta el ruedo parecía estar hecho a medida. Este traje olvidado en un placard, seguramente nunca se imaginó volver a pisar una boda y ahora iba a viajar a una boda gay.
El casamiento fue una celebración del amor. Aunque era el segundo de nuestro grupo de amigos, se sentía triplemente especial, porque estuvimos ahí, en cada decepción amorosa, desencuentros, en cada corazón roto en el camino de nuestro amigo. Y de repente, cuando parece que nunca va a aparecer, llega alguien con quien querés estar para siempre. ¿De qué sirve entonces estar enojado con el amor?¿de qué sirve amargarse y tener rencor hacia algo que no podemos controlar? Entre toda la energía y tiempo que perdemos, se nos va la vida y las siguientes oportunidades, entonces ¿vale la pena desgastarnos en esa negatividad?¿para qué?.
Durante los votos, hasta el más pesimista e incrédulo de mis amigos no pudo evitar las lágrimas. Yo tratando de no temblar tanto mientras filmaba y lagrimeaba de felicidad. Mientras contenía el llanto, viendo a sus padres y madres abrazando a los novios, pienso que, aunque soy incrédulo de la religión, de los santos y de algunos rituales de la iglesia. Aunque quizás todavía no tenga mucha idea de la vida, ni de lo que me depara, en esto SÍ que creo, en esto SÍ tengo certeza. Porque esto, este momento, es amor sincero y real. Y creo que, siendo optimista, algún día yo también lo voy a encontrar.

Algo Nuevo:
Unos pocos meses después de la boda y con las esperanzas renovadas en el amor, volví al ruedo. Esto significa volver a las apps de citas. En realidad nunca me fui, no soy de esos que desinstalan la app y a la semana la vuelven a instalar para parecer ‘nuevos’. Para que nadie piense que ‘está todo el tiempo en las apps de citas’. O para que pensemos que la desinstalaron porque están en una relación. Pero todos sabemos la verdad, la desinstalan porque se cansan de no poder conectar realmente con alguien, o porque se cansan de tener malas experiencias. O porque justo el tipo con el que hicieron match, no sabe comunicarse y están ambos esperando que el otro de el primer paso. Pero mejor no abrir esa ventana.
Desde que existen, he tenido todo tipo de apps de citas, desde que solo eran webs o simples chatrooms. Y me di cuenta que somos casi siempre los mismos. Pero mejor no abrir esa ventana. No solo las estaba abriendo por placer, en realidad las estaba investigando, ya que estaba haciendo un curso de diseño UX/UI y tratando de entender cómo funciona Tinder, y de repente en la app, me llega un Superlike. Si fueran yo, les sorprendería, porque creo que desde que tengo la app, me habrá pasado solo 2 o 3 veces antes, y una casi seguro por error.
Pero este no fue un error, Gero (así le vamos a decir) lo hizo porque le “gustaba hace mucho” y me había cruzado un par de veces en Tinder, pero nunca se había animado a darme like. La última vez se arrepintió porque tardé muuucho tiempo hasta que le volví a aparecer en la app. Cuando me dicen esas cosas, mi instinto es no creer que es verdad, pero en mi nueva era optimista, digamos que se lo creí.
Durante todo el curso, que por cierto fue bastante extenuante y demandante, nos fuimos conociendo más, me hizo compañía virtual y hasta lo usé de sujeto de investigación.

La charla virtual fluía muy bien. Me contó que su última relación había sido un desastre. Descubrió que le habían metido los cuernos y lo que más le lastimó, es que la otra persona lo admitió como si nada, como si no le importara, como si todo lo que habían construido hasta ahí fuera insignificante. Y tardó años en superarlo. Pero ahora estaba tratando de confiar un poco más en las personas y animándose a tener citas de nuevo.
Cuando me preguntó por mi situación sentimental, le dije: ‘¿tenés tiempo de leer unas 100 columnas?’. Le conté los puntos más importantes, pero me animé a dar un paso más. Le dije que cuando terminara el curso, tendríamos que ir a celebrar. ‘Vamos a tomar algo y te cuento mejor’. A lo que me respondió un contundente sí.
Entregué mi trabajo final, del que él también formaba parte y aprobé. Me recibí. Tenía 2 títulos nuevos y al primero que le avisé fue a él. Se alegró y después de felicitarme, recordó nuestra cita pendiente. Qué lindo que es cuando te prestan atención, ¿no?. Ahí pusimos fecha y él me dijo que quería ir a comer hamburguesas a un nuevo lugar que pusieron cerca de su laburo. ‘Perfecto’. Adoro cuando las cosas se suceden de manera natural.
Faltaban unos días para la cita y ya estaba algo nervioso. Mientras mi parte más optimista se imaginaba cómo sería una relación con él y pensaba en con quién de mis amigos se llevaría bien. Otra parte de mi, se quería tirar para atrás, tenía un poco el síndrome del impostor, creía que mi vida de ninguna forma iba a encajar con la suya y empezaba a enumerar mis defectos, mi estado físico actual, mi disponibilidad emocional, etc.. Hasta que me crucé con un tiktok, uno de un chico gay random de otro país, creo que era irlandés. Entró a su auto y se puso a hablar de su vida sentimental. No parecía estar actuando, realmente se estaba abriendo. Había llegado a la conclusión de que se había cansado de sí mismo, de ponerse excusas para conocer a alguien. Nunca se sentía listo, siempre sentía que podía esperar a estar en un mejor momento de su vida, o con mejor físico, o con un mejor corte de pelo, o más plata para una cita, o más estable con su ansiedad. Pero la verdad es que nunca se está realmente listo. Nunca la vida no va a ser un caos, nunca vas a considerar que estás en tu mejor momento para una relación, porque las cosas no siempre están todas en orden. Y si por alguna razón sucede, y por un momento, todo está equilibrado, quizás ya hayas perdido a esa persona o se cansó de esperarte. Entonces ES AHORA. Basta de esperar. Si alguien te quiere perfecto, ¿te quiere realmente?. Es como esa frase que dice: ‘Ámame cuando menos lo merezca, porque es cuando más lo necesito’.
Al final del tik tok, contaba que estaba por bajar del auto e invitar al chico y que sea lo que sea. También decía que se iba a ir de tik tok porque le estaba dando ansiedad, que si no volvía, era porque todo había salido bien. De hecho ya no existe su tik tok. Quedé en shock, por todas esas verdades que tiró y también sorprendido de todo lo que me conoce mi algoritmo de tik tok, ya hasta puede predecir mis pensamientos intrusivos.

Decidido a ir a la cita, pensé que necesitaba comprar alguna ropita nueva. Y camino al shopping, me parece estar viendo una visión. ¿Es él?. No puede ser. Es el Sr. Q, saludándome como si nada. No sabía que estaba en Córdoba. Yo sonrío para no entrar en pánico y él viene a abrazarme. La ciudad a veces parece una serie de drama adolescente con personajes recurrentes.
¿Recuerdan al Sr. Q?¿Tienen tiempo de leer al menos 20 columnas sobre él?. Para resumir, digamos que fue un cuasi-amor que tardé 10 años en superar. Se me hizo más fácil cuando se fue a vivir a otro país. Pero ahora estaba frente a mí y yo paralizado. Me hablaba y yo a penas podía entenderle. Me contaba que había venido de vacaciones y de paso se quedaba para su cumpleaños. ‘Tenés que venir el viernes’, me dice. Y me nombra a un amigo en común que seguro iba a ir al festejo. Yo, totalmente disociado, le contesto que sí. Y de repente, mi cuerpo comenzó a querer salir de la situación y me despedí apurado como si llegara tarde a algún lado.
Después caí en cuenta. ¡El viernes era mi cita con Gerónimo!. ¡Fuck!. Típico. ¿Por qué siempre que estoy por empezar algo nuevo tiene que aparecer el Sr. Q?¿Acaso me puso un chip de geolocalización sentimental?
Durante esos días, estuve pensando si posponer la cita e ir al cumpleaños, si ir a los dos, o si no ir al cumpleaños. Ambos quedaban cerca, podría pasar un rato por el cumpleaños antes de la cita, me quedaba de pasada.
Caminando hacia la cita, pasé por la esquina del lugar del cumpleaños y pensé si girar o seguir mi camino. Giré por curiosidad, quería ver que onda, pero cuando llegué a la puerta del lugar, mi cuerpo no quiso entrar. Recordé que la última vez que nos vimos con el Sr. Q, le dije que íbamos a estar cambiados la próxima vez que nos veamos. Y este era mi yo cambiado. No iba a volver a caer en esto, ya me había costado 10 años soltar al Sr. Q, una década de oportunidades. Es hora de algo nuevo. Es ahora. Giré y retomé el camino a mi cita con Gero.
Comenzamos esta temporada buscando un nuevo mordisco al corazón, coincidentemente mi cita con Gero fue en la hamburguesería llamada ‘Mordisco’, ¿acaso necesitaba otra señal?
Después de una temporada que pareció eterna y muy complicada de escribir con todo lo que me pasó y todo lo que le pasó al mundo en estos cinco años. No podría decir si las cosas están mejor o peor. Si después de la pandemia, estamos más empáticos o no. Si esta es mi mejor versión o no. Lo que es seguro, e inentendible podría decirse, es que, a pesar de estar inmerso en las profundidades de la soledad, a pesar de tener el corazón algo golpeado y pisoteado, sigo creyendo en el amor. En que está acá en algún lugar y en que algún día lo voy a encontrar.
El grito de ‘¡Gerónimo!’ es utilizado por los paracaidistas como expresión de valentía ante el peligro de un salto al vacío, como forma de superar el miedo. Quizás mi cita con Gerónimo sea un salto al vacío, pero lo tenía que hacer. Voy a saltar.

¿Ustedes cómo creen que me fue en la cita?¿Son optimistas o pesimistas? Cuando me lo preguntaba a mi mismo, me acordé del episodio de Sex And The City que habla de esto mismo, Carrie se cuestiona de qué lado está, pero no logra resolverlo del todo. Y le termina dedicando su libro a Charlotte, la eterna optimista que siempre creyó en el amor. Es por eso que esta temporada se la dedico a ustedes, a ustedes que todavía, a pesar de todo, tienen esperanza y creen en el incontrolable, indescifrable, impredecible, imprescindible, inesperado amor. Hasta una próxima temporada, llena de historias de amor en la ciudad.
Pregunta para el foro: En el amor, ustedes son ¿optimistas o pesimistas? Mirando hacia atrás, ¿hay más relaciones que te hicieron crecer o más que considerás un error?